Francia, el país en el
cual nació un estilo de jardinería que pretendía hacer del hombre dueño y señor
de lo inmenso natural creando un paisaje sobrecogedor llamado Versalles, un lugar donde el jardín es
paisaje en Giverny y continua siendo
paisaje en pinturas representadas con maestro trazo por Monet, y donde otro jardín en el Valle del Loira, Villandry, es uno de los monumentos
nacionales más visitado, vuelve a ser pionero en jardinería con una ley que
busca la integración de cubiertas vegetales en muchas de las azoteas en las
ciudades del país galo.
![]() |
Una cubierta vegetal de Granada |
El proyecto de ley nominado
con el ambicioso nombre de «Projet de Loi
pour la reconquête de la biodiversité, de la nature et des paysages»
(Proyecto de Ley para la reconquista de la biodiversidad, de la naturaleza y de
los paisajes), ha sufrido numerosas idas y venidas como bien explica David Cabó en un post escrito en su
blog titulado “El Virus de la ley de tejados fotovoltaicos en Francia”, una cronología de los hechos que acontecieron
desde que la ley era solo una propuesta, las sucesivas enmiendas realizadas y
la posterior aprobación por el parlamento francés el 24 de marzo de 2015.
Me gustó mucho este
artículo, pues como bien explica, al principio desde muchos medios digitales se
vendió alegremente la noticia como una revolución
verde en los tejados de Francia.
La Ley no es para generar tal expectativa, pero también es verdad que tampoco
es baladí. Lo que realmente contiene esta ley con respecto a las cubiertas
verdes es un único artículo, el número 36 para ser precisos, donde queda
transcrito lo siguiente: “Para los proyectos
mencionados en el artículo L. 752-1 del Código de
Comercio, el documento autoriza la
construcción de nuevos edificios únicamente si integran sobre toda
o parte de su cubierta, y de manera no exclusiva, o bien mecanismos de producción de energías
renovables, o bien un sistema
de vegetalización basado en un modo de cultivo que garantice
un alto grado de eficacia térmica
y de aislamiento y favorezca la preservación y la conquista de
la biodiversidad”.
Lo destacable del
citado artículo es básicamente que la “ley de cubiertas verdes” solo afectará a
edificios de nueva construcción que
se encuentren en zonas comerciales y
solo en parte, pues queda la posibilidad de habitar un ecosistema vegetal o en su defecto mecanismos de producción de energía renovable. Esto quiere decir
que no habrá una revolución de tejados verdes por toda Francia, más bien en
edificios comerciales y siempre quedará la opción de colocar placas solares en
lugar de abundante vegetación. Algo parecido a cuando se incentivó en España la
colocación de placas solares de generación de energía en edificios de nueva
construcción.
Sí traspolamos esta
ley a España, considero que se abre una brecha, una oportunidad para empezar a ganar terreno a la urbe mediante la
construcción de cubiertas vegetales, no
solo en edificios de nueva construcción
sino también en edificios viejos pero que sus condiciones
arquitectónicas y técnicas los permitan. ¿Cuánta superficie hay desaprovechada
en tejados y azoteas que permiten implantar una cubierta de estas
características?
Claro que esta propuesta
tendría que partir de estudios técnicos previos realizados por equipos multidisciplinares para que
estas cubiertas vegetales cumplieran con los requisitos necesarios que aseguren
la seguridad, viabilidad y
sostenibilidad del proyecto. Recordemos que una cubierta vegetal consta de un sistema de impermeabilización
que evite la filtración y humedades en los pisos inferiores, un sistema de
riego eficiente con recirculación del agua y un conjunto de plantas que están
adaptadas a vivir en estas condiciones, es decir, que no desarrollen unas
raíces muy profundas. Para que todo funcione es necesario que se calculen
correctamente las cargas necesarias que ha de soportar el edificio y no haya
problemas para sostener el conjunto.
Las ventajas de una
cubierta verde son muchas y necesarias en las grandes ciudades. Las más
importantes son absorber o fijar el CO2
atmosférico, aíslan el interior de las edificaciones reduciendo el gradiente térmico contribuyendo a disminuir el gasto energético en
aclimatación de los edificios y, la última ventaja que incluyo, vivir cerca de
ambientes naturalizados favorecen el
relax y estados de ánimo favorables.
Quizás es complicado
que en muchas azoteas y tejados se vean cubiertas vegetales, pero no lo es
tanto colocar unas cuantas macetas distribuidas estratégicamente y regarlas de
vez en cuando. Aunque pueda parecer que no cambia nada, en una pequeña
proporción se consiguen las mismas ventajas anteriores que se atribuyen a las
cubiertas verdes. Para empezar ya es algo notable. Mientras, esperamos a que
iniciativas como la realizada por La
Comunidad Verde de remitir a todos los grupos
políticos españoles y a la Red Española de Ciudades por el Clima una serie de acciones
para impulsar más y mejores zonas verdes públicas y privadas entre las que se incluyen promover azoteas vegetales,
calen y den su fruto.
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