El pasado fin de semana acudí al vivero a comprar y no fue por motivos
profesionales. La razón de peso fue que mi hijo quería tener una planta
carnívora. En un principio, porque le habían comentado en la sala donde práctica
esgrima el “fantástico” comportamiento que poseían estos vegetales (algo
parecido a la película musical “la tienda
de los horrores”), y posteriormente, el efecto de su imaginación pueril
hizo el resto. Cuando volvíamos a casa me hizo la pregunta del millón de euros ¿Sobrevivirá la planta en casa?
![]() |
Venus Atrapamoscas (Dionaea muscipula) fuente imagen: wikimediacommons |
Compramos a “dientecitos” (ese
es el nombre que le ha puesto su nuevo dueño), en un vivero muy animado por
tránsito de clientes como suele ser habitual los fines de semana. Es el momento
de la semana en que poseemos más tiempo para practicar la jardinería, ya sea en
vastas extensiones de terreno o en el alfeizar de la ventana. Probablemente,
muchas de las personas que allí había, comprando todas esas plantas para llevar
a casa, se estuvieran haciendo la misma pregunta que mi hijo. A ver, en
principio una planta carnívora del tipo Venus
Atrapamoscas (Dionaea muscipula) puede
llegar a vivir de 20 a 30 años si se cultiva sus condiciones óptimas y según la
literatura botánica. Además, las condiciones del ambiente natural de D. muscipula, caracterizado por ser
zonas pantanosas y humedales con climas relativamente suaves con inviernos no
muy fríos, se puede recrear más o menos en Sevilla… a excepción del excesivo
calor del verano, obviamente. Y ese es el quid
de la cuestión ¿Puede una planta sobrevivir
si la llevamos casa? En principio la respuesta es que sí, siempre y cuando
podamos recrear de la forma más exacta sus condiciones de vida de manera natural.
Si cada persona es un mundo, las plantas no se quedan atrás y, individualmente,
van a poseer unos gustos particulares que las harán únicas. La corriente de
aire, exceso o defecto de agua, ídem con la luz, ubicación en la casa o
nutrientes del sustrato pueden ser causas suficientes para que la planta no se
adapte y acabe por marchitarse. En mi caso, he probado muchas veces la cantidad
de agua de las macetas buscando el mejor volumen a cada maceta, la ubicación
también la he variado en infinidad de ocasiones o he subido y bajado las
persianas para ir graduando la cantidad de luz que dejaba pasar. Por ejemplo,
en el caso de la Venus Atrapamoscas, sé que son plantas que han evolucionado en
suelos pobres en nitrógeno y por eso han desarrollado esa habilidad para
capturar insectos con los que obtener los nutrientes que necesitan. Como la Mimosa pudica, es una de las pocas plantas
que presentan esa falsa habilidad de movimiento tan elaborada y que D. muscipala utiliza para atrapar a sus víctimas.
Son plantas que no son tropicales, pero si lo suficientemente exóticas y
complejas como para que su cultivo se pueda ver comprometido en el futuro. Pero
todas las plantas tienen su grado de
complejidad y, por mucho que leamos infinidad de veces las características botánicas,
lo cierto es que no hay nada como la observación continuada para detectar
aquello que en secreto anhela nuestra planta. Un enigma siempre pendiente por
descubrir.
![]() |
Momento en que D. muscipula captura una víctima fuente imagen: wikimediacommons
|
Sígueme en:
También te puede interesar:
Gracias por perder unos minutos de tu tiempo
leyendo este post.
No hay comentarios:
Publicar un comentario