A pesar de que la
variegación de las hojas de las plantas no deja de ser una anomalía es una característica
ornamental muy apreciada en jardinería. Y no solo en jardines, hasta en
alineación de arboles para acerado el aligustre (Ligustrum japonica) en su variedad variegata parece tener más éxito
que el aligustre no variegado. El interés que estas plantas singulares
despierta entre los amantes de plantas y jardines es tal que incluso existe en
el Reino Unido un grupo de trabajo específico en especies variegadas dentro de
la Hardy Plant Socitey.
La variegación en una planta se produce cuando el tejido meristemático de la hoja, es decir el tejido joven y no diferenciado, deja de producir clorofila en zonas localizadas tanto del haz como del envés, normalmente cerca del borde. Este proceso no tiene porque ser homogéneo en una misma planta, pues en más de una ocasión me he encontrado los aligustres variegados que antes he mencionado con ramas cargadas de hojas que no presentan esta diferenciación.
Las causas que
producen esta falta de clorofila en partes concretas de las hojas son variadas pero
me gustaría centrarme en una que me parece la más curiosa, la inoculación de un
virus patógeno para producir este
fenómeno. Existen virus como el que intervine en la enfermedad conocida como mosaico del tabaco que es capaz de
producir este efecto de teselas que
decoloran las hojas de las plantas. Pues bien, resulta que enfermedades que
pueden ser letales para unas plantas no resultan letales para otras que son
capaces de sobrevivir durante un largo tiempo padeciendo la acción del virus.
Este es el método para
lograr muchas de las plantas variegadas que se comercializan en la actualidad,
pero esta forma de producir estas variedades vegetales singulares tiene un inconveniente:
las plantas inoculadas con el virus suelen
vivir menos tiempo que las que no lo están. Si es cierto, que esta disminución
del ciclo vital puede ser inapreciable para nosotros que cultivamos las plantas
en nuestro jardín.
Con virus o sin él, las
plantas variegadas conviven perfectamente bien en muchos parques, jardines,
terrazas o balcones. Una de las más utilizadas para balcones son las cintas (Chlorophytum spp.) a la que no se le
puede negar su rusticidad para adaptarse a escaso sustrato, su resistencia a la
sequía y su facilidad de propagación. Otra muy común y apropiada para xerojardinería, es la pita (Agave americana) una agavácea originaria
de México que encontramos en determinadas zonas verdes como son las que se
encuentran reservadas a la regeneración de terrenos degradados.
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Pita (Agave
americana)
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La cuestión es por qué nos gusta utilizar en jardinería las plantas variegadas, ubicarlas en nuestro jardín y disfrutar de ellas. Supongo que es una cuestión personal. Tal vez porque el contraste “atigrado” amarillo/blanco sobre un profundo follaje verde nos cause una agradable impresión… pero yo creo que simplemente nos gusta utilizarlas porque lo diferente nos atrae, produce cierto magnetismo y un efecto singular en el jardín al que no queremos renunciar. ¿Y a ti? ¿Por qué te gustan las plantas variegadas? ¿Cuáles tienes y donde las ubicas en el jardín?
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Masa arbustiva creada con cintas (Chlorophytum
spp.)
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