30 de junio de 2017

El bosque en llamas

La primera vez que tuve conciencia para contemplar los paisajes dunares de Huelva tengo que reconocer que me sorprendió. Tenía en mi cabeza una imagen preconcebida del bosque de los cuentos y, en cambio, aquellos pinares que surgían de la arena blanca de las dunas eran muy lejanos a los robledales o cualquier otra población arbórea situada más al norte. Conforme me fui haciendo mayor entendí que los pinares eran bosques, los bosques propios del sur, cercanos a la costa, con especies más xerofitas pero aún así muy rico en biodiversidad.

Cuesta Maneli

Camarina (Corema álbum), Sabina (Juniperus phoenicea), Lentisco (Pistacia Lentiscus), Retama (Retama monosperma), Jaguarzo (Halimium halimifolium), Regaliz (Helichrysum picardii), Barrón (Ammophila arenaria), Esparraguera (Asparagus stipularis),…, conforman un sotobosque muy variado que además alimentan con sus frutos a las aves y otros animales que habitan este ecosistema. Por supuesto, no puedo olvidar el Pino Piñonero (Pinus pinea), cuya cúpula verde de acículas en una ocasión comparé con la Mezquita Catedral de Córdoba, aunque en realidad la comparación es al revés, es la  mezquita quién me recuerda al bosque porque este último es mucho más anterior. Recorrí en muchas ocasiones la Cuesta Maneli y visité el Jardín Botánico Dunas del Odiel, por el simple hecho de darme el gusto de hacerlo. Hice muchas fotografías de las plantas, del océano y del cielo. Aprendí a reconocer estas especies e, incluso, recolecté algunas semillas para volver a sembrarlas en contenedor y cultivarlas en mi azotea, experimento que tuvo un resultado dispar. Salía a correr por el sendero que hay junto a la carretera que une Mazagón con Matalascañas, muy transitado de ciclistas y otros corredores, sobre todo en su primer tramo hasta llegar al Parador de Mazagón. Después de ahí, empezaba a disminuir el personal, como también, iban disminuyendo los pensamientos que normalmente me atribulan y me iba concentrado en la respiración. Llegados a ese punto, solo existía inspirar aire y expulsarlo después. La carrera se volvía rítmica, las piernas iban solas, abriéndose ante mí el paisaje formado por los pinares y algún que otro Eucalipto que se había colado sin permiso. Iba repasando mentalmente los nombres de las distintas especies vegetales (tanto el nombre común como el científico). Las observaba en ese momento, en su aspecto más veraniego, el Barrón dorado meciéndose en el viento, la Camarina con sus frutillos blanquecinos que servían de alimento estival a los pájaros. Imaginaba como evolucionaría ese paisaje durante el resto de las estaciones. Pensaba en aquellas plantas como actores en una función de teatro, interpretando cada una su papel que bien podría ser llevado en alguna ocasión al diseño de un jardín ¿Cómo se comportarían en una zona verde? Pero que en aquel momento los cambios cromáticos, el movimiento provocado por el viento de levante, la aparente marchitez, la entrada en latencia, la fructificación, era una obra teatral interpretada en un escenario de arena y bajo un telón de acículas. 
  
El pasado viernes, el fuego devoró aquella magnífica obra de teatro que llevaba interpretándose mucho antes de que el ser humano de asentará en ese lugar. Ya no puedo recorrer la pasarela de madera de más de un kilometro en la Cuesta Maneli y que unía la carretera y la playa, o lo que es lo mismo, que unía bosque y mar. Solo queda un paisaje grotesco de ramas y troncos calcinados; naturaleza muerta y nunca mejor dicho de unos árboles que hace tan solo una semana formaba una cubierta vegetal espectacular de pinos. Lo que el fuego nos arrebató tardará cuarenta años en volver a recuperar el aspecto que tenía antes del incendio. Dicen que al menos nos queda el consuelo de que hasta Doñana no llegó el fuego, pues el Parque Nacional tenía un colchón vegetal formado por los Pinares de Moguer. Pero ¿Qué ocurre si el bosque protector desaparece? ¿Qué superficie será la siguiente en arder?

Barrón (Ammophila arenaria)

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2 comentarios:

  1. Muy importante la reflexión realizada, en Valencia nos esta pasando lo mismo en el 2015 se quemó el bosque protector del espacio natural protegido de la Calderona, hoy se puede decir que 1/3 de la Calderona ha sido quemada. Un abrazo

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    1. Espero que se pueda recuperar completamente en el tiempo más breve posible. Un saludo Raúl.

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