Porque, para variar,
hace algo de frío por estos lares y, porque no solo de flores vive un jardín,
empiezan aparecer en todo parterre o rotonda que alberge plantas de temporada
la Col de Invierno (Brassica oleracea).
Me parece perfecto que el diseño de jardines no se base únicamente en el poder
que obviamente poseen las flores, pues existen otros elementos jardineros que
nos pueden ayudar a dar color al jardín cuando la Diosa Flora se hace esquiva hasta la siguiente primavera, momento
en que puede explayarse en numerosos paisajes.
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Col de Invierno (Brassica oleracea)
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Diseñar un jardín sin flores no debe ser una utopía porque, después de
todo, las mismas poseen una presencia efímera, con fecha de caducidad, sin
tener en cuenta que habrá épocas que no podremos contar con ellas y tendremos
que depender de otros involucrados en el diseño de la zona verde para que
aporten algo de policromía durante esas semanas. Estos invitados no tienen por
qué ser necesariamente plantas, puede también ser las texturas y tramas que podemos crear al disponerlas sobre el
terreno. La Col Ornamental de pié a estas tramas por su forma redondeada y los
diferentes colores que presenta. Nos brinda una oportunidad única al usarlas disponiéndolas
en texturas que se repiten en cuadriculas, rombos, círculos, “a tres bolillos”…, de tal forma que se
consiguen parterres diseñados para que no pasen desapercibidos, proporcionando
una volumetría regular, sin crear “cansancio visual. Estas tramas, la dirección
y el sentido que les vamos proporcionando, podemos utilizarlas para conseguir
definir la zonificación del jardín y dirigir la mirada de los usuarios. Pero
tenemos que diseñarlas con precaución, porque tramas pequeñas funcionan mejor
en jardines pequeños y, porque tramas que ocupen superficies excesivas pueden
parecer recargadas o excesivas en un espacio verde. También podemos usar las
tramas vegetales para crear transiciones entre los distintos espacios que vamos
trazando al diseñar el jardín, creando parterres con plantas que le confieren
carácter, como la Col de Invierno, que crece con las hojas formando la roseta
propia de la familia Brassicaceae (Crucíferas)
en colores amarillos, rosados o purpuras.
La Col de Jardín o Col
Ornamental desciende directamente de la
col silvestre y aprovecha el final del frio otoñal, así como, el inicio del
frio invernal, para tomar esa coloración que la hace característica, pues las
bajas temperaturas intensifican su colorido. Las orugas, como a las coles agrícolas,
son sus peores enemigas porque se comen las hojas dejando tras de sí, un rastro
de huecos que deslucen mucho su valor ornamental. Si disponemos de un jardín
pequeño, es viable cultivarlas en contenedor o maceta y se puede utilizar para
decorar estos espacios reducidos, pero siempre en exterior, en interior sufre
demasiado la falta de luz y no se desarrolla correctamente.
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Parterre ajardinado con Col Ornamental |
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