Puede parecer que en un ecosistema vivo como es el jardín no hay cabida
para las matemáticas, pero lo cierto es que es una ciencia que se encuentra
presente en todos los procesos naturales. Además, en un jardín que implica un
diseño, las matemáticas en el jardín cobran una relevancia que puede llegar a
ser fundamental para la viabilidad del espacio verde.
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Proporción áurea en la vegetación
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No pretendo parecer dramático, sin embargo la realidad es que a la arquitectura del paisaje no se le da la
importancia como profesión en nuestro país que sí posee en otros lugares. Pues
igual que confiamos la construcción de nuestra casa a la competencia a un
arquitecto, el proyecto de diseño y ejecución de la obra de un espacio verde deberíamos
confiarlo a un profesional del paisaje con competencias en la materia. Esto
tristemente no sucede y muchas obras de jardines se hacen “a ojo” produciendo
un consecuente menoscabo en la obra de jardinería que puede provocar que no dé
el resultado esperado.
Las matemáticas del jardín pueden ser cálculos muy simples o algo más
complejos pero, sean de un tipo o de otro, no debemos pasar de soslayo sobre
ellos. Un cálculo matemático simple pero de importancia básica para el arbolado
de las ciudades tiene que ver con la distancia en metros de las especies arbóreas.
Es muy importante conocer cuáles serán las dimensiones de los árboles años
después de ser plantados y así evitar que se estorben unos con otros o con
edificaciones cercanas. Conociendo el diámetro de copa de la especie vegetal,
podemos saber a qué distancia tendremos que plantar nuestros árboles. Es un
dato muy simple y que nos permite saber la distancia
de plantación. Gracias a una correcta aplicación de las matemáticas,
podemos evitar podas devastadoras sobre el arbolado urbano como el desmochado, que debido a su agresividad
acaba condenado al árbol a malvivir en su alcorque, reduciéndole años de vida, provocándole
la aparición de enfermedades, así como, aumentando el riesgo de accidentes por
desprendimientos de ramas.
Para el cálculo del riego hay
que hacer muchas más operaciones que para determinar la distancia entre
árboles, pero no deja de ser también fundamental. A ver, con cierta experiencia
se puede hacer una estimación somera del sistema de riego que necesita tu
jardín que, quizás, pueda llegar a funcionar y cubrir pobremente las
necesidades que requiere la superficie a regar. Pero sin hacer los cálculos
correspondientes, olvídate de tener garantizado el éxito en el establecimiento
del sistema de riego. En el diseño del sistema de riego hay que empezar por el
final. Conocer los emisores (goteros, difusores o aspersores), tanto el número
como las características técnicas de fabricación, nos ayuda a realizar los
cálculos matemáticos para determinar datos como caudal o presión de salida.
Gracias a estos números, sabremos si contamos con las condiciones necesarias
para el riego en la toma de agua, si tenemos la bomba adecuada, cuantas electroválvulas
tenemos que colocar, así como, la longitud y diámetro interior de las tuberías
de riego. Las matemáticas sí nos garantizan que el riego va a ser homogéneo y
va a cubrir las necesidades del espacio verde. Por eso son necesarias las
matemáticas del jardín, porque sin un buen riego no hay agua y sin agua no hay
vida en el jardín.
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Arbolado urbano
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Riego en jardín
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Fuente imágenes: Pixabay
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las matematicas las "veamos" o no estan en toda nuestra vida... importante tenerlas en cuenta como aliadas
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Un saludo Mario.
EliminarMuy interesante el tema de las matemáticas del jardín me ha gustado mucho. Gracias.
EliminarMe alegro de que te haya parecido interesante. Un saludo.
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