Era inevitable. Algún
día tenía que pasar. Mi afición por colarme en todo parterre a fotografiar la
primera flor que me cruzo para colgarla en las redes sociales tenía que
desembocar en alguien llamándome la atención. Por suerte, en esta ocasión se ha
traducido en descubrir lo que llamo como “un jardín en cualquier rincón” y en
una historia sobre algo verde. El encontrarme con un pequeño jardín rebelde, la
vida de personas que no han querido renunciar a contar con su espacio verde y
de esparcimiento.
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Seto de cleome |
Ocurrió en La Alagaba,
un pueblecito cercano a Sevilla donde estoy realizando un trabajo como docente
en un curso de jardinería. Cercano a donde doy las clases, hay un parterre rectangular
rodeado por un seto de cleome que se
encuentra en flor, así que saqué el móvil y me puse hacer fotos. Llevaba un
rato observando cual era el mejor ángulo, la mejor visual que destacase la
belleza de la flor, cuando una señora salió de una de las casas a preguntarme
porqué estaba allí cámara en mano.
Yo que soy muy tímido
de primeras (después no, cuando cojo confianza ya me lio una barbaridad),
empecé a explicar titubeante que escribo un blog de jardinería y que soy muy activo
en las redes sociales colgando fotos de flores, arbustos, arboles y lo que se
tercie que esté relacionado con un jardín. Por eso siempre acabo metido unos
jardines… bromita jardinera ;)
Una vez aclarado el
motivo que me había llevado hasta allí, la señora, muy contenta de que alguien
mostrara interés en aquel singular espacio verde, empezó a explicarme con mucha
amabilidad la historia de cómo su marido, Antonio, había creado aquel jardín y
empleaba gran parte del día cultivándolo. Y como a mí me encanta una buena
historia jardinería, acabe prometiendo que escribiría un post sobre la misma.
Al parecer este era un
espacio verde proyectado por el Ayuntamiento que lo ajardinó plantando el seto
de cleome antes mencionado, sin riego alguno, quedando el resto de la
superficie en terrizo. Durante años el espacio quedó degradado y usado para
hacer botellón por los jóvenes del pueblo y estos vecinos, hartos de no poder
dormir los fines de semana y de recoger los restos de la algarabía juvenil,
decidieron ajardinar ellos mismos el terreno.
Desde el punto de
vista del diseño el jardín no es gran cosa, pero desde el punto de vista emocional
tiene un gran valor. Para empezar plantaron, como si de líneas de cultivo se
tratase, rosales floribunda “sevillana” de flores rojas y blancas, por todo el
terreno. Continuaron plantado algunas agaváceas sueltas, aloe, una hortensia,
una melia ya bastante crecida y una jacaranda más joven. En definitiva han ocupando el espacio con toda planta
que les llega a sus manos, si bien una de las reglas del diseño es no llenarlo
todo (menos es mas), en este caso lo justifican en que si dejasen parte de la
superficie libre en breve se vuelve ocupar por los jóvenes.
Antonio es el
encargado de cuidar la vegetación introducida. Las planta, hace cavas en el
terreno para airéalo y dejarlo mullido, riega cuando hace falta con una
manguera que alarga desde su propia casa, ha creado un bebedero para atraer a
los pájaros y que vivan allí… En fin, se entretiene y se mantiene ocupado
durante gran parte del día en un jardín que no es suyo pero que lo ha hecho
suyo para que los ciudadanos podamos disfrutarlo.
Esta reacción jardinera
vecinal, no es tan infrecuente. Cada vez son más los vecinos que hastiados ante
la dejadez de los ayuntamientos de ajardinar
distintos lugares degradados, normalmente pequeños espacios olvidados de
los Planes de Ordenación Urbana de las urbanizaciones por parte de las
constructoras, se lanzan ellos mismos a crear su propio jardín.
Ambas situaciones
están provocadas por la crisis económica en la vivimos inmersos. Los
Ayuntamientos, por un lado, no tienen ni dinero, ni personal en los Servicios
de Parques y Jardines Públicos, ni dotan a estos de las herramientas y
maquinaria necesaria para desarrollar convenientemente su labor. Los vecinos,
por otro lado, se encuentran en muchos casos en desempleo y han encontrado en
cultivar la tierra un modo de trabajar. Actividad no remunerada pero que tiene
su rédito en la satisfacción de sentirse
útiles labrando la tierra y viendo crecer el jardín de su alegría. Me
equivoco. Hay casos en que estos en espacios se plantan hortalizas y otros
vegetales convirtiéndolos en huertos urbanos sociales y se recogen los frutos
de las cosechas. Otro rédito, más material en esta ocasión, que sirve para
llevar los productos de su propia huerta a casa.
Este es un punto en
que aconsejaría a Antonio a cambiar en su parterre de La Algaba. En vez de
plantar tantos rosales, que además tiene cada uno sujetados con tres cañas a
modo en que se cultivan los tomates en Lebrija, desinaría una parte del jardín
para hacer un pequeño huerto de
aromáticas, con hierba luisa, tomillo, orégano, albahaca, hierbabuena o
perejil, que podrían destinarse a las comidas y que además resultan
desagradables a algunos insectos plaga ahuyentándolos. No pondría otros
vegetales cuyos frutos sean llamativos porque probablemente serían objeto de
vandalismo.
El poner plantas
cultivadas en medio del parterre de un jardín, lejos de parecer poco
ornamental, es algo muy utilizado en el Jardín de Villandry del Valle de Loira,
donde se forman composiciones muy curiosas y variadas en función de la época de
cultivo. Pero como no quiero caer siempre en los mismos ejemplos, sin tener que
viajar hasta Francia, mucho más cerca, en Palma del Rio (Córdoba) se encuentra el Monasterio de San Francisco,
reconvertido en la actualidad en hotel. Su jardín trasero mantiene parterres
rodeados de setos de mirto y en su interior se cultivan acelgas, coles y otras
hortalizas.
Y esta es la historia
de un parterre de La Algaba. Una de un jardín en cualquier rincón, de todo vale
para el verde urbano que tanto proclamo desde este blog. En resumen, historias
cada vez más frecuentes de jardines de acción social por un pedacito de
naturaleza.
Seguro que vosotros
también conocéis alguna de estas historias, por eso os invito a publicar y
darlas a conocer en la comunidad de google+ “Jardinería y Paisajismo” o en la fan page de Facebook de “Jardines Que Me gustan” con imágenes de
jardines espontáneos, ya sea un gran jardín, un pequeño terreno o unas macetas
en la terraza o en la ventana, y así poder comentarlas entre todos.
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Parterre con rosales florinunda "sevillana" |
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Bebedero para pájaros |
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¿Te ha parecido interesante este artículo? Muchas
gracias por tu comentario al final del post.
Aquí en Madrid estamos de enhorabuena en este tema, y esque dentro de poco los huertos urbanos espontáneos que han ido surgiendo durante estos años por fin van a entrar dentro del reconocimiento del ayuntamiento, regularizando de momento unos cuantos. Ya que de los solares abandonados, llenos de escombro, hierbajos y todo tipo de porquería aparecen vergeles ultraproductivos y muy atractivos al resto de vecinos. Son tantas las ventajas de estas iniciativas, que deberían tener todo el apoyo posible desde las administraciones locales y del resto de ciudadanos. Ahora te pongo una fotillo por el twitter compartida también de un huerto muy chulo.
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