16 de marzo de 2017

Tributo al pitósporo de jardín

Es curioso que con la devoción que siento por el azahar de la china o pitósporo (Pittosporum tobira), por haberlo contemplado infinidad de veces en parques y jardines públicos desde que era un niño, por haberlo utilizado en diseños de paisajismo, tanto el arbusto común como la variedad enana, me sorprende que nunca le haya dedicado un artículo en este blog. Pero esta mañana, mientras paseaba con Duncan, he tropezado en la mediana de la avenida por la solemos pasar, que se encuentra ajardinada con plátanos de sombra, adelfas, fotinias y piracantas, con una masa arbustiva de pitósporo y me he sentido inspirado para dedicarles este post.

Seto de pitósporo (Pittosporum tobira)
Seto de pitósporo (Pittosporum tobira)

En Sevilla, llevando como nombre “azahar” aunque sea de la China, y si eres una planta, solo puedes triunfar. Mis primeros recuerdos en relación al pitósporo se remontan a un seto del parque público que hay cerca donde me críe de pequeño. Aún se conserva y consiste en un camino pavimentado que a ambos lado presenta una alineación de tipuanas (Tipuana tipu), bajo éstas, el seto de pitósporos es de perfecta geometría rectangular, de un verde oscuro intenso, tupidísimo, tanto que parece una mesa sobre la que se pueden colocar objetos e, incluso, apoyarse para escribir. 

Existen muchos de esta especie de arbustos repartidos por las zonas verdes en la ciudad. Algunos de los que habitan en el Parque de María Luisa, son tan antiguos y han crecido tanto, que han dejado de ser arbustos para convertirse en pequeños arbolitos repartidos irregularmente por las exiguas praderas del Parque y los parterres que hay a lo largo de su superficie. A pesar de su edad, se mantienen con dignidad, es verdad que han dejado de estar tan frondosos como los jóvenes del parque de mi niñez, pero se mantienen bien y todavía florece su aromático “azahar”. 

Como comenté antes, en jardines privados he empleado mucho más Pitosporum tobira var. “nana”, la variedad pequeña que solo crece un metro como máximo. Para jardines pequeños me parece más acertado por las diferencias obvias que existen con los grandes parques públicos. Además, la variedad enana también presenta flores aromáticas y ambas, tanto la planta común como la pequeña, se pueden cultivar en contenedor o maceta, en muchos casos proporcionándoles forma de bola, por lo que podemos encontrar arbustos de pitósporo en patios u otros espacios verdes con suelo pavimentado. 

Las hojas son ovales, de color verde oscuro muy brillante, atravesadas por un nervio central destacado por otra tonalidad de verde, más claro pero igual de brillante, que lo diferencia tanto del resto del envés como del haz. Y son hojas persistentes, así que estarán presentes en el jardín durante cualquier época del año. 

Los cuidados que hay que realizar para que el pitósporo se mantenga en perfecto estado ornamental son mínimos, como habréis podido suponer, por ser un arbusto tan empleado en la jardinería pública. Es resistente a casi todo (sol, viento, plagas, enfermedades, polución y salistre marítimo), en especial, aguanta perfectamente bien largos períodos de sequía, pero esto mismo es también su mayor debilidad porque no le va bien los encharcamientos, con los cuales, sufre por asfixia radicular. 

Con este “curriculum jardinero” del pitósporo es imposible evitar que lo plantemos en el jardín o, en su defecto, que podamos seguir disfrutando de color, frondosidad y aroma primaveral en parques públicos.


"Todas las plantas, al principio, son pequeñas". Cultivo de pitósporo en vivero
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