Siempre he pensado que
emociones como la envidia o el odio son tan innatas al ser humano como el amor o la
esperanza, lo que nos diferencia a unas personas de otras es la proporción que
ocupan en nuestras vidas estos sentimientos y que dosis se van revelando en
cada uno de nuestros actos. También he manifestado en repetidas ocasiones que
los jardines tienen su esencia forjada en su propia historia, unida inseparable
a la vida de los hombres y mujeres que se han visto involucrados en esta misma
historia y al paso inalterable del tiempo.
El Palacio de Vaux le Vicomte vistos desde el jardín
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