Otro de mis gustos, a
parte de los jardines y la jardinería, son los llamados Spaguetti Western. No recuerdo bien cuando empezó está afición, si
recuerdo que mi padre me decía que lo bueno de una película de convoyes (como él las llamaba), es que daba igual donde
la comenzabas a ver que siempre podías seguirle el hilo. Quizás fue aquí donde
nació mi devoción por este género y en la actualidad ya dispongo de un buen
número de ellas en DVD, así que no es extraño que el tono de mi móvil sea la melodía
de Le llamaban Trinidad que compuso magistralmente
Franco Micalizzi.
Melodía de Le
llamaban Trinidad (Franco Micalizzi)
Es cierto que dentro
de toda la gama de películas hay argumentos que deja mucho que desear y he
llegado a tragarme algún Western de Lee Van Cleef que me podía haber
ahorrado. Pero otros argumentos son una genialidad, historias de tipos duros, rufianes,
forajidos despiadados y, también, hombres que se permitían algunos momentos (pequeñitos)
más tiernos. Y es que no hay Western
que se precie sin un héroe por accidente convertido en liberador del pueblo
donde el típico tirano explota a los agricultores del lugar o venganza de
sangre que solo puede saldarse con la muerte del villano de turno. Historias
donde se relativiza sobre el bien y el mal.
Para mi retina quedan títulos
como el de Django (la “D” es muda), la
original, la de Franco Nero, no el
homenaje que hizo en 2012 Quentin Tarantino.
Aunque esta última película está muy bien, el argumento no tiene nada que ver con
su predecesora pero no cuento nada por si la quieres ver, pues no deseo revelar
el secreto que esconde el ataúd que arrastra el protagonista durante buena
parte la película.
No he sido muy justo
con Lee Van Cleef pues también le he visto actuar en muy buenas películas, en
algunas junto a Clint Eastwood, en
otras junto a otros actores. Es más, ambos intervienen en la que puede ser mi Western favorito, La muerte tenía un precio. Esta película la descubrí hace ya muchos
años una de esas noches de sábado en que no tienes nada mejor que hacer que ver
la tele. Zapeando, me tope con esta historia cautivadora de inicio sobre un despreciable
asesino llamado el Indio interpretado
por Gian Maria Volonté, que tras algunas tropelías que incluyen la violación
de la hermana del Coronel Duglas Mortimer
(Lee Van Cleef), es perseguido por el propio Coronel y un cazarecompensas apodado el Manco (Clint Eastwood). La música, compuesta por Ennio Morricone, es muy importante en
toda la trama, pues todo el argumento es conducido en torno a esta melodía que
surge del reloj de bolsillo que perteneció al Coronel y que le fue arrebatado por el Indio. La historia culmina con un duelo bajo el sol, con estípites de Agaves de fondo (nótese el
comentario “jardineril” para no sacar demasiado los pies del tiesto de la
temática del blog), con planos cortos de miradas mezquinas ante la anhelada
recompensa de la cercana venganza. Dos pistoleros, uno frente al otro, en un
duelo cuya una única regla es disparar al finalizar la melodía del reloj ¡Bang!
Otra película en la
interviene Eastwood y que da título a este post es Por un puñado de dólares. No voy a entrar de nuevo a contar otro
argumento, que me puede la pasión y me pierdo. La razón por la que he escrito
este post es porque me presento a los
premios 20 blogs en la categoría de medioambiente y necesito tu voto. Para
votar pincha aquí.
Ahora llega el momento
en que tengo que defender mi candidatura, hacerme merecedor de tu voto, y
después de estar escribiendo sobre todos estos Spaguetti Western, me viene a la cabeza el Desierto de Tabernas y el Parque
Natural del Cabo de Gata en Almería, ambos parajes naturales que sirvieron
de escenario a muchas de éstas películas. Es a estos parajes y estas historias
donde mi imaginación me trasporta al pedir el voto, pues la experiencia de
otros años me ha ensañado que presentar un simple blog de jardines a un
concurso puede costarte el tener que relativizar entre el bien y mal, convertirte
en un tipo duro, de mirada mezquina, y tener que llegar a ser un poquito
hartible para poder destacar entre muchos y buenos blogs. En fin…¡Lo que sea
por un puñado de votos!
Duelo final de La muerte tenía un precio
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