15 de junio de 2020

Pasado y presente en los Jardines de Murillo

Las tradiciones ocultan diversas realidades y el mundo de los jardines no escapa a esta circunstancia. Existen algunos casos notables en los que el peso de la tradición de la nomenclatura popular ha difuminado con el tiempo los límites del espacio verde. En Sevilla se encuentra el ejemplo perfecto, pues la pérdida de nitidez motivada por la tradición ha provocado que la gente conozca como Jardines de Murillo la zona verde que en realidad es el Paseo de Catalina de Ribera.


Vegetación en los Jardines de Murillo
Vegetación en los Jardines de Murillo

Lo que sin duda es un desmerecimiento totalmente involuntario para la noble andaluza fundadora del Hospital de las Cinco Llagas, es el reconocimiento del aledaño y pequeño jardín que se creó unos cuantos años después y de cuyo nombre se apropio todo el conjunto verde.
Los Jardines de Murillo nacen de la necesidad de crear un espacio ajardinado acorde con el vecino Real Alcázar de Sevilla. Durante siglos, los terrenos que rodeaban al palacio hispalense fueron tierras de labranza, pero con el crecimiento de la ciudad, la llegada de la industrialización y el consiguiente cambio en la sociedad, las necesidades de Sevilla se transformaron y hubo que dotar el entorno de unos jardines acordes con el espacio verde que se encuentra al otro lado de la muralla del alcázar.
En 1911 se materializó esta necesidad y nacieron los Jardines de Murillo. Un espacio que se proyectó muy al estilo de aquella década, unos tiempos en los que se vislumbraban matices del acondicionamiento que se llevaba a cabo en el Parque de María Luisa para la futura Exposición Iberoamericana que se celebraría en la ciudad años después.
Por eso, aunque los Jardines de Murillo no posean la envergadura del gran parque público de Sevilla, si que mantiene aspectos arquitectónicos y vegetales comunes, pero desde un punto de vista más íntimo y urbano. Son unos jardines que pueden recorrerse en un suspiro en comparación, y en ese recorrido descubres senderos de albero, pavimentos empedrados, fuentes y bancos decorados con azulejos y una atmósfera vegetal compuesta por las típicas plantas que podemos encontrar en la jardinería pública sevillana.
En la actualidad, los Jardines de Murillo no han perdido ese encanto recogido de sus inicios. Han resistido al paso de los años, han superado el vandalismo y la degradación, aunque haya habido que invertir en sus correspondientes reformas. Algunas generadas por el crecimiento de las especies arbóreas que lo pueblan.

Y aún continua siendo ese pequeño oasis de verdor en el que muchos nos refugiamos cuando hace calor, mientras la multitud de turistas pasa de largo y se adentran en los callejones del Barrio de Santa Cruz.
Pérgola con ciprés
Pérgola con ciprés


Banco en los Jardines de Murillo
Banco en los Jardines de Murillo

Fuente en los Jardines de Murillo
Fuente en los Jardines de Murillo

Raíces arbóreas y mirto
Raíces arbóreas y mirto
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4 comentarios:

  1. Son unos bonitos jardines amigo José Luis, muchas veces pasan desapercibidos por los visitantes o turistas.
    Buena semana amigo.
    Un abrazo.

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    1. A veces que pasen un poco desapercibido es bueno porque se evita el uso desmesurado con la correspondiente degradación. Además, eso contribuye a crear esa atmósfera íntima que poseen estos jardines. Un abrazo Juan.

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  2. Cuántos recuerdos me han venido a la cabeza!!! Me pasa cada vez que escribes sobre un parque o jardín de Sevilla. En este caso, yo atravesaba la Plaza de España entrando por los Jardines de Murillo para ir a La Feria cuando se ponía en el Prado de San Sebastián. Madre mía! De eso hace ya muuuucho tiempo! Un abrazo, Jose Luis.

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    1. A mi también me han quedado gravados en la memoria. Me gustaba adentrarme por el callejón del agua en el Barrio de Santa Cruz cuando iba caminado al centro y era lugar de paso obligado. Me alegro de haber contribuido a traerte esos recuerdos. Un abrazo Mónica.

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