16 de enero de 2017

Es tiempo de col de invierno

Porque, para variar, hace algo de frío por estos lares y, porque no solo de flores vive un jardín, empiezan aparecer en todo parterre o rotonda que albergue plantas de temporada la col de invierno (Brassica oleracea). Me parece perfecto que el diseño de jardines no se base únicamente en el poder que obviamente poseen las flores, pues existen otros elementos jardineros que nos pueden ayudar a dar color al jardín cuando la Diosa Flora se hace esquiva hasta la siguiente primavera, momento en que puede explayarse en numerosos paisajes.

Col de Invierno (Brassica oleracea)
Col de Invierno (Brassica oleracea)

Diseñar un jardín sin flores no debe ser una utopía porque, después de todo, las mismas poseen una presencia efímera, con fecha de caducidad, sin tener en cuenta que habrá épocas que no podremos contar con ellas y tendremos que depender de otros involucrados en el diseño de la zona verde para que aporten algo de policromía durante esas semanas. Estos invitados no tienen por qué ser necesariamente plantas, puede también ser las texturas y tramas que podemos crear al disponerlas sobre el terreno. 

La col ornamental de pié a estas tramas por su forma redondeada y los diferentes colores que presenta. Nos brinda una oportunidad única al usarlas disponiéndolas en texturas que se repiten en cuadriculas, rombos, círculos, “a tres bolillos”…, de tal forma que se consiguen parterres diseñados para que no pasen desapercibidos, proporcionando una volumetría regular, sin crear “cansancio visual. 

Estas tramas, la dirección y el sentido que les vamos proporcionando, podemos utilizarlas para conseguir definir la zonificación del jardín y dirigir la mirada de los usuarios. Pero tenemos que diseñarlas con precaución, porque tramas pequeñas funcionan mejor en jardines pequeños y, porque tramas que ocupen superficies excesivas pueden parecer recargadas o excesivas en un espacio verde.

También podemos usar las tramas vegetales para crear transiciones entre los distintos espacios que vamos trazando al diseñar el jardín, creando parterres con plantas que le confieren carácter, como la Col de Invierno, que crece con las hojas formando la roseta propia de la familia Brassicaceae (Crucíferas) en colores amarillos, rosados o purpuras.    

La col de jardín o col ornamental desciende directamente de la col silvestre y aprovecha el final del frio otoñal, así como, el inicio del frio invernal, para tomar esa coloración que la hace característica, pues las bajas temperaturas intensifican su colorido. Las orugas, como a las coles agrícolas, son sus peores enemigas porque se comen las hojas dejando tras de sí, un rastro de huecos que deslucen mucho su valor ornamental. Si disponemos de un jardín pequeño, es viable cultivarlas en contenedor o maceta y se puede utilizar para decorar estos espacios reducidos, pero siempre en exterior, en interior sufre demasiado la falta de luz y no se desarrolla correctamente.



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