Hace unas semanas, antes de las lluvias torrenciales que nos asolan,
durante un domingo de asueto que ya presagiaba la primavera, tuve la
oportunidad de dar un enorme paseo por muchas de las zonas verdes con las que
contamos en Sevilla. Entre los lugares en que me interesé, se encontraba el Jardín Americano que se construyó con
motivo de la Exposición Universal de 1992. Un vergel que en sus inicios contaba
con un total de 496 especies vegetales provenientes del Nuevo Mundo.
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Malvavisco (Malvaviscus
penduliflorus)
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Estas plantas fueron distribuidas por la superficie del jardín. Las que
ya se encontraban naturalizadas con el ambiente, se plantaron en zonas abiertas
al exterior. Las plantas más delicadas con el fuerte calor del verano
sevillano, principalmente plantas tropicales, se ubicaron bajo un enorme umbráculo
formado por lomas de madera. El umbráculo posee una superficie de 1.700 m2
y cuenta con un pequeño estanque.
Una vez finalizada la Exposición Universal del 92, el jardín se cerró al
público y a cualquier actividad de mantenimiento. De esta manera se propició
que el jardín quedara a merced de las
inclinaciones biológicas de las especies que constituían su exclusivo ecosistema.
En poco tiempo, la superficie verde se degradó de tal manera que el acceso al
interior se hizo imposible, las especies dominantes se impusieron y se perdió el
80% de la biodiversidad que atesoraba el Jardín Americano.
Hubo un espejismo de recuperación en 2010, año durante el cual una Fundación
se hizo cargo de la recuperación de material vegetal que aún persistía, del
mantenimiento e, incluso, de la divulgación del patrimonio verde del jardín. La
intención solo duro un par de años, hasta que la Fundación se disolvió y el
espacio verde quedó en las mismas condiciones de mantenimiento que el resto de
parques públicos de Sevilla.
De mi última visita al Jardín Americano, bajo la estructura de madera del
umbráculo que en su día se consideró innovadora, solo queda alguna exigua mata
de Malvaviscos. La degradación, el abandono y el vandalismo han provocado la marginación de un jardín de único.
Los malvaviscos (Malvaviscus penduliflorus) son fáciles de reconocer… o mejor, es fácil de confundirlos con los hibiscos por su similitud de flores. Forman una frondosa mata verde que puede
alcanzar una considerable altura. Es cierto que las flores se parecen a las del hibisco, pero las del malvavisco tiene lo pétalos como pegados en forma
tubular. Las flores son de un color rojo intenso y casi parece que brillan con
luz propia. También son ornamentales en el jardín sus bayas de igual color
rojizo.
Originario de amplias regiones que incluyen desde Florida y México hasta
el Sur de Perú y Brasil, ha quedado como representante único de un Jardín Americano
que en otra época fue ejemplo de jardín singular y carismático. El malvavisco
se ha convertido en testigo mudo del deterioro sin retorno de un gran jardín.
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Umbráculo del Jardín Americano
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Estanque del Jardín Americano
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