10 de diciembre de 2014

Ese tono rojo en un jardín

Parafraseando el lema de una de las familias de más influyente de una conocida saga de literatura fantástica, soy consciente de que el inverno se aproxima. No obstante, a pesar de la inminente llegada del invierno y por tanto del blanco que puede presentarse en breve en muchos jardines, no en todos los jardines nieva como ocurrirá aquí al sur. Incluso, aunque lo haga, sobre ese manto blanco destacará el rojo, ya sea por las hojas de árboles y arbustos, ya sea por los frutos de un otoño que ya está llegando a su fin.
Cotoneaster (Cotoneaster lacteus

Durante las últimas semanas he continuado haciendo fotos de paisajes naturales, de arboles, hojas y frutos, pues las flores que es lo que más fotografío, aunque todavía encuentro algunas como las del camelia, son más escasas en esta época del año. A esta circunstancia se le ha unido que además en Sevilla el otoño y la primavera son estaciones que han quedado difuminados y ya solo conservamos un verano largo de nueve meses unido a un inverno suave de tres. Cosas del cambio climático imagino.

Por esta razón, los colores otoñales de los arboles no se aprecian con la misma nitidez que en otros lugares no tan lejanos como puede ser la Sierra de Huelva. Allí, hace tan solo unos días, pude disfrutar y apreciar con claridad el rojo intenso de las hojas del Acer spp. en contraste con el azul del cielo. Belleza manifiesta como tantas veces he visto en los jardines de todo el mundo pero a través de la pantalla de un ordenador.


El rojo de las hojas de los arboles en otoño es una obviedad, como evidente es que si hay algo típico de esta época del año en el jardín es la aparición de numerosos frutos, bayas escarlatas pequeñitas que irrumpen desde una pared de color verde. Este es el caso del seto de cotoneaster (Cotoneaster lacteus) que fotografié en la localidad sevillana de Pedrera, que se ubica delimitando el recinto ferial.  

Tengo que comentar a este respecto que el seto se encontraba recortado formando unas ondulaciones de topiaria lo cual no sabía que se podía hacer con un arbusto que desde mi experiencia me parece que ramifica mucho. Para mi sorpresa formaba una masa muy tupida. Yo siempre he utilizado el cotoneaster como arbusto pero creciendo como una masa vegetal natural, para zonas más apartadas del jardín, en taludes donde es difícil transitar o no es posible crear una zona de esparcimiento, así que es algo nuevo que he aprendido. Muy bien por los Encargados de Parques y Jardines de Pedrera, Luna y Morilla, que son los involucrados en crear este seto y fueron los que me lo enseñaron.  

Es justo que reconozca que el seto de cotoneaster se podó unos días después de hacer esta foto y ya no queda ni una sola vara sobresaliendo de la forma recortada 
Otro árbol o arbusto, según se mire, con el que estoy familiarizado para trabajar es el madroño (Arbutus unedo). A mí me gusta emplearlo aislado en un alcorque y con un calibre ejemplar. Esto quiere decir que es un árbol que ya ha alcanzado un tamaño considerable y que está en un estado de madurez ornamental avanzado. El madroño es una planta muy rústica y que soporta perfectamente nuestras condiciones climatológicas. Una apuesta segura para el diseño de jardines mediterráneos, por ser un árbol que te proporciona seguridad en cuanto a los mínimos requerimientos que necesita y por su silueta arbórea, recreadora sin igual del paisaje natural en el jardín.

Madroño (Arbutus unedo)
Mi gusto por plantarlo aislado no significa que no sea mucho más versátil a la hora de encontrar su ubicación en el jardín, puede estar perfectamente asociado a otras especies o formar una pantalla vegetal como único elemento protagonista. Es más, cuando hablo de árbol o arbusto hago referencia a que podemos encontrarlo con un tamaño mediano o dejarlo crecer y que forme un árbol de bajo porte. En esta época, como el cotoneaster, fructifica en rojo…

…Y el majuelo (Crataegus monogyna) del que no voy a escribir en esta ocasión porque ya escribí un post para él solo de un ejemplar que hay en el Real Jardín Botánico de Madrid, Burbujas rojas en un mar de jade. Lo que si voy es a adjuntar esta otra imagen que he tomado en un jardín que me viene más cercano, concretamente el Parque del Alamillo.

Majuelo (Crataegus monogyna)
¿Qué obtenemos del rojo para el diseño de jardines? Ese tono rojo en un jardín, igual que ocurre en otros ámbitos del diseño, es un color activador, tónico, evocador ancestral del fuego, reflejos de esos rayos del sol que acompañan al cielo y las nubes al atardecer. Cuando se encuentra integrado dentro de un seto como los descritos del cotoneaster, el madroño o el majuelo, consigue confundirse más fácilmente con el verde de las hojas provocando distorsiones entre sombras. La distancia al seto será más difícil de percibir, un efecto óptico que hará que le macizo parezca más alejado de lo que realmente está.  

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