A priori puede parecer
que conceptos como estatuas y croché no tienen mucho que ver con la
jardinería. Pero aunque no lo parezca tienen un denominador común: el arte. Y
es que la jardinería, los jardines, son obras de arte. Por eso no es de
extrañar que obras efímeras como las realizadas con croché por Agata Oleksiak encajen tan bien en un paisaje
verde.
Pero vallamos al inicio.
El motivo de este post es que durante una semanas los habitantes y visitantes
de Sevilla hemos podido disfrutar de la obra de la artista polaca Agata
Oleksiak que a cubierto la escultura del Cid, obra de la estadounidense Anna
Vaughn Hyyatt Huntington, de un colorido “pelaje” de croché.
El resultado salta a la vista y no ha pasado inadvertido
para todos aquellos que han pasado por la famosa mediana que los sevillanos
hemos bautizado como “el caballo”. Babieca,
como se llamaba el famoso equino que montaba tan ilustre personaje histórico,
tampoco ha escapado a su efímera funda de croché. De fondo, la abundante
arboleda del Parque de María Luisa, favorecía el contraste del verde de la
vegetación con los rojos, azules, amarillos, celestes y purpuras de tan curioso
abrigo que cubría al Cid.
Agata Oleksiak ha llenado de croché y color obras por
todo el mundo, trabajando en otras conocidas estatuas como el Charging Bull de Nueva York. Con esta
expresión artística trata de darle un nuevo enfoque y significado al medio urbano.
Según la propia artista, “el objetivo de sus acciones es una forma de compartir
su visión del mundo con el público para crear una retroalimentación de la
realidad económica y social de la comunidad”.
Podemos llegar a pensar, desde el punto de vista del
diseño de paisajes, que un elemento artificial como una estatua, puede perder
gran parte de evocación de lo natural que posee un jardín. Pero para mí, lo
cierto es que los objetos y materiales inanimados como la estatua del Cid y su caballo Babieca, unido a la cubierta de colores de croché de Agata Oleksiak,
son capaces de producir un efecto sorprendente
en el jardín.
Que se lo digan sino a los cientos de transeúntes que
pusieron en peligro su integridad física para atravesar la concurrida avenida y
poder acceder a los pies del caballo, admirarlo de cerca, fotografiarlo e
incluso gravar un vídeo.
Todo por amor al arte. Y es que el jardín, el paisaje
en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea urbano o natural, está lleno de
significado y símbolos. En el diseño del trazado de un jardín, la distribución
de las plantas y elementos que lo componen, no dejan de ser manifestaciones artísticas
que surgen de las propias emociones humanas.
Ya lo escribió Joaquín
Romero Murube en su Sevilla en los
labios: “Nunca hemos
sospechado que tras el recato placentero de la clara glorieta llena de luz de
tarde, o la combinación de un fondo circular de cipreses manchados a trechos
por trepadoras de vivos colores –mosquetas, plumbagos, jacarandas-, pueda haber
un arquitecto, un poeta o un artista que es el que ha dispuesto sabiamente los
elementos que consiguen, al fundirse, aquellos trémulos ámbitos de belleza viva”.
Artista.
Puedes visitar la web de Agata Oleksiak pinchando aquí. También puedes
leer el post que escribió en su blog sobre los días que pasó en Sevilla
trabajando en la estatua del Cid. Eso
sí, está en Ingles. Resurrecting El Cid.
Tal
vez también te pueda interesar:
¿Te ha gusta la obra de croché de Agata
Oleksiak? Participa y deja tu comentario al final de este post.
Qué bine queda esa estatua tan colorida en medio del verde! Nunca había visto estatuas así.
ResponderEliminarEl croché es efímero, por lo que ya no lo tiene la estatua. Pero es verdad que durante el tiempo que ha estado expuesto consiguió sorprender a cuentos por allí transitaban gracias al contraste con el verde vegetal del fondo. Un saludo Patricia.
Eliminar