20 de julio de 2015

Proporciones y arboles

¿Conoces alguna calle donde haya plantadas Koelreuteria paniculata? La pregunta vía Whatsapp que me hizo un compañero incorporado por seis meses como técnico del ayuntamiento de su pueblo gracias al Plan Emplea, se había hecho frecuente. Corrijo. No esta pregunta concreta, muchas relacionadas con jardinería de compañeros que tras trabajar en otros apartados de la agricultura habían encontrado acomodo temporal bajo el amparo municipal en el Servicio de Parques y Jardines de la localidad donde viven.

Cápsulas madurando de la Koelreuteria paniculata

Es que me han dicho que es un árbol que se da muy bien y quiero verlo antes para plantarlo aquí en mi pueblo. Hecha la aclaración no dude en contestar. La calle que da justo a la ventana de mi salón está plantada con Koelreuteria paniculata, claro que antes de llegar a dicha calle hay una plaza sembrada con un bosquecillo de Melia azedarach, una alineación de Jacaranda Mimosifolia y otra de Washingtonia filifera. Arboles y palmáceas muy comunes en las calles de nuestras ciudades.  

El jabonero de la China (nombre popular que se le da a Koelreuteria paniculata), fue descrito en 1772 y su origen, como habréis podido imaginar, se encuentra en China y Corea. Se introdujo en los jardines botánicos europeos a principios del siglo XIX y desde estas zonas verdes se trasladó a la calle como árbol ornamental por la belleza de sus flores. Hermosas por su simpleza, solo cuatro pétalos de color amarillo y una mancha anaranjada en la base. El resto, una cascada de flores en forma de racimo. También son destacables las cápsulas que envuelven sus semillas, pues varían de color, verde al inicio, marrón en su madurez. Su cultivo también es sencillo por lo que no tardó en distribuirse por las calles en ciudades de las regiones de clima templado.

Su proporción en viario, tras estos datos, es sin duda amplio. Pero no solo del jabonero de la China, también de los otros árboles que he nombrado antes, melia y jacaranda, así como algunos otros, como pueden ser olmo y almez o, el que sin duda es el que más abunda en entornos urbanos, el plátano de sombra. En realidad la diversidad de los arboles urbanos no es muy amplia, como mucho se pueden contar con unas aproximadamente 20 especies distintas. Hay más pero su presencia no es significativa (ahora mismo estoy recordando las magnificas encinas que dan sombra en la Plaza de Cuba de Sevilla), y esta falta de diversidad arbórea, aunque son evidentes los beneficios del árbol urbano, plantea una serie de inconvenientes.

La baja diversidad entre los arboles de viario produce la proliferación de las plagas y enfermedades que afectan a estas especies que, además, al estar conectadas por las calles, sirven de unión para la propagación de las mismas. Un ejemplo claro es el de la grafiosis, un hongo que afecta a los olmos y que en el pasado redujo drásticamente la población de estos por otras especies. En la actualidad existen variedades de olmos resistentes a esta enfermedad. Otro inconveniente de la escasa biodiversidad del arbolado urbano es que al haber una mayor concentración de polen únicamente de unas pocas determinadas especies, aumentan las alergias provocadas por estos árboles.  

¿Qué ocurre en los bosques naturales? Pues algo muy parecido a lo que ocurre en las calles de las ciudades. Si tomamos un ejemplo que tengo ahora muy cerca, los pinares de Pinus pinea que hay en los sistemas dunares de la costa de Huelva, tienen una dinámica parecida a la de los arboles de viario. Es la especie arbórea dominante, con una proporción que debe ser muy cercana al 100%, y para conseguir este éxito colonizador utiliza una sustancia acidificante que liberan sus acículas al caer en el suelo evitando que se instale en la zona cualquier otra especie. Por otro lado, al encontrarse en comunidades elevadas, atrae una serie de plagas cuya proporción también se vuelve elevada, como ocurre con la procesionaria del pino.

Con todo esto no quiero decir que haya que eliminar los bosques con una única especie arbórea porque, a pesar de esto, son hábitats con enorme biodiversidad tanto vegetal como animal, pero sí puede servir como un indicador del comportamiento de los arboles de las ciudades que, recordemos, no dejan de ser seres vivos que se encuentran en un entorno urbano donde esta diversidad natural espontánea es prácticamente inexistente. Lo ideal sería favorecer proporciones de árboles en las ciudades sin desequilibrios y con variedad de especies.

Mientras, ajenos a lo que ocurre en los bosques y en otras poblaciones, en un pequeño pueblo de Sevilla se están plantando en viario Koelreuteria paniculata por primera vez. Hasta aquí me parece perfecto, ya no solo habrá naranjos, se van equilibrando las proporciones.

Bosque de Pinus pinea

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