Mi última salida en
busca de naturaleza y aire puro fue hace unos días. Me trasladé a un parque periurbano
muy cerca del Parque Nacional de Doñana
y gestionado por la Junta de Andalucía, la Dehesa
de Abajo, situado en término municipal de la Puebla del Rio. Un santuario
de aves, en especial de cigüeñas que anidan en multitud, y sobre todo un lugar
idóneo para los amantes de la fotografía
de naturaleza.
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Flor de gamoncillo (Asphodelus fistulosus) |
Allí, en medio del
campo, florecían gran cantidad de gamoncillos (Asphodelus fistulosus) también llamada Varica de San José, un nombre muy apropiado pues la floración de
esta herbácea perenne coincide en el tiempo con el Día del Padre. Es fácil reconocer la flor en forma de estrella de
seis puntas, roto el pétalo por una línea marrón que lo recorre desde el inicio
hasta la punta.
Originaria de la región mediterránea, es curioso que en
Estados Unidos, en la costa californiana, sea una planta invasora. Lo que para
nosotros es el anuncio de la primavera, para otros puede ser un horror en forma
planta que compite con cultivos por los nutrientes. La invasión es debida a que
el clima mediterráneo no es exclusivo de la tierra bañada por el mar que le da
su nombre. Existen cuatro lugares más donde se encuentra localizada esta región
climática, concretamente en determinadas
zonas de Chile, Australia, Suráfrica y la mencionada costa californiana. Las plantas
de cualquiera de estos lugares son susceptibles de invadir las otras.
Otras invasoras, en
este caso de las flores de gamoncillo en la Dehesa
de Abajo, eran las abejas melíferas.
Muy mermadas en los últimos tiempos pues han reducido su población hasta en un 40%
por el uso de productos de tipo neurotóxico, que afectan a los sistemas de
orientación de las abejas, haciéndolas incapaces de encontrar el camino de
regreso a las colmenas.
Las abejas, como todos
los insectos, dividen su cuerpo en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. Los vellos que recorren estas zonas, incluidas
patas, se cargan eléctricamente creando una adherencia magnética que hace que las partículas de polen se peguen a su cuerpo
para que sean trasportadas hasta otras flores realizando así la polinización
tan importante en jardinería y agricultura, pues sin esta sería imposible la
floración y fructificación de las plantas.
El proceso que provoca
la confusión de las abejas y en el que intervienen los insecticidas neurotóxicos,
consiste en crear una discrepancia en las partículas químicas que llegan hasta
las antenas, órgano que equivale al olfato. Afectado el sistema de orientación,
las abejas se ven incapaces de reconocer las flores que van a polinizar o
encontrar el camino de vuelta a la colmena.
Es por esto que si deseamos
cumplir nuevas primaveras, si
queremos volver a recontarnos en la naturaleza con flores como la del gamoncillo
u otras muchas, tendremos que poner los medios para proteger a insectos tan
importantes para la vida en la tierra. Solo de esta forma podremos seguir disfrutando
de un día al sol donde sobrevuelan las cigüeñas, junto a plantas que florecen
en la dehesa.
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Abeja polinizando en la flor de gamoncillo. |
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Abeja polinizando en la flor de gamoncillo. |
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