Jardines Que Me Gustan: Islas botánicas

Una isla es un área de tierra que emerge de manera natural a la superficie a través de un medio acuático y queda completamente rodeada de agua. En diseño de espacios verdes, el concepto de isla es muy útil para recuperar lugares degradados o incrementar superficies ajardinadas disponibles en entornos urbanos para disfrute de los ciudadanos.

Little Island, Muelle 54, New York

Imagen: Heatherwick Studio

Uno de los proyectos más recientes que ha incorporado el concepto de isla botánica al entramado urbano es el realizado en los antiguos muelles del río Hudson en New York. El objetivo es crear una nueva infraestructura verde que rodee Manhattan y para ello se están transformando algunos de los embarcaderos que cayeron en desuso en islas donde abundan las plantas.

Pero esta no ha sido la primera vez que se proyecta una isla botánica. Las oportunidades que ofrece una isla para convertirse en un espacio verde son muchas, pues posee características singulares que gestionadas adecuadamente pueden suponer un retorno en forma de beneficios para el propio jardín rodeado de agua. El ejemplo del embarcadero es bastante gráfico, una superficie que se sostiene sobre el agua a través de unos pilares.

En este sentido, desde que el jardín es jardín, se encuentra aislado del exterior. Es más, en la antigüedad un espacio verde se convierte en eso mismo cuando se decide tapiar un vergel para protegerlo de posible ataques y poder disfrutarlo en intimidad. En el momento que una isla se convierte en espacio verde, entendiendo un jardín como lugar donde existe intervención humana en mayor o menor medida en su creación y conservación, ya parte con la característica de estar aislada del exterior gracias al agua que la rodea.

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No solo se puede crear una isla botánica con pilares y una superficie con capacidad para mantener un jardín. También se puede ganar terreno al agua aportando tierra o, incluso, islas que ya existen ajardinarlas para convertirlas en jardín. Esto es lo ocurrido con la Isla de la Cartuja, que para la Exposición Universal de 1992 de Sevilla se convirtió un enorme jardín con una notable infraestructura verde conectada. Lo cierto es que la isla de la cartuja es artificial porque se formó con la construcción de la dársena que atrapó una gran parte de extensión de tierra entre el agua del río Guadalquivir y la propia dársena.

El ajardinamiento de la isla de la Cartuja es un proyecto pasado, pero ya se mira hacia el futuro y existen proyectos similares que no solo van a crear una isla sino todo un archipiélago. En Copenhague hay un proyecto en marcha que planea construir un conjunto de nueve islas y que poseerá una extensión un treinta por ciento superior a la superficie del Principado de Mónaco. Acumulando escombros de obras cercanas y creando refugios que protejan a la biodiversidad del entorno, este proyecto respetuoso con el medio ambiente cuenta sobre plano con una importante infraestructura verde. La construcción comenzará en 2022 y la primera de las islas estará operativa seis años después. Todo el archipiélago quedará concluso en 2040.

Proyectos de diseño de jardines, espectaculares en algunos casos y que recuerdan aquellas obras de Julio Verne, mitad ficción y mitad ciencia. Es posible que ver todos estos proyectos futuros hechos realidad nos pille a algunos mayores, pero sin duda será un legado excepcional las asombrosas islas botánicas.