30 de octubre de 2013

DATILES


Cada vez es más evidente el cambio climático. Aquí en Sevilla, la ciudad donde vivo, el clima es cada vez más perecido a un clima tropical caracterizado, por un lado, por las elevadas temperaturas y, por otro lado, por la elevada humedad ambiental provocada por el caudal del rio Guadalquivir al paso por la ciudad. Un prueba de ello es lo bien que se han adaptado por estos lares la cotorras kramer, una especie invasora que se encuentra extendida por casi todos los parques y jardines de Sevilla.

Dátiles
Uno de los lugares preferidos donde habitan estas aves son las palmeras datileras (Phoenix dactylifera), una palmácea que como ya comenté en el post Palmeras y Oasis: el paraíso perdido, era y es un elemento vegetal característico en el jardín hispano árabe.

El jardín hispano árabe constituye una huerta de placer, por eso era frecuente que los frutos de las plantas que lo componían se pudieran coger y comer. Los dátiles se encontraban entre estos preciados frutos que hacían las delicias de reyes, califas, emires, sultanes,... Un autentico dulce para el paladar, pues un dátil contiene un 70% de azúcar.

Es cierto que las palmeras tienen un estípite muy alto y quizás pueda parecer complicado el poder tomar los frutos, pero los jardines hispano árabes estaban diseñados para poder coger los frutos sin problemas. En este estilo de jardín, donde las calles se disponían en crucero, los parterres estaban enterrados de tal manera que los caminos quedaban por encima de la masa vegetal. Se podía pasear y tocar la copa de los árboles, oler el azahar o tomar un dátil para degustar.

La Casa de la Contratación en Sevilla conserva un jardín almohade con la disposición de los caminos en crucero. En este jardín se ve como quedan enterrados los parterres de tal forma que árboles y palmáceas quedan a la altura de una persona. Por desgracia la “restauración” de este jardín no fue muy acertada y se plantaron palmeras washingtonia en vez de phoenix, así que no podrás ver dátiles alcance de tu mano.         

Como venía contando, el pasado domingo, aprovechando este clima tropical en donde apenas existe otoño y primavera, donde pasamos del varano al invierno en un suspiro, eso sí, un inverno corto, salí a la calle con la cámara en mano. En este domingo casi veraniego las palmeras estaban cargadas de dátiles como podéis ver en la foto que hice.

Espero que pueda seguir disfrutando de palmeras datileras como estas muchos años más. Que la terrible plaga del Picudo Rojo, no me prive de tomar imágenes como esta. No me prive del huerto de placer. No me prive de los dátiles.  

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