8 de mayo de 2015

Francia y sus cubiertas vegetales

Francia, el país en el cual nació un estilo de jardinería que pretendía hacer del hombre dueño y señor de lo inmenso natural creando un paisaje sobrecogedor llamado Versalles, un lugar donde el jardín es paisaje en Giverny y continua siendo paisaje en pinturas representadas con maestro trazo por Monet, y donde otro jardín en el Valle del Loira, Villandry, es uno de los monumentos nacionales más visitado, vuelve a ser pionero en jardinería con una ley que busca la integración de cubiertas vegetales en muchas de las azoteas en las ciudades del país galo.

Una cubierta vegetal de Granada

El proyecto de ley nominado con el ambicioso nombre de «Projet de Loi pour la reconquête de la biodiversité, de la nature et des paysages» (Proyecto de Ley para la reconquista de la biodiversidad, de la naturaleza y de los paisajes), ha sufrido numerosas idas y venidas como bien explica David Cabó en un post escrito en su blog titulado “El Virus de la ley de tejados fotovoltaicos en Francia”, una cronología de los hechos que acontecieron desde que la ley era solo una propuesta, las sucesivas enmiendas realizadas y la posterior aprobación por el parlamento francés el 24 de marzo de 2015.

Me gustó mucho este artículo, pues como bien explica, al principio desde muchos medios digitales se vendió alegremente la noticia como una revolución verde en los tejados de Francia. La Ley no es para generar tal expectativa, pero también es verdad que tampoco es baladí. Lo que realmente contiene esta ley con respecto a las cubiertas verdes es un único artículo, el número 36 para ser precisos, donde queda transcrito lo siguiente: “Para los proyectos mencionados en el artículo L. 752-1 del Código de Comercio, el documento autoriza la construcción de nuevos edificios únicamente si integran sobre toda o parte de su cubierta, y de manera no exclusiva, o bien mecanismos de producción de energías renovables, o bien un sistema de vegetalización basado en un modo de cultivo que garantice un alto grado de eficacia térmica y de aislamiento y favorezca la preservación y la conquista de la biodiversidad”.

Lo destacable del citado artículo es básicamente que la “ley de cubiertas verdes” solo afectará a edificios de nueva construcción que se encuentren en zonas comerciales y solo en parte, pues queda la posibilidad de habitar un ecosistema vegetal o en su defecto mecanismos de producción de energía renovable. Esto quiere decir que no habrá una revolución de tejados verdes por toda Francia, más bien en edificios comerciales y siempre quedará la opción de colocar placas solares en lugar de abundante vegetación. Algo parecido a cuando se incentivó en España la colocación de placas solares de generación de energía en edificios de nueva construcción.

Sí traspolamos esta ley a España, considero que se abre una brecha, una oportunidad para empezar a ganar terreno a la urbe mediante la construcción de  cubiertas vegetales, no solo en edificios de nueva construcción  sino también en edificios viejos pero que sus condiciones arquitectónicas y técnicas los permitan. ¿Cuánta superficie hay desaprovechada en tejados y azoteas que permiten implantar una cubierta de estas características?

Claro que esta propuesta tendría que partir de estudios técnicos previos realizados por equipos multidisciplinares para que estas cubiertas vegetales cumplieran con los requisitos necesarios que aseguren la seguridad, viabilidad y sostenibilidad del proyecto. Recordemos que una cubierta vegetal consta de un sistema de impermeabilización que evite la filtración y humedades en los pisos inferiores, un sistema de riego eficiente con recirculación del agua y un conjunto de plantas que están adaptadas a vivir en estas condiciones, es decir, que no desarrollen unas raíces muy profundas. Para que todo funcione es necesario que se calculen correctamente las cargas necesarias que ha de soportar el edificio y no haya problemas para sostener el conjunto.

Las ventajas de una cubierta verde son muchas y necesarias en las grandes ciudades. Las más importantes son absorber o fijar el CO2 atmosférico, aíslan el interior de las edificaciones reduciendo el gradiente térmico contribuyendo a disminuir el gasto energético en aclimatación de los edificios y, la última ventaja que incluyo, vivir cerca de ambientes naturalizados favorecen el relax y estados de ánimo favorables.

Quizás es complicado que en muchas azoteas y tejados se vean cubiertas vegetales, pero no lo es tanto colocar unas cuantas macetas distribuidas estratégicamente y regarlas de vez en cuando. Aunque pueda parecer que no cambia nada, en una pequeña proporción se consiguen las mismas ventajas anteriores que se atribuyen a las cubiertas verdes. Para empezar ya es algo notable. Mientras, esperamos a que iniciativas como la realizada por La Comunidad Verde de remitir a todos los grupos políticos españoles y a la Red Española de Ciudades por el Clima una serie de acciones para impulsar más y mejores zonas verdes públicas y privadas entre las que se incluyen promover azoteas vegetales, calen y den su fruto.
  
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