Bajo una enorme
fotografía en blanco y negro con algún motivo sevillano, así la recuerdo. Imágenes
que en unas ocasiones retrataban al Rio Guadalquivir, la Torre del Oro y
almacenes ya desaparecidos, en otras ocasiones retrataban la Plaza de España y,
por supuesto, la fotografía que más me gustaba, el cenador romántico del lago
de los patos en el Parque de Mª Luisa. Fue la reina de las plantas de interior,
te recibía a la entrada de toda comunidad de vecinos que alardease de
sevillania. Se convirtió en la nota de color bajo aquellas fotografías poco
nítidas y desgastados bordes, los cuales, roídos, habían quedado atrás por el paso
del tiempo. Durante décadas la Sansevieria era el único el obstáculo que se interponía
entre las viejas imágenes cada vez que me acercaba para descubrir algún detalle
oculto en la historia de Sevilla.
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Sansevieria
trifasciata
|
Las modas cambian. Lo
que en su momento se prefería en verde (y algo de amarillo), tornó en monótono,
aburrido, y se buscó llenar esas mismas jardineras con otros colores. La
decoración tropical en nuevos edificios, ya fueran de oficinas o de viviendas,
empezó a ganar terreno.
Bromelias, Dracena marginata, Aralia o Crotons, se impusieron siguiendo la senda de
entornos de trabajo activadores o viviendas en apariencia más alegres. Nuevas
necesidades que se cubrieron con plantas de variada policromía como las hojas con
vetas de color rojo de los crotons, uno de los colores denominados primarios, el que representa lo cálido,
pero también símbolo de peligro, que hace que en nuestro subconsciente se
mantenga en alerta y, por tanto, favorecedor de una mayor actividad laboral.
También se rompió con la monotonía precedente al estratificar en distintas
alturas las composiciones vegetales de las jardineras. Sobre las Aralias,
empezaron a destacar en altura la Dracena o la flor cónica de la Bromelia.
Formas cambiantes, heterogéneas, que diferían de las hojas de crecimiento
vertical, a modo de columnas, de la Sansevieria.
Monocultivos frente a
policultivos. Dicen que la moda, como la historia, es cíclica y que todo lo que
estuvo de vanguardia en el pasado
vuelve con el tiempo a surgir. Tal vez fue esto lo que ocurrió con la
Sansevieria o puede que siempre se mantuvo en un discreto segundo plano a
la espera de retomar de nuevo su hegemonía como planta de decoración
interior. Con la llegada de diseños minimalistas, donde lo simple (que no
es igual a simplón), las líneas rectas, las proporciones equilibradas en las
formas y en las medidas, atrajo de nuevo la atención sobre la mencionada
simplicidad de la Sansevieria, la repetición estricta de las hojas acabadas en
punta, un desarrollo ordenado que no pasó desapercibida o, más bien, no cayó en
el olvido.
Esta perspectiva
distinta, este nuevo presente para la Sansevieria, no es un éxito en exclusiva
sino compartido. Ahora el diseño de las jardineras y los materiales que se
emplean en su fabricación, tienen tanta importancia como la propia planta en
sí. Se acabó para siempre aquello del contenedor de terracota. Aparecen nuevas
macetas y jardineras que, incluso, ganan reconocidos premios en diseño. Se
crean entornos de trabajo y entradas de viviendas sin perder dinamismo o
elegancia, y con la ayuda de una planta, la Sansevieria, siempre en forma para
la decoración de interior.
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Crotons (Codiaeum
variegatum)
|
Fuente imagenes:
Wikimedia commons
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