17 de octubre de 2019

Washingtonia y el jardín exótico

Cuando hablamos de palmeras rápidamente nuestro subconsciente vuela hacia un tipo de jardín exótico o de connotaciones tropicales. La realidad es que las plantas ornamentales asociadas a este estilo de jardinería ha sufrido una evolución conjunta al jardín exótico que ha durado siglos. Desde el origen en el desierto o, más concretamente, el oasis, ha habido nuevas plantas y que normalmente se han incorporado provenientes de la época de los descubrimientos. El resultado de esta evolución de los jardines son espacios donde encontramos palmeras datileras, washingtonias, cocos plumosos, palmitos, palmera de la fortuna o cicas, entre otras muchas especies vegetales, y que han llegado de todos los confines del mundo.


Palma de washingtonia
Palma de washingtonia

Como decimos, el jardín mediterráneo ya se nutre de estas especies vegetales desde hace siglos por su proximidad al concepto de oasis como espacio verde. El oasis significa vida en el desierto y el jardín exótico trata de extraer la esencia del oasis, la vida en un mundo de sol y arena, pero llevada al hogar o la almunia. Y es que lo exuberante, incluso podríamos añadir lo raro y diferente, siempre ha sido apreciado en un espacio verde. Quizás porque la diversidad es lo que enriquece cualquier lugar.

Las washingtonias es un grupo de palmeras que encontraremos en un jardín exótico de procedencia el nuevo mundo. Para empezar, su nombre rinde homenaje al primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, lo que nos hace una idea de su origen americano. Concretamente de la zona de México y California. Así que su incorporación a los espacios verdes es posterior al descubrimiento de América.

En jardinería encontramos dos especies que vamos a destacar: W. robusta y W. filifera. Así como, el hibrido de ambos, pues es frecuente la mezcla entre ellas dificultando en muchas ocasiones la identificación.

En caso de no haber hibridado, reconoceremos a W. robusta porque presenta un estípite de entre 30 y 35 metros. Es la más grande de las dos. El nombre específico robusta hace referencia a la resistencia que tiene a la acción fuerte del viento, aunque en realidad no lo resiste. El tronco de W. robusta presenta una elevada flexibilidad así que es capaz de doblarse muchos metros y, después del viento, vuelve a su posición original sin mostrar ningún daño. Por eso es capaz de sobrevivir a la época de huracanes.
W. filifera tiene un estípite unos 10 o 12 metros más pequeño y un diámetro más grueso que W. robusta de entre 50 y 60 centímetros de diámetro.

En cambio, a diferencia de la altura, las palmas son muy similares en ambas washingtonias y muy diferentes, a su vez, a las palmas del género Phoenix (Palmera datilera). Las palmas de las Washingtonias se asemejan a abanicos abiertos, están divididas en segmentos pendientes y de los que cuelgan largos pelos blancos.

Las palmeras washingtonias intervienen en jardines de tipo exótico o tropical, pero también es frecuente encontrarlas realizando funciones de alineación en calles. Últimamente se están imponiendo en jardinería a las phoenix debido a su alta resistencia a la polución, pero sobre todo, porque no les afecta de igual manera la plaga del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus).  


Washingtonia robusta
Washingtonia robusta
Washingtonia filifera
Washingtonia filifera
Fuente imágenes: wikimedia commons


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3 comentarios:

  1. Amigo José Luis es una palmera que me encanta. Hace poco tiempo la única que tenía en mi jardín tuve que quitarla, probablemente pasaba de los 20 metros. Era un bello ejemplar que planté hace mucho tiempo. En esta zona donde resido el picudo ha causado estragos en las palmeras y en las washingtonias también. No me quedó otra opción pues estaba muy cerca de la casa y caso de coger picudo los palmeros no suben a cortarla por miedo que caiga la palmera y en la zona que estaba no puede entrar ninguna plataforma para poder cortarla, así pues, no tuve otra opción, me costó mucho tomar la decisión. El problema está en que las palmeras del contorno que han sido afectadas por el picudo la mayoría de propietarios no las han eliminado y el picudo campa a sus anchas es una verdadera pena pero dado el costo de quitar las palmeras afectadas, mucha gente no lo hace. Ahora mismo me quedan dos Phoenix dactyliferas, una de ellas de tres brazos preciosa que estoy tratando porque al parecer tiene picudo. Al no estar limpios y despejados sus troncos no podemos asegurar por donde entró. Yo mismo he matado en tres ocasiones 3 picudos que vi revoloteando golpeándoles con la palma de la mano pude tirar al suelo. Tengo un post publicado de la Washingtonia cuando vino el palmero a quitarla por si quieres echar un vistazo. En esta especie, el picudo hace en su interior un agujero de 20 o 25 cm. Parecido al brocal de un pozo de extraer agua, y suelen entrar tanto por su base como por su parte aérea. Esto del picudo es una verdadera pena y un desastre.
    En el palmeral de Elche tienen una batalla diaria constante con el maldito picudo.
    Un abrazo

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    1. Es realmente una pena tener que deshacerse de unos ejemplares tan magníficos. Aprovecho tu comentario para aclarar que el picudo se alimenta tanto de palmeras phoenix como de washingtonias, prefiere las primeras pero como está acabando con ellas se empezó a alimentar también de las segundas. Además, el adulto del picudo cuando se desplaza de un lugar a otro, utiliza las washingtonias como refugio hasta que llega a la phoenix que le interesa. Suerte para salvar a las Phoenix dactyliferas. Un saludo Juan.

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