Siguiendo la arena del
desierto de mi último post, vamos a viajar hasta Marruecos, al Jardín
Majorelle. Un espacio muy vivo, y que a pesar de no ser un jardín de flores
coloridas y de encontrarse alejado muchos kilómetros del mar, se encuentra
inundado de azul. Azul Majorelle.
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Fuente: James Barker/
FreeDigitalPhoto.net
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Un espacio lleno de color
Siempre he dicho que
entre el diseño de jardines y el arte hay una línea muy delgada, casi
invisible. Que en el proceso de creación del diseño de un jardín existen dos
caras enfrentadas y unidas inseparables: una técnica y racional, la otra
emocional e irracional.
Es esta segunda cara,
la emocional e irracional, e incluso podríamos añadir pasional, donde el diseño
del paisaje se fusiona con el arte. Por eso no es de extrañar que seamos
capaces de encontrar jardines creados por artistas y obras de arte creadas por
paisajistas.
Soñado, diseñado y
finalmente creado por el artista y pintor francés Jacques Majorelle (1886-1962),
sin duda el Jardín Majorelle de
Marrakech es un claro ejemplo de la fusión entre el arte y el paisajismo. Entre
lo racional y lo pasional.
Algo posee Marrakech. Tal
vez sea la gente, el ambiente, o el aire. El caso es que cuando Jacques Majorelle viajo hasta la
localidad marroquí quiso quedarse a vivir allí para siempre.
Así que decidió
comprar una viaja finca cercana al palmeral de Marrakech donde construyo su
hogar; mitad vivienda, mitad taller. También construyo su jardín. Lo llenó de
vida: yucas, nenúfares, bambúes, jazmines, cactus, buganvillas y cocoteros. Lo
llenó de formas: fuentes, tiestos de cerámica, pérgolas y alamedas. Y por
supuesto, lo lleno de color.
El Azul Majorelle es fruto de su capacidad
artística. Un azul muy intenso con el que empezó a pintando primero la vivienda
y después todo el jardín.
Lamentablemente tras un
accidente de coche, Jacques Majorelle volvió a Francia y permaneció allí hasta
su fallecimiento. En este período de tiempo el jardín quedó abandonado y
degradado.
En 1980 Yves Saint-Laurent y Pierre Bergé adquieren el inmueble, utilizando
la vivienda del pintor francés para su disfrute particular y convirtiendo el
taller en el Museo de arte islámico de Marrakech.
Construimos el Jardín Majorelle para hacerlo
el más hermoso de los jardines, según la visión de Jacques Majorelle.
Yves Saint-Laurent
El jardín también es
reformado y actualizado. Se instala un sistema de riego localizado para
optimizar el uso del agua, y se amplían las especies vegetales del mismo de 135
a 300. Después de este nuevo y
remodelado proyecto quedó abierto al público y en la actualidad es uno de los
reclamos turísticos más influyentes de Marruecos.
Para mí, desde el
punto de vista del diseño, lo que he aprendido del Jardín Majorelle es que a la
hora de crear un jardín no podemos limitarnos únicamente a los aspectos técnicos
y teóricos. Si hacemos esto, al final, el resultado son jardines muy parecidos
unos de otros, sin esencia.
Un simple detalle
diferenciador como es incluir un color, mezclarlo con cierto equilibrio,
provocar un sentimiento y, por qué no decirlo, incluir un poco de imaginación y
fantasía, dan como resultado un jardín emocional. Un jardín que deja huella.
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Fuente: James Barker/
FreeDigitalPhoto.net
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Fuente: James Barker/
FreeDigitalPhoto.net
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Fuente: James Barker/
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Fuente: James Barker/
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Fuente: James Barker/
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Para saber más de este
jardín puedes consultar en su web. Pincha aquí.
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Fuente: James Barker/
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Más que de ensueño.... Ahora comprendo mucho mejor su pasión por las flores, por los requiebros de los tallos, por los entreveros de las hojas y los juncos...!!!! Muy bello. Gracias. Marta.
ResponderEliminarLo visité la primavera pasada, á primera hora de la mañana antes de que llegara la mar abunda de turistas y me entusiasmó
ResponderEliminarLo visité la primavera pasada, á primera hora de la mañana antes de que llegara la mar abunda de turistas y me entusiasmó
ResponderEliminarEs un jardín imprescindible, de los que dejan huella. Me alegro de que lo disfrutases :)
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