9 de marzo de 2023

El paraguas blanco

 

Durante mucho tiempo hubo un grupo de plantas que se denominaban umbelíferas, pero la inflorescencia con forma de paraguas alcanzaba a otros géneros y los botánicos decidieron quitarles el nombre para evitar la confusión con las otras plantas.

Seseli libanotis

Seseli libanotis 

© Gertjan Van Noord

Las especies vegetales anteriormente conocidas como umbelíferas se llaman ahora Apiaceae y son conocidas sobre todo en cocina: perejil, eneldo o hinojo, por citar algunos ejemplos.

Pero la inflorescencia con forma de umbela alcanza a otras familias. Las encontramos en las araliáceas (fatsia, hiedra o aralia) y todas las del género Allium.

Aralia cordata

Aralia cordata 

© LiCheng Shih

¿Pero qué es en botánica una umbela? Pues consiste en una inflorescencia en la cual los tallos florales se abren en abanico desde un único pedúnculo, como las varillas de un paraguas, otorgando esa figura característica.

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Las plantas con estas inflorescencias pueden ser de dos tipos, aquellas con forma de globo y las que poseen forma plana aunque con cierta estratificación.

Fatsia japonica

Fatsia japonica 

© jam343

Éstas últimas, desde mi punto de vista, son las que más sensación de paraguas dan. Como muchas de ellas tienen flores color blanco, me recuerdan a un paraguas blanco.

En un artículo anterior ya expliqué la relación que había entre la geometría fractal y esta curiosa inflorescencia. Puedes leerlo haciendo clic aquí.

Meum athamanticum

Meum athamanticum 

© Janet Graham

Pero la inflorescencia en forma de paraguas es más que geometría y matemáticas, pues no deja de ser una forma vegetal con un importante valor ornamental para el jardín.

El uso de esta peculiar inflorescencia de varillas con cientos de diminutas florecillas, es relativamente reciente en lo que al diseño de jardines se refiere.

Selinum wallichianum

Selinum wallichianum 

© Siddarth Machado

Los jardineros están apostando por nuevas formas en espacios verdes, de esta manera se deshacen de la monotonía visual y añaden biodiversidad con el consecuente beneficio ecológico que eso conlleva.

Lo cierto es que son plantas que crecen en paisajes naturales, con lo cual tenemos esa referencia paisajística, así como, poseen tal rusticidad, que se han convertido en fuente de inspiración propiciando su uso en jardinería.

Angelica archangelica

Angelica archangelica 

© Anticlimax

Son plantas fáciles de hacer que crezcan y se desarrollen en un parterre. Tan solo es necesario realizar la siembra de semillas y su propio ciclo vital de dos años se encarga de transmitir esa sensación de dinamismo estacional que evoca al medio natural.

Cuando los progenitores originales completan su ciclo de vida, las semillas que desprenden sobre el terreno son las encargadas de volver a emerger y florecer la siguiente primavera, garantizando la presencia de las umbelas en el jardín.

Hinojo (Foeniculum vulgare)

Hinojo (Foeniculum vulgare

© Alwyn Ladell

Debido a que existen plantas que florecen con forma de paraguas adaptadas a diversos hábitats, podemos encontrar inflorescencias en umbela en diversos lugares y con diferente prolongación en el tiempo.

Existen especies que prefieren lugares sombreados y más fríos. Otras se encuentran a gusto en espacios secos y otras umbelíferas florecen de forma tardía en el verano.

Levistium officinale flor seca

Levistium officinale flor seca 

© Melanie Shaw

Incluso, ampliando nuestro concepto de jardín bonito, podemos encontrar cierta belleza en aquellas inflorescencias que ya se han secado y otorgan al jardín tonalidades pardas.

No existe una única forma de umbela, las hay que se extienden y las hay que se compactan. Las hay pequeñas y las hay grandes. Algunas pueden estar acompañadas de hojas y brácteas con aspecto de aguja.

Pimpinella major ‘Rosea’

Pimpinella major ‘Rosea’ 

© John Shortland

En cualquier caso, el “paraguas blanco” se puede cultivar con éxito formando islas en una pradera, en márgenes de un parterre y en superficies con grava dando al jardín un aspecto árido.

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