Ayer, ojeando un número
muy antiguo de la revista Equipamiento y
Servicios Municipales, me entretuve leyendo con avidez un artículo sobre la
recuperación de solares degradados aquí mismo, en Sevilla. Es curioso que este
tipo de espacios públicos no se les pueda decir que están olvidados, porque no
lo están. De hecho, están muy presentes como recurso para realizar todo tipo de
arrojo de escombros, basuras, plásticos, metales, electrodomésticos viejos y restos
varios, de ahí la degradación. La regeneración se hace imprescindible. Hay que recuperar
un espacio que es público, no un estercolero y, no solo por una cuestión
estética, también por otros aspectos fundamentales como la higiene y la posibilidad
de provocar incendios.
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Sombra de una
jacaranda proyectada sobre el pavimento de una plaza dura
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En el artículo,
subtitulado como un proyecto de especial
repercusión medioambiental para la ciudad de Sevilla, se hablaba de un
gasto superior a mil millones de las antiguas pesetas, pero el retorno de dicha inversión compensa
con creces el esfuerzo económico de los solares degradados que encontramos en
muchas de nuestras ciudades. Los beneficios del establecimiento de una cubierta
vegetal, convenientemente mantenida y atendiendo a sus necesidades de conservación,
son innumerables. Tenemos la función ornamental, por supuesto, pero también posee
funciones de recreación, ocio y de contacto con la naturaleza, al margen de
otros beneficios relacionados con el bienestar de los ciudadanos y su calidad
de vida, como es su actuación como reductora de la contaminación ambiental. La
vegetación tiene la capacidad de absorber muchos de los metales pesados que se
encuentran flotando en la polución para, junto a la radiación solar y el agua
que absorben las raíces, transformarla en energía química. Dicho así, puede
parecer algo complicado, pero simplificándolo, diremos que todas estas
sustancias en suspensión se vuelven inocuas para el medio urbano y los
ciudadanos que lo habitamos. El objetivo principal que buscamos al regenerar un
solar degradado, es recuperar para la ciudad amplias zonas con distinto grado
de abandono y volverlas amables, susceptibles de aportar numerosos beneficios
medioambientales y favorecedoras del contacto de la ciudadanía con la
naturaleza.
En defensa de la plaza dura
Mientras que hay espacios
en las ciudades que han quedado en desuso y degradándose por encontrarse en una
situación de tierra de nadie tras,
probablemente, la construcción de algún edificio, vallarse y que esa valla caiga
una y otra vez para arrojar variopintos escombros; existen otra multitud de
espacios municipales que se acondicionaron en su día como espacios verdes en
rotondas o medianas pero, por falta de recursos para la conservación, se ven en
la actualidad en la misma situación de degradación que los solares. Al mismo tiempo,
imagino que promovidas por algunas organizaciones ecologistas, se llenan paredes
con pintadas en contra de la proliferación de las plazas duras. En parte, les
puedo dar la razón, pero para nada comparto
esa difusa y alarmista idea que conlleva a la demonización de la plaza dura,
pues yo entiendo este como un espacio verde más en las ciudades, que debe
poseer una zona pavimentada, pero también su correspondiente y proporcional
vegetación. En Sevilla en particular y en Andalucía en general, por paradójico
que parezca, no existe un espacio verde que sea menos ecológico que una superficie
de césped debido al excesivo consumo de agua que implica regar una pradera. El
agua es un recurso esencial y muy escaso en nuestras latitudes. Además, segar
una pradera supone la labor más costosa económicamente a lo largo de un año en
un parque o un jardín, ya sea público o privado. Sin embargo, si pavimentamos
esas rotondas, medianas y espacios degradados, si los dotamos con algunos
parterres con arbustos o, simplemente, plantamos alcorques con árboles, no
muchos, los suficientes para crear una masa arbórea capaz de proporcionar
sombra y que transforme las partículas en suspensión del aire en otras
respirables, nos evitaremos un coste en el mantenimiento inasumible y habremos
ahorrado una enorme cantidad de agua vital, pero sin renunciar a continuar en
contacto con la naturaleza.
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Solar degradado |
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Comparto tu opinión y es una pena como se mal cuidan los lugares en desuso con la fácil que sería darles un bonito espacio que es bueno para todos. Creo que las circunstancias nos han llevado a que el césped sea un bien de lujo que no se puede tener porque hay que ser conscientes de los pocos recursos que tenemos. Pero considero que es un tema del que se puede sacar mucha punta ya que en algunos casos ese derroche esta bien visto. En fin, muchas gracias otra vez por un buen artículo. Un saludo
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