Tener un huerto urbano en
el hogar nos aporta muchos aspectos que nos ayudan a mejorar nuestros hábitos
de vida. Cultivamos nuestras propias verduras de manera sostenible, consumimos productos
obtenidos de manera ecológica y está demostrado que practicar la horticultura nos
ayuda a mantener un correcto desarrollo psicológico y físico. Pero para poder
alcanzar todos estos beneficios en nuestra vida, es necesario que apliquemos
unos pequeños consejos que hagan que nuestro huerto urbano crezca con vigor y
se mantenga en el mismo estado hasta que realizamos la cosecha.
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Huerto urbano
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Calendario
de siembra: Es muy importante atender a las características biológicas de cada especie vegetal y, aunque siempre se puede “engañar” a la planta recreando sus condiciones apropiadas en
invernadero, lo ideal es realizar la siembra de vegetales que se adapten a las
condiciones de cada estación del año.
Alternancia
y compatibilidad entre cultivos: Que sea ideal atender los
ciclos vitales de los vegetales no significa necesariamente que tengamos que
dejar nuestro huerto urbano en “barbecho”
durante largos períodos. Podemos obtener la máxima productividad del cultivo en
el hogar realizando la alternancia entre especies vegetales compatibles. Gracias
a esta técnica de cultivo, obtenemos varias ventajas: mayor aprovechamiento del
suelo, varias cosechas en un mismo año, menor crecimiento de hierbas
espontáneas y favorecemos del crecimiento recíproco.
Siembra:
Para realizar la siembra, lo correcto es utilizar semilleros de alveolos
perforados o, en su defecto, recipientes pequeños igualmente perforados para
favorecer la circulación del agua y que no se encharque. La mayoría de los
cultivos requieren un sustrato húmedo para germinar y cuando la plántula emerge
ocurre igual, aunque hay que atender a las necesidades de cada especie. Es
mucho mejor humedecer el sustrato directamente con una regadera que usar un
espray para regar porque este tipo de riegos, al caer sobre la planta, favorece
la proliferación de hongos patógenos, podredumbres y otras enfermedades
criptogámicas.
La
paciencia es una virtud: Unos vegétales germinan a los pocos
días de la siembra y otros pueden tardar meses en hacerlo. Esto es así porque
existen una serie de latencias (físicas, químicas y mecánicas), que evitan la
germinación de las plantas para protegerlas de las posibles condiciones
adversas del momento. Por eso, no hay que desesperar ni dar nunca por perdido
un cultivo si tarda mucho en germinar.
Abono
completo: Una ayuda en forma de abono granulado completo con Nitrógeno,
Fósforo y Potasio, siempre lo va a gradecer el cultivo urbano. El abono comercializado
en forma “bolitas azules” suele dar
muy buenos resultados, pero siempre es conveniente aplicar la dosis recomendada
por el fabricante porque el exceso puede provocar la intoxicación química de
las plantas. A modo orientativo, echar el equivalente a una cucharita de café por
planta se considera una dosis correcta.
Proteger
el huerto urbano: Los semilleros se pueden cubrir con un
cristal o un plástico para protegerlos de condiciones ambientales desfavorables,
así como, para evitar las pérdidas de agua por evapotranspiración y mantener el
calor. Pero también es bueno retirar todos los días durante un rato esta
protección para que pueda pasar el aire al huerto urbano y se renueve.
Cosecha:
Al igual que ocurre con la germinación, la cosecha se ha de realizar en el
momento oportuno de cada especie para no perder calidad en los vegetales y, ese
momento, se alcanza con el punto de maduración. Éste punto es producido por una
transformación de los vegetales que empiezan a acumular más azucares en su
interior. Si este momento se prolonga mucho y no se hace la recolección, los
azucares empiezan a convertirse en almidón, por este motivo convine recoger
antes de que estén totalmente maduros.
Fuente imágenes: pixabay
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