17 de marzo de 2015

Flores que nos regala la primavera: Glicinias

¿Sabes cómo se llama? Me tome mi tiempo. No aparte la mirada de mi objetivo mientras la cámara ajustaba el macro. Él estuvo barriendo, pero tan absorto me encontraba por sacar la mejor de las fotografías, que no me percaté que lo había dejado y ahora era yo quién se había convertido en objetivo. ¿Sabes cómo se llama? Repitió. Hecha la foto me volví y miré al hombre ataviado con mono gris que hasta hace tan solo unos minutos se afanaba por dejar bien limpio el albero del Paseo de Catalina de Ribera. Glicinia… Wisteria sinensis. Esta vez sí, contesté. Tú andas bien de botánica ¿no?  No puede evitar dedicarle una sonrisa mientras me alejaba continuando mi camino.   

Glicinia (Wisteria sinensis


La glicinia es una planta trepadora de jardines que puede crear fuertes antagonismos. Por un lado es apreciada por su belleza pero, por otro lado, no gusta nada por la fuerte competencia por la luz que ejerce sobre otras especies vegetales. Es capaz de “devorar” un árbol de hasta veinte metros de altura y por esto es más frecuente encontrarla en pérgolas de hierro donde, con control y podas, no afecta a otras plantas. En estas condiciones se crean auténticos túneles sacados de un cuento gracias a la capacidad que poseen sus racimos florales de completar un entorno único.

Y si existe un espacio verde en España donde se produce este efecto casi mágico, producto de la suma entre glicinia y cenador de hierro, ese es el Jardín Botánico de la Concepción en Málaga. Las doce glicinias, plantadas a los pies de las vigas que sostienen la estructura metálica, tienen una edad superior a ciento cincuenta años. Fueron colocadas allí por la familia Loring-Heredia y continúan, quince días al año, al llegar marzo, envolviendo el entorno en un espectáculo de color lila. También lo embriagan todo con su olor el cual, una vez más, crea antagonismos pues lo que a unos les parece un aroma sublime a otros resulta un olor desagradable.

Todo el conjunto del Jardín Botánico de la Concepción se encuentra trazado de caminos serpenteantes, muchos de los cuales recorren la falda de un pequeño monte que es parte de su extensión. La inclinación provocada por el desnivel ha obligado a una proyección en bancales, que unido a los senderos boscosos que los recorren y elementos inesperados como el cenador de glicinias, crea un efecto sorpresa. 
   
La capacidad de asombrar de la Wisteria sinensis no es exclusiva del jardín andaluz. Si nos trasladamos al continente asiático de donde es originaria la trepadora junto con la Costa Este de Estados Unidos, otras muchas Wisterias, de un total de 20 variedades distintas, se unen para completar unos de los jardines más singulares del mundo, Kawachi Fuji Garden. Este jardín se ubica en la ciudad japonesa de Kitakyushu y entre los atractivos que posee se encuentra el túnel de glicinias, generador de una explosión de color durante los meses de abril y mayo.

Ambos jardines son cautivadores, claro que yo tiro para mi tierra y si tengo que decantarme por uno lo hago por el jardín malagueño. Sí soy capaz de determinar con imparcialidad algo en este asunto; independiente de su ubicación, la glicinia es capaz de crear entornos únicos, jardines con encanto, de estilo romántico inigualables cuando los tallos retorcidos abrazan con fuerza el hierro forjado a fuego. No hay más. Al final madera y metal son uno. Extraños cuerpos, deformes, pero de indiscutible belleza que además nos regalan esa floración primaveral que una vez más no escapó al objetivo de mi cámara.

Glicinia sobre pérgola de hierro

Jardín Botánico de la Concepción Fuente imagen: wikimedia commons

Kawachi Fuji Garden Fuente imagen: mindphoto
      
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Muchas gracias por los comentarios al final del post.

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