11 de noviembre de 2013

El jardín de campo

El pasado fin de semana estuve cerca de un antiguo naranjal que se encuentra cercano al cauce del río Guadalquivir. En esta explotación hace mucho tiempo que no se recogen naranjas y en un terreno que se encuentra baldío han crecido lentiscos y una planta que conozco desde pequeño: la caña o Arundo donax. Gramínea que formó parte de cabañas, arcos, flechas, espadas….Un conjunto de recuerdos que constituyen lo que un día fue mi infancia. 



Contemplando este paisaje rústico, el cual a pesar de contar con una fuerte transformación por parte del ser humano se ha revuelto buscando ese punto de naturalidad que lo hace único, me di cuenta que los campos de lentisco y caña habían formado un nexo, una conexión con la pantalla de álamos que sigue en la lejanía al río.

El jardín de campo o rústico puede tener dos funciones, por un lado puede servir para enmarcar el paisaje circundante, o bien puede ser una continuación del paisaje formando parte de un todo.

En el diseño de paisaje podemos optar por una de ambas opciones en función del efecto que queremos conseguir con el jardín rústico o de campo. Teniendo en cuenta que el jardín de campo ha evolucionado con los años, que ya no tiene porque ser un necesariamente un diseño clásico de casa de campo, sino que por el contrario se puede crear un diseño moderno pero que tenga la virtud de evocar lo rústico.

¿Qué quiere decir esto? Pues que un jardín de campo no tiene por qué estar encorsetado a unos parámetros severos, o más bien, que podemos crear un jardín que contenga conceptualmente reglas estrictas y al mismo tiempo utilizar el diseño para romperlas deliberadamente; de esta forma conseguimos llegar a esta evocación de lo natural, del paisaje, pero con la condición sine qua non de saber manejar los detalles, el equilibrio y la armonía de los elementos que conforman el jardín.

Si planteamos un diseño sobre plano basado en parterres de perfecta geometría, podemos romper dicha geometría utilizando la vegetación y los materiales, que en sí mismos deben ser una representación del propio paisaje circundante.

En el caso de las plantas, por ejemplo, podemos utilizar el marco de plantación tal y como se realiza en agricultura, para conectar el jardín con cultivos distantes del propio paisaje. Otro ejemplo, algo que no encontramos con frecuencia aquí en España, el uso de gramíneas como ornamental en parterres de jardines formales.

Las gramíneas son utilizadas en diseños de jardines rústicos ingleses y es una lástima que aquí perdamos esa opción para crear jardines. Las gramíneas son un elemento de gran valor ornamental, que nos da forma, volumen y un color dorado característico que nos puede evocar a campos de cebada o trigo.

Los materiales utilizados en el jardín de campo también juegan un papel importante para integrar el diseño con el paisaje. Piedras, rocallas, pavimentos utilizados en la construcción de un jardín rústico, conectan de forma más clara con el paisaje circundante si utilizamos materiales de la zona donde se encuentra ubicado el jardín.

Volviendo a los ejemplos, a mí me parece uno muy bueno el de los muros de piedra que delimitan las dehesas. La piedra empleada para estas construcciones se extrae en la misma zona donde está ubicada la dehesa. Este material, esta piedra, se puede pulir y transformar en mayor o menor medida, pero la esencia que evoca, la pertenencia a un lugar concreto, no se difumina con su uso para construir un jardín.

Como vemos, tanto plantas como materiales utilizándolos de forma racional, son un vínculo que, o bien nos puede servir para resaltar el paisaje que se encuentra más allá, o bien nos puede servir para formar un nexo de unión, una continuación, del jardín de campo con el paisaje circundante.

Por eso no podemos dejar escapar las oportunidades que nos ofrece el paisaje para crear un jardín. Como este paisaje que he fotografiado cercano al cauce del río Guadalquivir que nos puede servir de fuente de inspiración para el diseño de un jardín. Quién sabe si las cañas que utilizaba para jugar en mi infancia nos pueden ayudar a crear un jardín rústico. Un paisaje de doradas gramíneas que nos conecte con la más pura esencia de la naturaleza.                        

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