Es curioso lo mucho
que se habla del jardín japonés (muy meritorio) pero no se habla tanto de otro
jardín oriental como es el caso del jardín chino que además fue precursor de su
homologo japonés. Las diferencias entre ambos las marcan las propias características
del espacio que se dispone para crearlo y desarrollarlo. Mientras que el jardín
japonés nos trae el paisaje para disfrutarlo y contemplarlo en un reducido
espacio, el jardín chino es todo el paisaje en sí con la misma función de
encuentro entre naturaleza y hombre pero sin que la primera se encuentre sometida
al segundo.
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Ma
Yuan:
De vuelta del trabajo
|
Mi primera noticia de la
inmensidad de los jardines chinos fue en la facultad mientras estudiaba
historia del paisajismo. Los apuntes que apresuradamente tomaba acerca del emperador
Yangdi de la dinastía Sui, el cual construyó el magnífico Parque del Oeste cerca de la capital Luoyang empleando para esta labor más de
un millón de trabajadores, moviendo más de 190 km3 de tierra, adaptando terreno
y rocas para crear colinas artificiales y escavando el suelo para construir
cuatro lagos y cinco mares, no me dejó indiferente. La historia de este jardín
data del año 607 d.C, pero tal y como la escribí la recordé y no necesité
estudiarlo ¡¡Cómo iba a olvidar semejante jardín!!
Ya no queda nada de
este fabuloso jardín que fue construido, todo hay que decirlo, bajo la crueldad
de su emperador, pero aún existe jardines de interés en Luoyang e, incluso, con
referencias al oeste como es el caso del Jardín
Botánico Sui-Tang, apodado Puerta
Oeste, que posee un enorme lago y donde se celebra desde 1983 el Festival de
las Peonias, flor nacional en el país asiático.
A este jardín solo
puedo viajar de momento gracias a la tecnología de Google Earth, pero un jardín chino que si conocí es el que se
encuentra en el Real Jardín Botánico de
Edimburgo. Posee un cenador y un puente construido al más puro estilo chino
que sirven de mirador a un amplio lago. Su frondosa vegetación la componen plantas
que han sido traídas de China desde principio del siglo XX. Abedul, bambú, cotoneaster, viburno y rododendro son algunas de las especies que habitan este agradable
lugar. Si bien es cierto, aunque conserva las características típicas de un
jardín chino, su superficie es mucho más reducida que los se cuentan en las
leyendas de los antiguos emperadores.
Toda esta enormidad en
el jardín, en el paisaje, obedece a una filosofía muy distinta a la que tenemos
en occidente. Para los chinos existe un espíritu en todos los espacios
conocidos, ya fueran las montañas, los mares, los océanos, los ríos, el
firmamento, los animales y los árboles, de forma que el paisaje constituye un
cuadro, una pintura, donde el hombre
vive de la manera más enriquecedora posible y aprendiendo de todo cuanto le
rodea. Un paisaje para la contemplación.
Muchos de estos
jardines antiguos dejaron de existir porque era costumbre que los miembros de
las familias acaudaladas, cuando el miembro predecesor moría, abandonaran el hogar
al que había acudido la muerte y, como consecuencia, también sus jardines.
Todo esto es en
realidad una aproximación muy escasa al jardín chino y su concepto, pero
podemos hacernos una idea de cómo eran aquellos jardines, muchos de ellos
envueltos en la densa niebla de lo mitológico.
Aún así, hay algo que
podemos hacer y es transpolar la parte que comparten el jardín chino con el
japonés. Para ambos estilos de jardinería ocupan un papel fundamental tres elementos
ornamentales la piedra, el agua y las
plantas, pero desde un punto de vista muy distinto al papel que desempeñan
en los jardines occidentales.
La piedra es el elemento primero, representa lo inamovible y la eternidad frente a una vida, la humana, fugaz en comparación. El agua en cambio es más voluble, con una doble cara, una indómita y la otra suave. En último lugar está el reino vegetal, subordinado a la piedra y el agua. Las plantas son elementos vivos y, por tanto, perecederos dentro del jardín chino. Especies vegetales hermosas por sí mismas, pero son los únicos elementos del conjunto de tres que pueden modificarse como puede ser el caso de la rama de un árbol que entorpezca la visibilidad o un arbusto que desentone con la composición paisajística deseada.
La piedra es el elemento primero, representa lo inamovible y la eternidad frente a una vida, la humana, fugaz en comparación. El agua en cambio es más voluble, con una doble cara, una indómita y la otra suave. En último lugar está el reino vegetal, subordinado a la piedra y el agua. Las plantas son elementos vivos y, por tanto, perecederos dentro del jardín chino. Especies vegetales hermosas por sí mismas, pero son los únicos elementos del conjunto de tres que pueden modificarse como puede ser el caso de la rama de un árbol que entorpezca la visibilidad o un arbusto que desentone con la composición paisajística deseada.
Y es posible que
muchos de estos jardines queden para el recuerdo, pero no así otra
manifestación artística que se unió a la de los jardines chinos, la pintura paisajística
que alcanzó un desarrollo notable conservándose en dibujos de elaborados paisajes.
Autores como Mi Fu (1051-1107) o Ma Yuan (1160-1225) representaron
escenas con pabellones, cascadas, estanques y bosques con distintos tipos de
árboles. Una muestra…
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Ma
Yuan:
Andando por los caminos en primavera
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Mi
Fu:
Montañas y pinos en primavera
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Wang
Xi Meng: Paisaje panorámico
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Wang
Xi Meng: Ríos y montañas
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Zhao
Meng Fu: Rocas y árboles
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Fuente imágenes: Wikimedia commons
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