Ayer mi hijo tenía
programada como actividad una visita a la Plaza
de Toros de La Maestranza y al Museo
Taurino. Estoy muy contento con el colegio al que acude, pero como no me
gusta que el niño aprenda sobre una supuesta fiesta en la que por diversión se
mata a un animal por mucha historia que posea o, lo que es mucho peor, un “arte”
que supone un riesgo para la vida de las personas que se enfrentan a los toros,
hice alarde de orgullo torero y, en vez de llevarlo al cole como cada día,
me lo llevé al Arboreto del Carambolo
en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), donde aprendió algo sobre diseño de
jardines, botánica y a reconocer algunas plantas.
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Estanque del Arboreto del Carambolo |
También tengo que añadir que el ser profesional
autónomo, a pesar de ser los peor tratados de mercado laboral, te permite cierta
rebeldía, de disponer del tiempo para organizar tu horario y, en definitiva,
ser tu propio jefe. En caso contrario, si trabajara por cuenta ajena o si hubiera
tenido algún compromiso propio de mi trabajo, probablemente me hubiera tenido
que tragar mi orgullo y haber permitido que Jaime fuera a la plaza de toros.
El día no pudo ser más
propicio. Soleado, prácticamente primaveral. Casi mágico. Lo primero que le enseñé
fue un parterre donde su cultivaban algunas aromáticas culinarias como Romero,
Lavanda, Tomillo u Orégano, pero las ranas que croaban en el cercano estanque
captaron rápidamente la atención del niño, que se centró en tratar de poder ver
alguna antes de que saltasen rápidamente al agua o los renacuajos que se movían
bajo ésta. Yo mientras, traté de sacar una foto de los Juncus acutus (Junco), que trabajito me costó captar una imagen
nítida de la panícula de frutos marrón entre el sol y que no conseguía atinar
con el macro. Tenía mucho interés en
sacar una imagen en la que estuviera el
color marrón en una planta. Es un color muy común de jardines, está en la
tierra que sustenta a nuestras plantas, pero no es muy frecuente verlo en la
propia vegetación y me parece que es un recurso interesante en el diseño por la
continuidad pausada al color del suelo. Despierta el interés, pero sin crear un
contraste excesivamente llamativo. Es discreto. Pero por desgracia tengo la
impresión de que el color marrón en las flores o plantas está asociado en
nuestro subconsciente a la dejadez en el mantenimiento del jardín, como que falta
algo por recoger, y eso ha estado limitando su uso.
Un color más abundante
entre las flores del Arboreto fue sin duda el
color amarillo, que debió a aliarse con el sol de la mañana para deslumbrar
al visitante y al niño curioso que con su cámara digital de Spiderman emulaba a su padre fotografiando
todo vegetal que se cruzaba en el camino. En amarillo encontramos Senecio petasitis, Coronilla valentina, Senecio
linifoliaster, Euryops chrysanthemoides
y una trepadora de flor inmensa llamada Solandra
maxima. Otros colores cálidos que hicieron acto de presencia entre las flores
del arboreto fueron el rojo y el rosa.
Pude fotografiar una mata de Geranio que debía ser testimonio del patio andaluz
en el Arboreto, Lantana sellowiana (Lantana
enana), Choenomeles
speciosa (Membrillero del Japón), Dianthus
chinensis (Clavel chino), y una única representación de Rosa ‘Scarlett’.
Los tonos fríos, azul y purpura,
quedaron retratados con Salvia farinacea
(Salvia azul), y Osteospermum (Caléndula
del Cabo), aunque venía acompañada de un cultivar de color blanco.
Además de las flores
pudimos disfrutar de otras curiosidades entre las que voy a destacar la
presencia de tres ejemplares de Quercus
rubur (Roble), que en el norte son frecuentes pero, como en el sur de
España los árboles del género Quercus
que abundan son las Encinas y los Alcornoques, siempre se hace interesante encontrarse
con ellos. También quiero destacar la presencia de un “hotel para insectos” beneficiosos que en anteriores visitas no había
visto. Los refugios de insectos se están
haciendo populares en muchos jardines botánicos porque suponen un lugar donde
los bichos que nos convienen en el jardín pueden habitar sin riesgo de
desaparecer. La construcción de un refugio para insectos es muy simple, suelen
hacerse con una especie de estantería de madera a la que se le rellenan los
huecos con tubos de caña.
Al terminar la visita,
mi hijo se encontraba feliz de haber venido conmigo de visita al Jardín
Botánico del Arboreto, aunque desconozco si era por la pillería de haberse
escaqueado del cole una mañana o, si por el contrario, fue por lo aprendido sobre
plantas. Él se quedo con el nombre de algunas pero, esto lo sé por experiencia,
es posible que lo olvide porque la mejor forma de memorizar los nombres de las
plantas y asociarla a su forma o flor, es a través del manejo diario con ellas.
Tendré que seguir enseñándole botánica. Eso sí, ya no será en horario de clase.
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Rosa ‘Scarlett’ |
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Senecio
petasitis |
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Juncus
acutus (Junco) |
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Quercus
rubur
(Roble) |
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Geranio (Pelargonium
zonale) |
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Lantana
sellowiana (Lantana enana) |
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Choenomeles
speciosa (Membrillero del Japón) |
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Coronilla
valentina |
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Senecio
linifoliaster |
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Euryops
chrysanthemoides |
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Osteospermum
(Caléndula del Cabo) |
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Solandra
maxima |
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Dianthus
chinensis (Clavel chino) |
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Salvia
farinacea (Salvia azul) |
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Detalle del refugio para insectos beneficiosos
del jardín |
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El intrépido reportero
haciendo fotos a las ranas del estanque
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Gracias por perder unos
minutos de tu tiempo leyendo este post.
Muy buenos ejemplares y buen planteamiento según mi opinión.
ResponderEliminarNo sé qué edad tiene Jaime, pero me imagino que será más o menos como alguno de los míos (7, 10 y 12). Él volvió a casa feliz no por que se "escaqueó" del cole ni por lo que aprendió. Fue por ir con su padre a su "oficina". Eso les hace sentirse importantes y especiales. Yo alguna vez he llevado a Carlos (el pequeño) a alguna obra y no hay cosa que le pueda hacer más ilusión. Un abrazo!
ResponderEliminarMarta (TuJardínOnLine)
Jaime cumplió los 6 años en noviembre, por lo que es de los más pequeños de su clase. Nunca lo llevamos a una guardería porque como entraría en el cole con 2 años aún y lo podíamos cuidar nosotros organizándonos, pasaba muchas mañanas y tardes en jardines que, independientemente del motivo que nos llevase allí, para él siempre era un juego ¡Ahora dice que es jardinero como su padre! Sí que le hace ilusión. Un abrazo Marta.
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