14 de noviembre de 2020

La roseta de echeveria

 

Las características botánicas de las plantas siempre han sido fuente de inspiración. La forma de roseta la encontramos en la cultura mesopotámica, en el Antiguo Egipto o en la Grecia Clásica como motivo decorativo acompañando a esculturas o dibujos, principalmente representando una flor cuyos pétalos se disponen en forma radial. Sin embargo, como veremos en este artículo, las flores nos son la única manifestación en roseta que poseen diversas especies vegetales.

Echeveria

Echeveria

Es el caso de las plantas suculentas del género Echeveria, pues son sus carnosas hojas las que se disponen en roseta. De hecho, es una hierba generalmente apreciada en decoración vegetal por la belleza de sus hojas más que por la floración que presenta. No es para menos, pues sus hojas de aspecto céreo presentan una coloración que alberga desde el verde intenso al grisáceo y, en ocasiones, con el ápice acabado en una tonalidad rojiza o purpúrea.

La magia de su forma radica en las matemáticas. La roseta de hojas suculentas de la echeveria posee con frecuencia una disposición que sigue la secuencia numérica descubierta por el matemático italiano Leonardo de Pisa (Fibonacci). También conocida como “proporción áurea”, tal vez le confiera a la roseta de echeveria equilibrio en su forma otorgándole el valor ornamental tan apreciada en decoración de espacios verdes.

Las echeverias son hierbas que durante el invierno pierden las hojas que tienen más abajo, pero nosotros no lo apreciamos en el día a día porque surgen unas nuevas procedentes de su meristemo apical manteniendo constantemente el aspecto de roseta que las ha hecho populares. Es en estos diseños decorativos con plantas donde la podemos encontrar aislada, resaltando su belleza, o en conjunto formado una masa arbustiva que puede ocupar desde una jardinera a una rocalla en el jardín.

Los cuidados de las echeverias no son complejos porque es un tipo de planta con un nivel de necesidades bajo. Al ser una suculenta, se adapta bien a la sequía y puede soportar periodos prolongados sin riego. Lo ideal es regar aproximadamente una vez al mes durante la época fría del año y disminuiremos el espacio de tiempo para el aporte agua de entre siete a diez días, en función de la temperatura y humedad local, durante los meses cálidos. Si además le añadimos una buena iluminación y un aporte moderado de abono crecerá con vigor.

Otro aspecto interesante a tener en cuenta para cultivar echeveria en casa es la facilidad de muchas de sus especies para propagarse por medios vegetativos. Basta con cortar algunas de sus hojas. Elegiremos para esta actividad aquellas hojas que observemos sanas, desarrolladas pero no las más bajas de la roseta porque serán demasiado viejas y puede complicar el éxito de la propagación.

Una vez que hayamos elegido las hojas, las despegaremos con cuidado para no dañarlas y las colocaremos en un papel absorbente con buena iluminación hasta que cicatricen. No todas las hojas lograran superar este proceso y se marchitaran lo cual es normal. Simplemente las descartaremos. Finalmente, las hojas de echeveria que consigan cicatrizar debemos acostarlas por el lado del envés sobre sustrato húmedo y en un contenedor que habremos preparado previamente para evacuar con facilidad el agua de riego. Con el tiempo generará hijuelos que acabaran por conformar una nueva roseta de echeveria.

Bandeja de plantas suculentas

Bandeja de plantas suculentas 

Imagen de amazonite en pixabay


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