16 de junio de 2015

La flor de Escocia

Cuando estuve en Edimburgo hace años, a parte de su famoso castillo, el jardín botánico por supuesto, y recorrer la Royal Mile en una barbaridad de ocasiones, también conocí la Catedral de San Giles, lugar de encuentro de los Caballeros de la Orden del Cardo. En aquella ocasión me llamó mucho la atención como la flor del Cardo se encontraba representada en casi todo el mobiliario, dibujos, vidrieras, tallada en madera en los asientos… me gustaría poder enseñar algunas de las fotos que hice, pero por aquel entonces no dominaba mucho la cámara (no es que ahora sea un experto tampoco) pero por desagracia la luz era escasa y todas las fotos de interior aparecen muy oscuras.

Flor del Cardo (Cirsum spp.

Fue allí donde descubrí la importancia de la planta del Cardo para los escoceses. Es curioso que una planta que se asocia a la fealdad, ser un “Cardo Borriquero”, expresión utilizada hasta donde conozco en castellano, sea capaz de dar una flor tan hermosa, pero es que la belleza depende del que mire. Como también es llamativo que para lo que algunas personas pueda ser una maleza, a veces, cuando surge espontanea en una cuneta o un terreno degradado, para otros sea “El Cardo Guardián”.  

Cuestión de impresiones. Según la leyenda, en una lejana noche en el tiempo, los daneses que se introdujeron en Escocia con intención de invadirla y hacer sus escaramuzas, encontraron en la planta del Cardo un enemigo, pues al ser pinchados por las espinas que envuelve a la planta por tallo, hojas y bráctea de la flor, no pudieron reprimir los gritos que alertaron a los escoceses y tuvieron tiempo de reaccionar rechazando el ataque. Así que si para los daneses el Cardo se convirtió en una planta incordio para los escoceses, desde aquella épica noche, comenzó a fraguarse la historia de la flor que se convertiría en el símbolo nacional.

Pero no solo en Escocia es valorado el Cardo, pues existen géneros, algunos notables, que son comestibles como es el caso de la Alcachofa (Cynara scolymus). Y estoy seguro que personas mucho mas sabias que yo añadirán otros muchos usos beneficiosos de esta planta.
No tan lejano en el tiempo, de hecho está ocurriendo ahora mismo, la flor de Cardo se encuentra sobresaliendo por encima de otras espontáneas. Plantas que se encuentran entre las primeras colonizadoras de solares degradados. El primer bastión en recuperar y reclamar para la naturaleza lo que es de la naturaleza.

No es difícil diferenciarla. Su característica inflorescencia, unos pequeños bastones tubulares de color púrpura, reunidos en abundante densidad destacan entre el verde grisáceo, desgarbado, espinoso, de tallo, hojas y resto de partes que forman el conjunto de la planta. También es cierto que puede alcanzar un tamaño considerable, sin dejar de ser una especie vegetal de porte arbustivo.

Quizás es arriesgado decir que es una planta ideal para jardines aunque posee una rusticidad que la haría apropiada para integrarla en un xerojardín. Pero en este caso no creo que pudiera pertenecer a un jardín. El Cardo ocupa el lugar que le pertenece. Es agradable pasear por esos lugares que forman el extrarradio de las ciudades, una franja de terreno que separan asfalto y campo, un espacio invadido por unas plantas que son las primeras colonizadoras y que nos recuerdan que la naturaleza está ahí, esperando su oportunidad para volver a ocupar el espacio perdido. Más agradable aún es encontrar la magnífica flor del Cardo, disfrutarla en aquel lugar en tierra de nadie, el que separa la cuidad de lo natural.  

       
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