29 de abril de 2014

Jardín Americano: Lo que pudo ser y lo que puede ser

¿Será que la historia es cíclica? Hace tan solo un par de años escribí en este mismo blog que el Jardín Americano de la Isla de la Cartuja reabría sus puertas de manos de una fundación formada en parte por el Ayuntamiento de Sevilla llamada Naturalia XXI. El título de aquel post era “del jardín histórico al jardín abandonado” y me congratulaba de la reapertura de sus puertas una vez recuperado. Ahora el Jardín Americano ha vuelto a ser noticia, primero, por  la desaparición de la Naturalia XXI y, después, por el estado de abandono que perece presentar de nuevo.

Flor del Malvaviscus

Por ello me he acercado a visitarlo para contemplarlo con calma, paseando, pues durante este par de años he pasado mucho por allí pero en bici, parando únicamente para coger aire y beber un trago de agua. Es cierto que se encuentra más degradado que cuando lo gestionaba Naturalia XXI, es cierto incluso, que ya no se realizan las labores científicas y de divulgación que en él se realizaban, pero es justo reconocer que los empleados públicos de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla se afanaban por adecentarlo cuando estuve de nuevo allí.

Es curioso, pero a pesar del deterioro del Jardín Americano me permitió corroborar algo que mi mente dispersa viene barruntado desde hace tiempo. Lo importante de un jardín, la esencia que trasmite, se encuentra en los detalles más mínimos. La belleza de un jardín son detalles, cambiantes, como cambiantes son las plantas que lo constituye. Detalles que se encuentran ocultos en la aparente simpleza y candidez de una flor que pasa desapercibida.

Cuando se inauguró el Jardín Americano con motivo de la Expo 92, yo era tan solo un niño y las veces que lo visité apenas son recuerdos que cada vez pierden más nitidez en mi memoria. Y, para que vamos a engañarnos, por aquel entonces mis preocupaciones estaban más cercanas a saber si Spiderman sería capaz de derrotar al Doctor Octopus en el siguiente comic que me compraría.   
    
Así que mucho de lo que sé sobre el Jardín Americano lo aprendí algún tiempo después cuando empecé a interesarme de manera enfermiza por la jardinería y el paisajismo. Tuve noticia de que el uso de este jardín fue efímero tras la Expo 92. Quedando cerrado y abandonado, la población de más de 400 especies vegetales que albergaba, de las cuales más de 100 eran inéditas en Sevilla, se redujo a 150 especies. Esto es lo que pudo ser este jardín. Un jardín botánico con un legado de especies americanas exclusivo de esta ciudad.  

En el año 2010, cuando se reabrió durante la gestión que hizo Naturalia XXI, el jardín se había restaurado y se recuperaron hasta 300 de las especies vegetales que lo poblaban. La actuación de Naturalia XXI no solo dotó de vida al Jardín Americano, sino también, comenzaron a realizarse actividades que ayudaron a difundir tanto su valor botánico como su importancia en el conjunto del patrimonio verde urbano de Sevilla.     
Una zona que me parece muy curiosa del Jardín Americano es el muro ajardinado. Contemplando cómo crecen la Russelia, la buganvilla, la lantana, y alguna caña de Arundo donax que se había colado por allí, parece un auténtico jardín vertical. Solo que no usa una lámina fitotextil con unos pequeños bolsillos donde plantar las raíces casi desnudas. El muro ajardinado se construye sobre jardineras de hormigón dispuestas en filas alternas, con su correspondiente sistema de riego por goteo. Las tuberías estaban rotas, desperdiciando agua en abundancia, pero ahí estaba, atendiendo a dos de los tres pilares del jardín sostenible. Desde su origen el muro ajardinado es un jardín vertical sostenible de forma económica y ecológica, pues las plantas crecen con alegría y sin control por las paredes. En este caso lo que falta es la sostenibilidad social y el civismo. Por desgracia el muro ajardinado del Jardín Americano no causa la misma expectación que el Jardín Vertical del Caixa Forum de Madrid. 
           
En cuanto al umbráculo formado por lomas de madera, una superficie ajardinada de 1.700 m2 y que cuenta con un pequeño estanque, continúa cumpliendo la función para la que se construyó, dar sombra a lo que queda de las especies tropicales y subtropicales que alberga. Eso sí, las lomas de madera están desapareciendo y a este paso poco quedará de la estructura que da nombre esta zona del jardín.

Continuando al umbráculo se encuentra el jardín de la esclusa, un conjunto de estaques rectangulares de hormigón conectados con el rio Guadalquivir. Los estanques estaban sucios y llenos de algas pero estaban siendo limpiados por los operarios del Servicio de Parques y Jardines. A su vez el jardín de la esclusa conecta con un sistema de cascadas con el jardín acuático, que es un lago que se encuentra, hoy por hoy, completamente seco así que el fin didáctico con el que fue construido ha dejado de tener sentido.

Por último visité el jardín de las plantas crasas y cactáceas, que puede ser de las zonas que mejor se conservan del Jardín Americano, tal vez debido a la rusticidad de sus plantas. Entre las joyas botánicas que conserva, un algarrobo chileno (Prosopis chilensis Stuntz) se alzaba majestuoso en su parterre sobre las Agaváceas y las Opuntias
   
Cuando escribí la anterior vez sobre el Jardín Americano, mi intención era recalcar que existían muchos jardines históricos o no tan históricos, pero con un indudable valor paisajístico, que se degradaban, quedan relegados al olvido, porque en España no existe conciencia de dar el valor que le corresponde a nuestro patrimonio verde ornamental.

Circula por los mentideros de la red de redes que es posible que en un futuro próximo se encargue de la gestión del Jardín Americano EMASESA, la Empresa Municipal de Agua de Sevilla, que construyó y gestiona el Arboreto del Carambolo. Para entrar en el Arboreto hay que pagar el módico precio de su entrada que es de 2 €. Tal vez sea esta la única forma de dar valor al Jardín Americano, hablando en euros. Esto es lo que puede llegar a este espacio verde, el jardín de especies americanas más importante de España. Pero, sobre todo, puede ser un espacio lleno de detalles mínimos que hagan de este jardín un lugar único para Sevilla y sus visitantes. Mientras llega este momento, tendremos que conformarnos con las acciones desinteresadas de asociaciones como SOS Jardín Americano, que hace un par de domingos se encargó de reponer muchos de los carteles identificativos de las especies que se habían perdido. 

Muro ajardinado
Umbráculo
Jardín de la esclusa
Jardín acuático 
Jardín de plantas crasas y cactus
Algarrobo chileno
            
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2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. De nada Lourdes, aunque si te soy sincero no sé muy bien el porqué. Yo escribo sobre jardines y aquello que me parece especialmente significativo de ellos, pero me da la impresión de que en esta ocasión hay algo que se me escapa. En cualquier caso, es una buena ocasión para enviarte el más cordial de los saludos.

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