La noticia salto como
una bomba la semana pasada en los medios digitales: la flor había sido robada.
La Nymphaea thermarum, el nenúfar
enano ugandés, el más pequeño del mundo, cuyas hojas apenas alcanzan un
centímetro de diámetro, había sido el oscuro objeto del deseo de algún
desaprensivo, un exclusivo estudioso de la botánica o un simple enamorado.
Hipótesis, esta última, que no descarto pues no sería la primera flor que es substraída
por amor (Que me lo han contado. Yo nunca lo haría, eh!).
![]() |
La flor robada (Nymphaea thermarum). Fuente: RBG KEW |
El suceso ocurrió en
el Real Jardín Botánico de Kew en Londres. La flor había llegado al jardín británico en el año
2009, tras un periplo que incluye su extinción de los manantiales termales de
Mashyuza en Ruanda, su hábitat natural. Un lugar amenazado por la sobreexplotación
sufrida en los últimos años. Fue descubierta en su localidad natal por el
botánico alemán, Eberhard Fischer en 1987, que logró preservarla en el Jardín Botánico
de Bonn y, gracias a un intercambio de plantas, acabo en la Jardín de la orilla
sur del Támesis.
Intrigado por la
desaparición del nenúfar enano, continué mis pesquisas para de tratar de
arrojar algo de luz en el asunto. Así descubrí que Scotland Yard se había personado en el lugar de los hechos para
comenzar con las oportunas investigaciones.
La flor del nenúfar
enano, que como se aprecia en la imagen es de color blanca y tiene los
estambres amarillos, tiene la particularidad de crecer en aguas termales de ahí
su nombre especifico thermarum. Pero
además la flor se abre a la salida del sol y se cierra al ponerse. Por lo que
la investigación indicaba que el robo sucedió durante la apertura al público
del jardín botánico, en el momento de máximo esplendor diario de la flor.
Así lo indicó una nota
emitida por Scotland Yard: “El robo debió
producirse entre las 8:30 horas de la mañana y las 2:55 de la tarde del pasado
jueves, 9 de enero”. Así mismo Richard Barley, director del Departamento de
Horticultura de Kew añadió en declaraciones a los medios que cubrieron la
noticia que “por la hora en que ocurrió,
tuvo que haber sido uno de nuestros visitantes”.
Por desgracia, el
estanque termal que recrea el hábitat natural de la N. thermarum, no posee
cámaras de vigilancia que ayuden a esclarecer el suceso. No obstante Barley
explico que “la flor debió ser sustraída
con una pala o arrancada directamente del estanque”.
La flor robada
presenta un valor científico y botánico, debido a la escasez de la misma,
incalculable. Lo raro o, mejor dicho, lo
genuino, lo único tiene mucho valor. Por eso, debido al mimo con el que
tratan la colección de especies cultivadas en el Real Jardín Botánico de Kew, Richard Barley declaró que la
extraña desaparición del nenúfar había traído consigo el desánimo moral para la
plantilla de conservadores y jardineros del Kew
Gardens.
Una vez que terminé de
analizar todos y cada uno de los hechos leídos en los medios sobre el caso de
la flor robada, me di cuenta que me encontraba asombrado. No por el caso en sí.
Estaba asombrado de mi asombro, si me permitís la redundancia. Me asombra todo
el revuelo levantado por el robo de una flor e incluso el estado de ánimo que
había despertado en los responsables del Jardín Botánico de Kew. Y me preocupa el estar asombrado
por esta noticia, porque significa que aquí en España nunca se le daría esta
importancia al robo de una flor, por mucho que se trate de un valiosísimo
espécimen botánico. Lo cual, a su vez, también significa que yo mismo estoy
empezando a dejar de valorar la importancia que puede llegar a tener una flor.
No creo que me
despierte una mañana con la noticia de una flor desaparecida en Sevilla, por
poner el ejemplo más cercano. Nunca ocurrirá porque aquí en España no se le da
importancia a estas cosas, no sabemos valorar lo que tenemos, nuestro
patrimonio vegetal. Si creo que sería motivo de consternación para los
responsables de los Jardines Botánicos de España, que me consta que se
preocupan de sus investigaciones científicas, pero no me imagino a ningún medio
de comunicación español dando cubertura a una noticia de estas características
y mucho menos que se persone la policía para investigar. En el caso de la flor
robada de Kew, Scotland Yard ha
puesto un número de teléfono para pedir la colaboración ciudadana para resolver
este suceso. ¡Colaboración ciudadana para encontrar una flor! ¿Os imagináis
algo así en España?
La importancia que se
le da a unas cosas en unos países y en otros no tanto…Si la desaparecida
escritora británica Agatha Christie hubiera tenido la oportunidad de escuchar
una noticia como esta, estoy seguro que se habría sentido enormemente
inspirada. Habría tenido que estimular las células grises del mismísimo
Hércules Poirot y ponerlo a trabajar para resolver un nuevo enigma. El
misterioso caso de la flor robada de Kew.
También te puede interesar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario