Cuando el pasado día
15 de octubre me invitaron a la presentación del Parrot Flower Power en Madrid
yo, que estoy acostumbrado a coger Aves y controlar el horario de Renfe, no
dudé en realizar una escapada rápida al Real
Jardín Botánico de Madrid que está muy cerca de la Estación de Atocha. A
pesar de que me hubiera gustado permanecer más tiempo allí me dio tiempo a
verlo a todo, tomar muchas fotos e incluso hacer un video.
Dalia del Real Jardín Botánico de Madrid |
Ya comenté en una
ocasión que mi estación preferida del año es el verano. También es verdad que
la primavera es, posiblemente, la estación de la que se obtiene los mejores
contrastes de colores y formas, pues resaltan con nitidez los detalles más
significativos en un jardín. Pero hay que reconocer que el otoño le sienta realmente bien al Jardín Botánico de Madrid, que se
encontraba plagado de los tonos rojos, pardos y dorados propios de esta época
del año, e incluso, de la gama multicolor que sobresalía de los parterres con las
esplendidas dalias que aun se
encontraban en floración.
Para hacernos una idea
de en qué consiste un jardín botánico, tenemos que tener claro que en su
concepción el diseño estético no está por encima del diseño funcional. Esto no
quiere decir que el Jardín Botánico de Madrid no tenga valor ornamental en su
diseño pero sí, que su diseño se realiza
para que cumpla el cometido de formar un catalogo de especies vegetales.
Por eso el Jardín Botánico
de Madrid lo tenemos que entender a modo de biblioteca.
Una sucesión de espacios o parterres donde se dispusieron las diferentes
plantas según un orden establecido de características comunes. Después con el
tiempo fueron apareciendo nuevas secciones que
fueron ampliando este jardín en función de las necesidades de las
especies vegetales. Para las plantas de rocalla se crea una zona rocosa, para
las plantas de clima tropical se fabrica un invernadero, se crea una pérgola que
contiene una colección con todas las vides cultivadas, etc.
Es la propia naturaleza, más allá del diseño
funcional, y sus más de dos siglos de historia los encargados de dotar el Real Jardín
Botánico de Madrid de colores, formas y volumen, conformando un espacio de
enorme belleza y valor ornamental.
En lo que al diseño de
sus calles se refiere, si partimos desde la Puerta del Rey para entrar al jardín, vemos que se encuentra
distribuido en una seria de parterres marcados por un fuerte carácter geométrico,
distribuidos según un orden de diversos tipos de plantas: bulbosas, plantas
silvestres endémicas y cultivadas, flores de temporada, plantas de medicinales
y una colección de rosas.
El Paseo de Carlos III, que da comienzo al
principio de la Puerta de Rey y concluye en el estanque que precede al Pabellón de Villanueva, es el eje
principal que divide esta zona del jardín. Este paseo está partido perpendicularmente
por otras calles, en las cuales en cada intersección, existe una fuente
circular con un suave chorro que recuerda a las fuentes típicas del jardín
hispano árabe y que poseen la virtud de sumir el ambiente en un entorno
tranquilo y relajado.
Fuente en la intersección de los caminos del jardín |
Las dalias forman
parte de este grupo de plantas que se encuentran en los parterres geométricos y hago de nuevo referencia a ellas porque se
encontraban en un modo espectacular de floración y no puedo dejar de señalarlo.
Es probable que en otro momento del año sea otra especie la que resalte sobre
las demás, pero sin duda las dalias acapararon en aquel momento mi atención. Este
jardín, por cierto, fue el primero que cultivo las dalias en Europa.
Parterres con dalias |
Un dato de suma
importancia en lo que a la historia de los jardines botánicos se refiere, pues
la labor científica de los jardines
botánicos en sus inicios se sustentaba en el afán de encontrar, reconocer y
catalogar nuevas especies, realizando una colección de plantas para su conservación
y estudio.
Por ello tras el
descubrimiento de América y durante la época de las exploraciones científicas,
se hizo necesaria la creación de estos jardines para ir aclimatando las
especies descubiertas a su nueva ubicación. Se creó en España un recorrido de
paso obligado para la adaptación de las plantas que comenzaba en el Jardín de Aclimatación de la Orotava en
Tenerife (el que he tenido la suerte de conocer), continuaba con el Jardín Botánico de Sanlúcar de
Barrameda (hoy en día desaparecido, aunque algunas de las especies que se
cultivaban en este jardín acabaron el Jardín de Orleans y Borbón) y finalmente
las plantas se aclimataban en el Jardín
Botánico de Madrid.
Otra zona que me gustó
mucho es la de los invernaderos. La
colección de cactáceas es muy meritoria y la zona tropical da la impresión de
sumirte en una selva. Me pareció simpático el jazmín azul (Plumbago capensis),
de esta foto. Da la impresión de querer escapar por la ventana.
Jazmín azul "asomándose" a la ventana |
También fue muy
agradable recorrer los caminos con paredes vegetales de laurel (Laurus nobilis)
y que dan a la Glorieta de la Noria.
Me deleité ante la presencia de la colección de bonsáis que acompañan los paseos, donados por el expresidente del Gobierno
Felipe González.
Es una pena que
tuviera que coger el Ave para volver a Sevilla tan pronto, pues me faltó tiempo
para entretenerme como a mí me gusta observando las especies vegetales y
aprendiendo sus características botánicas. No obstante, mereció la pena
gastarse 3 euros en la entrada aunque fuera en una visita exprés y adéntrame en
un pedacito de la historia de la ciencia botánica de este país.
Masa vegetal en el interior del Jardín Botánico de Madrid |
Pérgola con colección de vides cultivadas |
Bonsái del camino de laureles |
Paredes vegetales de laurel |
Los colores del otoño en el Jardín Botánico de Madrid |
Cactáceas en el interior del invernadero |
Vegetación tropical en el invernadero del Jardín Botánico |
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Es una pena que hayas tenido tan poco tiempo para visitarlo. A ver si tienes más la próxima excursión y puedes contemplar con calma alguno de los majestuosos árboles que tiene el jardín.
ResponderEliminarA mi lo que más me suele gustar de este jardín son la cantidad de detalles que deja siempre escondidos: como curiosidad te dejo que en invernadero de la estufa caliente antiguamente se calentaba con estiércol de los caballos de la guardia, y por eso tiene esas rejas el suelo, como se ve en la foto, y después cuando se compostaba se utilizaba de abono.
Muchas gracias por dejarme esas perlas tan interesantes en forma de curiosidades sobre el Jardín Botánico de Madrid. No podía imaginar que las rejas en la estufa caliente fuera para el estiércol de caballo y calentar el lugar. En realidad me dio tiempo a verlo todo y hacer fotos, pero eso sí, no pude recrearme en los detalles de los jardines como el que me has comentado. Con el resto de fotos realizaré una película que colgaré en este blog en el futuro. Muchas gracias por tu comentario Miguel. Recibe un cordial saludo.
EliminarPrecioso, pero yo cuando he ido no era el tiempo de las dalias ,con lo que a mi me gustan,
ResponderEliminarHola Dalea: El jardín es un ecosistema en movimiento. Con las estaciones, con el tiempo, van apareciendo nuevos detalles por los que vale la pena detenerse un momento y admirarlos. Un jardín como el Real Jardín Botánico de Madrid se puede disfrutar en cualquier momento del año. Siempre encontraremos una planta o una flor en su mejor momento de esplendor. Por eso lo ideal es visitarlo con frecuencia para no perderte ni un solo detalle. Gracias por dejar tu comentario. Recibe un cordial saludo.
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