He pasado mil veces
por este portal de la Calle Santiago pero, o no era miércoles, o no me
encontraba entre las 10:00 y 14:00 horas, o simplemente no tenía tiempo para entrar
a contemplar el patio de este corral de vecinos que algunas fuentes datan del
siglo XVI. Desconozco si en el Corral
del Conde se muestran signos tan alejados en el tiempo. Sí estoy seguro que
conserva su estructura y esencia de finales del siglo XIX y principios de siglo
XX por las fotografías antiguas que he podido contemplar. El Corral del Conde
fue un lugar para el encuentro y la algarabía, un patio donde se compartían
alegrías y tristezas a partes iguales, y, por supuesto, un espacio reservado
para las plantas.
 |
Fuente del Corral del Conde de Sevilla |
Los carrales de
vecinos eran muy populares en Sevilla hace más de cien años en la capital
hispalense. Eran algo así como el vestigio de una revolución industrial que aquí llego con retraso o, más bien, se
convirtió en un estilo de vida urbano que se fue implantando muy despacito
desde que empezaron a producirse las primeras migraciones del entorno rural andaluz
a la ciudad. Normalmente, se encontraban asociados a los diferentes gremios u
oficios, por eso había corrales de panaderos, zapateros, curtidores,
lavanderas, etc. La vida no era fácil en un corral. Una forma de encontrar techo
y cama barata a cambio de condiciones miserables: varias familias hacinadas en
una sola habitación, una letrina a compartir por todos los vecinos, niños jugando
desnudos en el suelo…. Quizás este tipo de situación propiciaba la unión entre los
habitantes del corral tanto para lo bueno como para lo malo. Cualquier acontecimiento
de interés era compartido por los vecinos, ya fueran casamientos, nacimientos o
defunciones. Todo era común y se ponía en común, y en ese maremágnum de vidas
entrelazadas había un punto de encuentro fundamental, el patio del corral. La información, las experiencias, las vivencias
o los chismes, circulaban y transcurrían en el patio, un lugar de suma importancia
por su función de punto de reunión, pero igual de humilde que el resto del
corral. Un espacio rectangular con un gris pavimento empedrado en el que crecían
algunos jazmines y naranjos, se cultivaban rosales y claveles en contenedor, y
que con suerte podían poseer un pozo central. Toda la escena se podía
contemplar desde los balcones de madera que rodeaban el patio del corral que, a
su vez, conectaban todas las habitaciones. Hubo muchos corrales en Sevilla,
quizás los más conocidos los de Triana, pero en la actualidad quedan muy
poquitos. Los que quedan se han restaurado y reformado, y lo que en su día eran
habitaciones individuales a compartir por varias familias, hoy son apartamentos
equipados para vivir una única familia con todo lo necesario. Las reuniones que
se realizan en la actualidad son las juntas ordinarias y extraordinarias de la
Comunidad de Vecinos con Administrador presente y levantado acta de los distintos puntos del día, ruegos y preguntas.
En los corrales de
vecinos antiguos, la vegetación, su exuberancia y abundancia, podía variar en
función de la superficie, de las posibilidades de los vecinos del corral,
aunque siempre había una vecina que cogía el esqueje de alguna planta para
decorar, aún con solo una humilde maceta, el alfeizar de la ventana que daba al
patio. El Corral del Conde, situado en el Casco Antiguo de Sevilla, es uno de
los que se conservan en la actualidad. Dicen que era el más grande y
eso se nota, pues conserva el mismo pavimento que tenía en los años 20 del
siglo pasado, un empedrado entre el que abunda el musgo acumulado tras paso del
tiempo, así mismo, las plantas que tuvo eran abundantes como lo atestiguan fotos
color sepia del lugar. Continua siendo un gran espacio rectangular, cuyo eje
central queda roto por una fuente circular con un cántaro del que brota el agua
con fuerza. El borde está construido con ladrillo visto y una pared pintada en
blanco. Sobre este borde hay macetas de barro con Bignonias, Cintas, Crassula,
Esparragueras, Clivias, Ipomeas, Musas y una Parra Virgen. También hay plantados
arboles que dan sombra, una Jacaranda y dos Tipuanas. Bajo los balcones de
madera, en los pasillos, hay sillas y mesas, más macetas colgadas de la pared
e, incluso, un azulejo con la imagen de la
Esperanza Macarena a la que un Aloe rinde tributo. Siguiendo estos pasillos
cubiertos por los balcones, como no podía ser de otra forma, hay plantados
naranjos en hilera, aunque en uno de los alcorques, en vez de naranjo, hay un
Aligustre variegata. Tras la fuente circular hay dispuestas cuatro macetas de
barro con cuatro Buganvillas podadas en forma de arbolito y, precediendo a la
fuente, un parterre circular construido en el mismo material, borde de ladrillo
vista y pared pintada de blanco, en el que crece una enorme palmera Phoenix que ha sido convenientemente
tratada contra el Picudo Rojo. A los
pies de la palmera habitan una Lantana, varias Canna indica y algunas hierbas espontáneas que se han “colado” en
el parterre como la Juncia. Se comprueba que debió ser el patio más grande
porque existe un conjunto residencial en el lado izquierdo de la puerta de
entrada. Esto permite la existencia de una calle dentro del corral donde
abundan también las macetas con Palmitos, Cintas, Potos, Schefflera, Ficus y también cactáceas dispersas. Al final de la
calle llegamos un pequeño humilladero donde se encuentra un cuadro de la Virgen del Carmen donado por el Duque de
Segorbe. El humilladero es un reconocimiento a la intervención de la virgen en
episodios destacados que han acontecido en el Corral del Conde durante su historia,
por lo que no nos tiene que extrañar que podamos leer hechos como que el día 5 de julio de 1879 se cayó el niño
Antonio García Resuelvo de edad 28 meses del primer piso…
Así finalizó mi vista,
envuelta entre viejas historias impregnadas con el sol siempre brillante de
Sevilla, el murmullo del agua y la vegetación de un corral con su respectivo patio.
Un ambiente agradable a más no poder. Una primavera siendo otoño que había que
disfrutar. Esta vez sí. Fue miércoles, eran las 11:30 horas y tenía tiempo.
 |
Palmera y Aligustre variegata |
 |
Parra virgen en la Fuente |
 |
Crassula en la fuente |
 |
Ipomea |
 |
Parte trasera de la fuente con las cuatro buganvillas en maceta |
 |
Mesa y silla con los azulejo con la imagen de la Esperanza Macarena |
 |
Clivia y pavimento empedrado |
 |
Entrada al corral vista junto a la fuente central |
 |
Detalle de piedras de molino |
 |
Detalle de los balcones de madera |
 |
Tradescantia zebrina en contenedor |
 |
Entrada a la calle en el interior del Corral del Conde |
 |
Composición vegetal tras el Humilladero de la Virgen del Carmen |
 |
Imagen de la Virgen del Carmen |
Sígueme en:
También te puede interesar:
Gracias por perder unos
minutos de tu tiempo leyendo este post.
los patios andaluces, castellanos, portugueses... si hablasen ¡¡¡que no dirian!!!
ResponderEliminarNo creas, a veces incluso hablan... o más bien sus paredes, elementos y plantas nos cuentan historias que podemos descubrir si permanecemos atentos ;)
Eliminar:-D esta claro, me referia a los secretos "humanos" que callan...
Eliminarsaludos
Fantástico reportaje! Es un verdadero placer su lectura, por el contenido y la forma, éste y todos! 😊 Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias Gom :)
Eliminar¡¡Cómo me encantan los patios!! gracias por tanta información tan interesante, y es una gozada ver las fotos para hacerse una pequeña idea de lo bonito que debe ser...aunque en persona seguro que supera cualquier expectativa :)
ResponderEliminarTu que eres tan viajera Lisa, seguro que algún día tienes la oportunidad de conocerlo en persona. Sigo pensando que el patio es el estilo propio de jardines que tenemos por aquí. Muchas gracias por el comentario y saludos.
Eliminar