En las alturas de los majestuosos Alpes franceses, donde las montañas se alzan imponentes y la naturaleza se presenta en su máxima expresión de belleza y resistencia, se encuentra un curioso rincón llamado Jardín Botánico Alpino de Lautaret.
Mucho más que simple refugio para la flora alpina, en este artículo hablamos de un santuario de la biodiversidad y una ventana a la historia de la botánica.
Vistas desde el Jardín Alpino de Lautaret
Historia que comienza a finales del siglo XIX, un período de gran intensidad en lo que al estudio vegetal se refiere y que quedó plasmada especialmente en los jardines botánicos.
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El interés que suscitaban las plantas alpinas, hermosas a la par que resistentes a condiciones adversas, propició que se crearan con su correspondiente espacio para ello, colecciones específicas de estas especies vegetales en jardines botánicos del mundo entero.
Centro de visitantes
Pero la pasión por las plantas alpinas no quedó recluida únicamente en determinadas superficies de jardines botánicos, pues fue más allá y se crearon jardines única y exclusivamente con vegetación de alta montaña. Este es el caso del Jardín Botánico Alpino de Lautaret, un lugar donde las plantas alpinas son las protagonistas.
Un poco de historia
En 1899, Jean-Paul Lachmann, profesor de la Universidad de Granoble, se propuso una misión: crear jardines de montaña para estudiar y proteger la flora alpina. Fundó tres de estos jardines en los Alpes, uno de ellos en el paso de Lautaret.
Cumbre de los Alpes
Sin embargo, el difícil acceso a través de las montañas, lo complicado del mantenimiento y un presupuesto escaso, obligaron a Lachmann a centrarse únicamente en el Jardín de Lautaret.
Casi medio siglo después de su fundación, durante la Segunda Guerra Mundial, el jardín botánico primero sufrió el paso de tropas alemanas, luego fue ocupado por una compañía italiana aliada y finalmente sufrió varios saqueos.
Vegetación alpina
A las perdidas humanas que incluyen personas ilustres como Aguste Prével, Jefe de Cultivo del jardín, hay que sumar el estado desolador en el cual acabó el lugar: documentos, libros, instrumentos, muebles, todo fue robado, mientras el techo de la edificación era perforado por las balas. Los mulos de los soldados y el ganado del Lautaret devastaron las plantaciones y se sustrajeron selectivamente las plantas más raras.
Colecciones botánicas
Todo quedó en estado de abandono durante 11 años, pero finalmente se inició un proceso de reconstrucción del jardín incluyendo la recuperación, en la medida de lo posible, de las colecciones dañadas.
Plantas alpinas nativas
Hoy en día, entre las especies que prosperan en este entorno, algunas de forma espontánea, encontramos plantas como Dryas octopetala, Vaccinium uliginosum, V. vitis-iodea, V. myrtillus, Centaurea uniflora, Arnica montana y Swertia perennis.
Dryas octopetela
Dryas octopetala, pertenece a la familia Rosaceae y se caracteriza por sus matas bajas, hojas dividas y flores blancas. Vaccinium uliginosum es un arbusto de la familia Ericaceae que produce pequeñas bayas. Centaura uniflora, miembro de la familia Astaraceae, destaca por su única flor en un largo tallo.
Vaccinium myrtillus
Arnica montana, de la familia Astaraceae, es una planta perenne con flores amarillas utilizada en la elaboración de productos naturales. Swertia perennis, de la familia Gentianaceae, sorprende con sus flores azules o violetas.
Centaura uniflora
No obstante, el jardín no se limita a estas plantas nativas. Reúne especies de la flora alpina de diversas cordilleras montañosas del mundo, como los Pirineos, los Cárpatos, el Cáucaso, el Himalaya y las Montañas Rocosas.
Arnica montana
Tesoro de biodiversidad, el Jardín Botánico de Lautaret constituye un testimonio vivo de la pasión y dedicación de aquellos que han trabajado para preservar la belleza y la importancia de la flora alpina.
Swertia perennis
Cada planta que se encuentra aquí nos habla de la resistencia y la adaptación de la vida a la alta montaña, una lección que nos inspira a cuidar y conservar la diversidad de nuestro planeta.
Así que, si alguna vez tienes la oportunidad de visitar los Alpes franceses, no olvides explorar este singular jardín. Te sumergirás en un mundo de maravillas botánicas y aprenderás a apreciar la belleza de la flora alpina como nunca antes.
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Hola José Luis. Sin duda las plantas alpinas son maravillosas, aquí en el mes de junio y julio una visita a la alta montaña es sentirse en el paraíso, se acelera el corazón con tanta belleza. Así que sin duda este jardín será un lugar maravilloso. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Lola! Qué gozada pasear por esos paisajes alpinos que tienes tan cerquita. Un fuerte abrazo.
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