Es curioso que con la devoción
que siento por el azahar de la china o pitósporo (Pittosporum tobira), por
haberlo contemplado infinidad de veces en parques y jardines públicos desde que
era un niño, por haberlo utilizado en diseños de paisajismo, tanto el arbusto
común como la variedad enana, me sorprende que nunca le haya dedicado un
artículo en este blog. Pero esta mañana, mientras paseaba con Duncan, he tropezado en la mediana de la
avenida por la solemos pasar, que se encuentra ajardinada con plátanos de sombra, adelfas, fotinias y piracantas, con una masa arbustiva de pitósporo y
me he sentido inspirado para dedicarles este post.
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Seto de pitósporo (Pittosporum tobira) |
En Sevilla, llevando como nombre “azahar” aunque sea de la China, y si
eres una planta, solo puedes triunfar. Mis primeros recuerdos en relación al pitósporo se remontan a un seto
del parque público que hay cerca donde me críe de pequeño. Aún se conserva y
consiste en un camino pavimentado que a ambos lado presenta una alineación de tipuanas (Tipuana tipu), bajo éstas,
el seto de pitósporos es de perfecta geometría rectangular, de un verde oscuro
intenso, tupidísimo, tanto que parece una mesa sobre la que se pueden colocar
objetos e, incluso, apoyarse para escribir.
Existen muchos de esta especie de
arbustos repartidos por las zonas verdes en la ciudad. Algunos de los que habitan
en el Parque de María Luisa, son tan antiguos y han crecido tanto, que han
dejado de ser arbustos para convertirse en pequeños arbolitos repartidos
irregularmente por las exiguas praderas del Parque y los parterres que hay a lo
largo de su superficie. A pesar de su edad, se mantienen con dignidad, es
verdad que han dejado de estar tan frondosos como los jóvenes del parque de mi
niñez, pero se mantienen bien y todavía florece su aromático “azahar”.
Como comenté antes, en jardines
privados he empleado mucho más Pitosporum
tobira var. “nana”, la variedad pequeña que solo crece un metro como
máximo. Para jardines pequeños me parece más acertado por las diferencias
obvias que existen con los grandes parques públicos. Además, la variedad enana
también presenta flores aromáticas y ambas, tanto la planta común como la
pequeña, se pueden cultivar en contenedor o maceta, en muchos casos proporcionándoles
forma de bola, por lo que podemos encontrar arbustos de pitósporo en patios u
otros espacios verdes con suelo pavimentado.
Las hojas son ovales, de color
verde oscuro muy brillante, atravesadas por un nervio central destacado por otra
tonalidad de verde, más claro pero igual de brillante, que lo diferencia tanto
del resto del envés como del haz. Y son hojas persistentes, así que estarán presentes
en el jardín durante cualquier época del año.
Los cuidados que hay que realizar
para que el pitósporo se mantenga en perfecto estado ornamental son mínimos,
como habréis podido suponer, por ser un arbusto tan empleado en la jardinería
pública. Es resistente a casi todo (sol, viento, plagas, enfermedades, polución
y salistre marítimo), en especial, aguanta perfectamente bien largos períodos
de sequía, pero esto mismo es también su mayor debilidad porque no le va bien
los encharcamientos, con los cuales, sufre por asfixia radicular.
Con este “curriculum jardinero” del pitósporo es
imposible evitar que lo plantemos en el jardín o, en su defecto, que podamos
seguir disfrutando de color, frondosidad y aroma primaveral en parques
públicos.
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"Todas las plantas, al principio, son pequeñas". Cultivo de pitósporo en vivero |
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