11 de marzo de 2016

El árbol de los mocos

Que dañino puede resultar para una mente obsesiva como la mía una nomenclatura del tipo “árbol de los mocos”. Ya no hay vuelta atrás. En su día me enseñaron que la Catalpa Bignonioides era el “árbol de los mocos”, no he podido olvidarlo y dudo que lo haga. Es más, ahora que voy enseñándole a mi hijo el nombre muchas plantas y, por cierto, es muy aplicado en ello, no he podido evitar usar ese nombre para este árbol de jardín. Probablemente él también lo recuerde así para la posteridad.

Frutos de Catalpa Bignonioides

Todo comenzó en una lejana en el tiempo clase de la universidad que, como no podía ser de otra forma, se llamaba “Diseño de jardines”. Una asignatura muy cutre porque el profesor nos enseñaba a representar los jardines con PowerPoint (una versión de autoría particular de este hombre), que para nada servía después en el desempeño de la profesión cuando mis compañeros y yo nos hemos vistos obligados a utilizar Autocad o, en su versión especifica de paisajismo, Autoarq. Cosas de la reubicación universitaria de profesores que pierden su sitio. En lo que sí era una eminencia mi profesor era en cultivos leñosos y en la propagación de plantas en vivero. Aunque haya cierta crítica, está dirigida hacia la burocracia universitaria y no hacia la persona en concreto. Ya está jubilado y durante muchos años estuvo formando a muchos profesionales en diversas materias solo que… en unas de forma más brillantemente que en otras.  

Una tarde en las llamadas prácticas de la asignatura, nos detuvimos ante una Catalpa. El objetivo era pasear por el Campus de La Universidad Pablo de Olavide aprendido a reconocer las especies vegetales que componen sus jardines, de lo cual no me voy a quejar porque era muy divertido pasar un par de horas al sol de la tarde viendo plantas si lo comparamos con otras soporíferas clases de la carrera. Y este es el “árbol de los mocos”. Lo llamo así porque las vainas que contienen sus frutos me recuerdan a eso, a mocos colgando ¡Eh! Pero su nombre científico es en realidad Catalpa Bignonioides ¡Toma ya! Y lo dijo tan tranquilo mientras nos reíamos de la comparación tan “singular”. Por suerte, Carlos Linneo tuvo la genial idea de establecer el sistema de nomenclatura en latín de las distintas especies y, cuando después he tenido que comprar algunos ejemplares para obras de jardinería en vivero, no he tenido que referirme a la Catalpa como “árbol de los mocos”.

La Catalpa es un árbol que te ofrece muchas virtudes a tener en cuenta en el diseño de jardines. Las flores, parecidas a la de las Bignonias y de ahí su nombre, se acumulan en un racimo de color blanco muy llamativo. Las hojas son inmensamente grandes (25-30 cm), con un tono verde intenso por el haz y textura tomentosa por el envés, son ideales para la captura del CO2 atmosférico haciéndola una especie muy resistente a la polución. En otoño caen sus hojas dejando ver una estructura un tanto “desgarbada” pero atractiva, rota por la caída vertical de los frutos. Con forma y follaje mucho más compacto, copa redondeada, tenemos también el cultivar ‘bungei’ el cual, incluso, he utilizado aún más para diseñar jardines.    
      
Comparar las vainas de la Catalpa con el fluido de narices y hocicos es muy particular. Estoy seguro de que si hiciera una encuesta de los diferentes nombres que ponemos a título personal entre todos y todas para este blog, encontraríamos muchas curiosidades. De hecho… Voy a hacerla. Deja en el apartado comentarios de este post tu historia sobre esa planta a la que tienes un cariño especial, le pusiste un nombre que te pareció apropiado y así lo comentamos entre todos ¡Anímate y participa!  

Entramado de ramas en Catalpa Bignonioides

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Gracias por perder unos minutos de tu tiempo leyendo este post.

7 comentarios:

  1. Me ha encantado, a mi también me pasó con un profesor de la universidad un tema muy parecido, me parece que se me va a quedar también a mi el nombre del árbol de los mocos a la Catalpa bignonioides. Que por cierto es un precioso árbol aunque a mi me parecen todos bellos.

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    1. Son historias curiosas protagonizada por personas excepcionales por la forma de comunicar las cosas y enseñar. Yo tenía un profesor en el Instituto de Física llamado Buenaventura Pinillos, ponía unos ejemplos fantásticos que hacían de la ciencia algo muy divertido de tal forma que aún recuerdo muchas de sus clases integras. Buenaventura murió al año de jubilarse y en la actualidad la calle en la se encuentra el instituto lleva su nombre. Un saludo Raúl.

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  2. El nombre Choisia especiosa no le hace justicia al precioso árbol al que identifica, pero Palo Borracho menos. Yo le llamo árbol de los pinchos, que aunque no es bonito tampoco, está claro que es ese que tiene el tronco lleno de espinas. ¡Da una floración preciosa!

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    1. Ahora es "Ceiba speciosa" (estos académicos con sus cambios de nombre), pero es cierto que la hermosura de su enorme flor no hace justicia con el nombre que tiene ¡Buen ejemplo!

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  3. Durante 3 campañas he estado de mantenimiento de, entre otras, una Catalpa, y la verdad es que le cogí cariño, puesto que me "obligaban" a podarla. Tras intentar reconducir la situación le he dejado una estructura de copa lo más natural de cara a que a partir de ahora (por si no me vuelven a contratar) pueda seguir en crecimiento libre.
    En mis dos años por la Pablo de Olavide... disfruté porque yo mismo me molesté en ocuparme de ello, de ciertas especies que tienen sus jardines :), las moreras dan unas moras muuuy ricas!!!
    Muy muy muuuy chulo este nuevo post.

    Al lio: "Árbol de la flor para mamá"
    En la isla de gran Canaria hay unas condiciones estupendas para muchas especies, de la que hablo es la Bauhinia variegata (nombres comunes: Árbol orquídea, pata de vaca...).
    Resulta que me llamaba siempre la atención sus hojas en un municipio que tenía alineaciones de ellas, pero porque estaban estropeadas siempre...
    y resulta que un día me las encuentro en floración, y me sorprendió tanto que le regalé flores del árbol a mi madre. No sabía el nombre y nadie me sabía decir ni el común, asi que lo llamé provisionalmente así, hasta que logré identificarlo simplemente describiendo lo que me parecía, un árbol con flores como las orquídeas...y... voilá! pero emocionalmente me quedo con el cariño del momento de regalarme a mi madre esa flor, porque fue tanta la belleza que me transmitía que quería compartirla sin falta con ella. :)

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    1. Doy fe de que las moras de la Pablo de Olavide (junto con las fresas que se cultivan en el campo de prácticas de la ETSIA) estás muy buenas.
      Me ha encantado tu entrañable historia ¡El árbol de la flor para mamá! Cuando vea una Bauhinia en floración como las que se encuentran la Avenida del Cid, junto a la antigua tabacalera de Sevilla, la contemplación del árbol ira ligado a ese nombre. Un saludo y gracias por tu comentario.

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  4. Otra planta cuyo nombre común roza el insulto es 'Ceasalpinia gillieisii'. Entre algunas de sus nomenclaturas: lagaña de perro, barba de chivo, mal de ojo, mal de perro , maldiojo , pichana,... ¡A saber cual es el acerbo de esta hierba a la cultura popular!

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