Nos fascinan los jardines
japoneses. Esa mezcla de misticismo, la conexión entre espacio verde y ritual,
hace del jardín japonés un espacio que no solo disfruta el cuerpo, pues también
enriquece el alma. El ritual está muy presente en el jardín japonés, como la ceremonia del té, ocasión especial para
la que quedan cubiertos con frondosa vegetación acompañada de estanques donde
nadan carpas de colores. Un jardín que invita a recorrer sinuosos senderos que nos
adentran en la filosofía de lo natural.
Tal es la capacidad de
seducción de los jardines japoneses que han traspasado fronteras y llegado a
otros lugares del mundo donde lucen igual de espectaculares que en Japón,
además, sin perder nada de la espiritualidad en la que se encuentran envueltos.
Un ejemplo es el jardín japonés de Buenos
Aires en Argentina, un lugar que sirve de puente cultural entre Japón y Suramérica.
La motivación para crear
un jardín japonés en Buenos Aires se debe a que el país latino acogió a muchos
migrantes japoneses que buscaban un futuro económico mejor durante la primera y
parte de la segunda mitad del siglo XX. La visita a Argentina en 1967 del
entonces príncipe heredero de Japón Akihito, junto a su esposa Michiko, motivó
que los ciudadanos de origen japonés que viven en Argentina quisieran crear un
jardín que simbolizara un “pequeño Japón” en la Pampa. El espacio verde fue
inaugurado por Akihito el 17 de Mayo de 1967.
En la actualidad es uno de
los jardines japoneses más buscados por personas sensibles al turismo de
jardines, los cuales encuentran en su interior la cultura jardinera japonesa en
su mayor expresión, así como, paz interior. A esta sensación contribuye la
vegetación dispuesta en armonía sobre su superficie. En el jardín japonés de
Buenos Aires podemos encontrar parterres paisajísticos poblados de cerezos (sakura)
de delicada flor, azaleas tan amantes de suelo ácido o el resistente Ginkgo biloba que tiñe de amarillo sus hojas
cuando llega el otoño.
La superficie del jardín
se encuentra surcada de senderos que recorrer, pendientes que dejan tras de sí
suaves colinas y hasta un lago poblado de nenúfares que puedes contemplar desde
el puente curvo. Y es que el jardín
japonés de Buenos Aires no se encuentra carente de mobiliario procedente de la
cultura tradicional nipona. Existe un faro
que es el punto de partida y llegada del jardín, edificios que sirven de museo
y un vivero donde puedes comprar un bonsai, todo decorado al estilo del Japón más
clásico.
Como podemos apreciar por
las imágenes, el jardín japonés de Buenos Aires es de lo más cautivador y un
claro ejemplo de que los estilos jardineros pueden implantarse en otros lugares.
Aunque en realidad, importar jardines, es algo que ha ocurrido desde el inicio
del diseño de espacios verdes, una llama que sirve avivar el fuego que
enriquece el patrimonio verde en general.
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Vista del jardín japonés de Buenos Aires
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Sendero elevado y edificación de estilo japonés
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Puente curvo
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Lago del jardín japonés de Buenos Aires
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Fuente imágenes: wikimediacommons
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Poco más de medio siglo ha pasado! Me encantaría tener la suerte de visitar Buenos Aires y visitar el jardín japonés, sin duda un rincón de calma y belleza. ¡Gracias, José Luis!
ResponderEliminarGracias a ti por dejar tu comentario. Un saludo!
EliminarHola! Este año que viene vamos a visitar Argentina y Chile, anoto la visita al jardín japonés de Buenos Aires como obligada. Este verano hemos estado en el de Munich (Englischer Garten) y la verdad es que el de Buenos Aires parece más bonito. Un saludo y enhorabuena por el blog.
ResponderEliminarHola Roberto! No olvides compartir tus experiencias jardineras con nosotros. Muchas gracias por dejar tu comentario y un saludo.
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