Cuenta la creencia
popular, a la postre historia reconvertida en tradición sevillana, que cuando
el Rey Alfonso XIII contempló aquel fastuoso hotel que habían levantado en el
llamado Jardín del Paseo de la Delicias, espacio que había sido verde
vegetal ahora transformado en rojo ladrillo, montó en cólera (aunque yo creo
que únicamente se sintió molesto), de tal forma que los audaces hosteleros, en
un alarde de marketing emocional todo lo rústico que pudiera ser a principios
del siglo XX, pusieron al hotel por nombre el mismo del monarca. Curiosamente
el hotel contaba con unos jardines propios a tener en cuenta que hoy por hoy
son considerados históricos, mientras que para los Jardines del Paseo de las Delicias aquel hecho constituyó el
principio del fin de un espacio verde que en la actualidad son leyenda.
Vegetación en el actual Jardín de las Delicias |