9 de mayo de 2017

Relaciones y plantas

Es exacerbado afirmar que tengo una relación de amor odio con una planta, pero no encuentro forma mejor de definir lo que existe entre mi Spathiphyllum y yo. Lo siento. Pero  después de todo y al final, me he dado cuenta de que como ocurre a menudo con las relaciones humanas, nos falta comunicación. La culpa es mía no suya, pues la comunicación con las plantas debe basarse en la observación, en reconocer los signos y detectar cuáles son sus necesidades para actuar a tiempo y corregir cualquiera que sea su carencia.

Mi Spathiphyllum el día que nos encontramos

Mi Spathiphyllum es una planta superviviente. La encontré abandonada junto a un contenedor de basura con un único distintivo reconocible en forma de pegatina aludiendo a IKEA y su correspondiente código de barras. Durante los últimos tres años me ha acompañado, primero en la azotea donde tenía mi antiguo despacho, para luego, seguirme hasta un nuevo piso. Ha pasado por numerosos altibajos con abatimiento de hojas que he ido solucionando unas veces con abono, otras veces regulando el riego y, por último, reduciendo la intensidad diaria de luz que recibe. Ahora se encuentra en un nuevo momento up, donde ya no consigo discernir cual fue mi acierto. Tal vez sea la primavera.

Lo único a mi favor en nuestra relación es que nunca me he dado por vencido con ella. Eso me viene de serie. Soy muy testarudo y poseo cierta dificultad para darme por vencido. Aunque no considero que ese tenga que ser un defecto hecho virtud exclusivo. Cuando algunas personas que conozco a través de las redes sociales me comentan que se le dan mal las plantas, que siempre acaban marchitando, yo siempre les contesto que las plantas solo necesitan (no voy a decir amor), pero si algo de cariño, atención y… ¡agua! No olvidemos que cualquier especie vegetal es un ser vivo y necesita de una serie de cuidados muy sencillos que después nos repercutirán en una enorme satisfacción. Con muy poco que damos obtenemos mucho. Algunas consideraciones que tenemos que tener en cuenta a la hora de adquirir cualquier planta, para sembrar en nuestro jardín o cultivar en contenedor, ya sea mediante compra, adopción o regalo de propagación vegetativa, son las siguientes:

Procedencia natural: Todas las plantas tienen un origen geográfico, con unas características climatológicas únicas, y por mucho que nos empeñemos, no las podemos cambiar. Tenemos que adquirir plantas que se adapten bien al lugar donde van a ser cultivadas y esto significa que no vale tener una especie malviviendo en nuestro jardín. Por mucho que nos guste una planta y aunque nos duela, no debemos caer en ese egoísmo porque es una relación que nunca acabará bien, excepto si te marchas a vivir a con ella a su lugar de procedencia.

Frecuencia de riego: Las plantas necesitan agua, pero algunas mucha, otras muy poca y, otras en cambio, solo quieren un riego intermedio. Tenemos que conocer las necesidades de agua de la planta que estemos cultivando porque tanto el exceso como la carestía pueden resultar perjudiciales. En este caso, demasiado cariño o la falta de atención con nuestra planta, pueden dañar la relación.

Nutrientes y abonado: El cariño debe cultivarse cada día, por eso hay que ser atento y no escatimar en detalles con nuestras plantas. Inevitablemente, las reservas de nutrientes en el sustrato se van acabando, por eso es adecuado que al menos una vez al año abonemos el suelo con un producto de triple acción compuesto de nitrógeno, fosforo y potasio. Como ocurre con el agua de riego, no debemos sobrepasar la cantidad adecuada y con una proporción similar al volumen de una cucharilla de café será suficiente para hacer feliz a nuestras plantas, independientemente de que las cultivemos en contenedor o en el jardín.
  
Dejar respirar: Muchas plantas sufren de asfixia radicular porque no somos conscientes de que las gotas de agua al caer, las propias raíces al crecer o las pisadas van compactando el suelo eliminado los pequeños poros que hay en el sustrato y por donde circula el agua y el aire. A veces a las plantas hay que darles su espacio, pero eso no significa que no vayan a apreciar el gesto. Lo ideal es descompactar el suelo pinchándolo con un rastrillo hasta que quede con aspecto mullido.

Conoce sus debilidades: Las plantas poseen enemigos naturales que se pueden presentar con forma de plaga, de hongo o de enfermedad. Si conocemos los tipos que más afectan a nuestras plantas en particular, podemos anteceder cualquier eventualidad que se produzca en este sentido. Y es que no hay nada como el conocimiento mutuo para que la relación con nuestras plantas marche a la perfección.
            
Sígueme en: 




También te puede interesar:



Gracias por perder unos minutos de tu tiempo leyendo este post.

2 comentarios:

  1. El mio esta maravilloso, aunque florece poco ya lo tengo unos 8 años y finalmente Este año le hemos hecho un rejuvenecimiento. Ya veremos cómo le va. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que progrese adecuadamente ^_^ Un saludo Raúl.

    ResponderEliminar