“Y en esta jardinera de aquí vamos a colocar
unos pulpos”. Me dijo
con tono serio y tranquilo. ¿Eins?!! Aquella
indicación me resultó un tanto confusa. Rápidamente pensé en el anuncio del
conocido juego de mesa en que se aceptaba “pulpo
como animal de compañía”. “¿Unos
Pulpos?” Pregunté extrañado a mi jefe que pacientemente, desde hacia media
hora, me explicaba el diseño ayudado por los planos en Autocad que nos había
enviado el arquitecto para el ajardinamiento que estábamos preparando en una
urbanización en la Costa de Sol. Mi cometido sería delinear los planos,
redactar la memoria y hacer el presupuesto. “Sí, hombre. ¿No los conoces? Aloe
arborescens”. Una vez indicado el nombre botánico, el asunto empezó a
esclarecerse.
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Inflorescencia de Aloe arborescens
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Desde aquella mañana
en mi despecho de un vivero de Córdoba, no volví a olvidar el nombre de esta
planta suculenta de la familia del Aloe vera. De hojas mucho más
abruptas, con pinchos y menor anchura, Aloe
arborescens no deja de ser una planta curiosa por su aspecto y la masa vegetal
capaz de alcanzar. No llegué a ver como quedaron los “pulpos” en la suntuosa urbanización que se empezaba a erguir junto
al mar de Málaga porque la crisis económica llegó y el proyecto quedo
congelado. En cambio, el otro día paseando por un parque de Dos hermanas
(Sevilla), vi el Aloe arborescens que
crecía en estas jardineras, la altura de las inflorescencias naranjas, tratando
de alcanzar a las palmas de la palmera Phoenix
tras ella, y no pude evitar sacar unas fotos para mostrarlas en un post.
Su altura es cada vez
mayor porque sobre las hojas con forma de roseta de la base van desarrollándose
las nuevas hojas, formando una especie de tallo leñoso a medida que las hojas
más viejas se van secando. Puede llegar a alcanzar los cuatro metros de altura,
sin incluir el tallo cónico floral. Es una planta todo terreno. Originaria del Sur
de África, que recordemos es una de las regiones del mundo que presenta clima
mediterráneo, se adaptó perfectamente a vivir en Europa. Cuando la he colocado
en el diseño de algún jardín, normalmente lo he hecho asociándola a una
composición tropical, pero esta situación es un engaño de mi subconsciente,
pues A. arborescens puede vivir perfectamente
bien zonas de montaña, incluso, crecer en espacios de rocallas o en jardineras
en terrazas, soportando temperaturas inferiores a cero grados y sequía. Sí
deseas tu propio ejemplar en el jardín, te comento que no sería raro que complemente
un espacio verde debido a la facilidad que posee para reproducirse por
esquejes.
Pero a mí, lo que me
tiene realmente fascinado es su inflorescencia naranja tirando al rojo. Sé que
es una fecha en la que cobra especial relevancia la Ponsetia o Flor de Pascua, pero en invierno nunca pasarán
inadvertidos a mis ojos los racimos cónicos que forman sus flores. Ni para mí,
ni para muchos pájaros que pululan por parques y jardines, además de insectos,
llámense mariposas y abejas, que llegada la época se sienten especialmente atraídos
por la flor de estos “pulpos” de
jardín. Otro motivo para cultivar A.
arborescens es que presenta propiedades medicinales similares a las de A. vera. De sus hojas se puede extraer y
fabricar un bálsamo que se utiliza como cicatrizante de heridas y quemaduras.
Tengo muy claro que ya
no volveré a dudar de plantar unos “pulpos”
a la jardinera, aunque dicho así, parece mucho más un título gastronómico. Pero
no, A. arborescens es una planta
robusta, hermosa, que nunca puede defraudar el verla crecer en un jardín y, por
supuesto, de disfrutarla haciendo de tu espacio verde un lugar de mayor valor paisajístico
y ambiental por toda la fauna auxiliar beneficiosa a la que atrae. ¿Aceptamos pulpo
como planta para una jardinera?
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Masa arbustiva de Aloe arborescens
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Inflorescencia de Aloe arborescens |
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En mi trabajo estan en plena floraciín impresionante la mezcla de colores intensos. Un abrazo desde el blog de Plantukis
ResponderEliminarSon impresionantes Raúl. Me añado a tu blog ;)
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