Una copia es hacer algo exactamente igual a
otro. Una idea es tomar como fuente
de inspiración algo que ya existe y darle un enfoque distinto creando aparentemente
algo nuevo. Una genialidad es crear
algo realmente nuevo surgido de la nada. Para mí, si hablamos de jardines, todas
estas creaciones tienen su mérito, las últimas más que las primeras eso está
claro, pero incluso la copia de un jardín en un emplazamiento diferente en el
que se ubica el original entraña retos. Las mismas plantas no se pueden
comportar igual en una zona geográfica que en otra, varían las condiciones climatológicas
y la disponibilidad hídrica y nutricional, conllevando un sinfín de
particularidades que obligan a exprimir al máximo el ingenio.
“Fuente de la vieja” en las jardines de Santa María del Buen Aire |
Probablemente todos
los paisajistas hemos copiado alguna vez de otros o de nosotros mismos,
motivados porque el cliente en cuestión deseaba un jardín concreto. No hay nada
como que el vecino posea un vergel para que queramos tener exactamente el
mismo. Es nuestra condición humana, somos envidiosillos, y los paisajistas,
como cualquier otro profesional, debemos plegarnos a las exigencias del que
paga porque después de todo será el usuario del espacio verde que creemos y,
como es lógico, querrá disfrutarlo a su antojo.
Hasta los genios han
copiado y han creado cosas en cadena. Y uno de los que siempre he admirado es Jean Claude Nicolas Forestier, que
siendo el precursor del jardín neomudéjar, inundando gran parte de la geografía
de española con este estilo único, con plantas en muchos casos de origen
oriental para dar ese toque morisco, con azulejos coloridos que parten de la
estrella de ocho puntas andalusí para repetirse hasta la saciedad, sabedor de
respetar el estilo romántico predecesor en aquellos lugares donde lucia, no
dudó en copiar y copiarse, pero sin desentonar, creando rincones que con el
paso del tiempo han desarrollado singularidades propias.
Tal vez el ejemplo más
destacado sea la “fuente de la vieja”
que utilizó tanto en el Jardín Histórico de Santa María del Buen Aire en el
aljarafe de Sevilla y la “fuente de la concha” creó para el Parque de Montjuic en Barcelona.
Dos nombres y dos jardines para una misma fuente que, a su vez, parece fue
inspirada en otra fuente que se encuentra en el Alcázar de los Reyes Cristianos
de Córdoba. Forestier antes de crear los grandes jardines que le dieron fama en
España, al igual que otros viajeros foráneos, se recorrió gran parte de la
península atraído por el orientalismo y las historias de los grandes jardines
palaciegos andalusíes. En sus Cuadernos
de Dibujos y Planos (editado por Stylos, 2006), se aprecia la ilustración
de una fuente con ornamentación en la banda superior, concha labrada en piedra,
boca con surtidor de agua, poza, desagüe y canal, que encabezó con el texto “Parque
Montjuic”, sin embargo, la fuente es demasiado similar a la que existe en el Alcázar
de Córdoba y que alimenta de agua a los estanques de los jardines.
Puede que el
paisajista quisiera omitir el nombre donde había obtenido la idea para crear
las otras dos fuentes de Sevilla y Barcelona, pero yo me inclino a pensar que el
título del dibujo no era más que un recordatorio del emplazamiento que quería
dar a la fuente. Yo mismo soy el primero que en el cuaderno donde apunto las
ideas para posibles posts que después escribo, los sustento en unas pocas
palabras o frases que después desarrollo. El catalizador puede ser muy variado,
desde una conversación con mi hijo hasta algo que veo cuando doy un poseo. Sí
es demostrable, que la fuente de Córdoba es predecesora a la del Parque de
Montjuic con los datos de las visitas de Forestier a España y las fechas de las
primeras fotografías donde aparecen las fuentes, las cuales han divergido en su
aspecto por el lugar donde se construyeron, el tiempo transcurrido y los materiales
empleados. Imagino que determinar finalmente el valor de las copias en
jardinería es un tema muy personal y, aviso, que no hablo de plagiar que es
otro término diferente o apropiarse del contenido intelectual de otra persona y
con lo que no estoy nada de acuerdo. Me gustaría saber tu opinión al respecto
así que… ¡debatamos!
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Fuente del Alcázar de Córdoba |
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Toda copia implica un trabajo, en el caso de los jardines uno de los aspectos de este trabajo es conocimiento y disciplina para realizar algo idéntico en otras latitudes, con todo lo que ello implica.
ResponderEliminarPersonalmente no soy partidaria de las copias, pero tengo que reconocer que tienen valor.
Soy consciente de que es un tema un tanto "peliagudo" el de las copias en diseño de jardines Josefina, pero sucede. Por eso lo separé de plagiar y apropiarse del contenido intelectual de otros. Yo personalmente también prefiero crear algo diferente que para eso imaginación y fantasía no me faltan y por algún lado he de darles salida ;) Muchas gracias por dejar tu opinión. Un saludo.
EliminarCreo que todos, por el hecho en si de vivir en una sociedad, llevamos una mochila de ideas, de sensaciones, de canones, que de forma mas o menos original influyen en nuestras propias ideas, copiar o inspirarse en... como comentais lleva un proceso de estudio, de ensayo hasta lograr un resultado optimo, fotocopiar tal cual una obra de arte tal vez no es original pero tambien conlleva un arduo trabajo. Te comento algo de un grupo de musica, de estilo minoritario, que se sentian halagados porque su disco estaba en los top manta, decían que era señal de habia tenido mayor relevancia...lo bello es bello sea o no copia, tal vez la busqueda excesiva de lo original, de lo distinto, de lo exclusivo en muchos ambientes, tambien en el de la jardinería, nos lleve a puntos donde cerrando el circulo mas o menos a drede volviendo a tomar ideas de otros, del pasado o de el vecino... como siempre suelo tender a quedarme en la gama de grises... el negro y el blanco son colores demasiado delimitados para mi... :-D
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