He dejado escrito con anterioridad en este blog que
dudo de la sostenibilidad de los jardines verticales, concretamente en el post
titulado Techos verdes y jardines verticales: Luces y sombras; pero eso no quita que son una de las nuevas
tendencias de naturación urbana. Dentro de los tres pilares de la
sostenibilidad, el aspecto social es el que mejor cumple cumple con su parte, así como, el aspecto económico empieza a tener un retorno de la inversión que provoca que cada
vez sean más frecuentes estos sistemas de muros verdes que no dejan indiferentes
a nadie.
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Muro vegetal |
Hace unos días estuve en un nuevo centro comercial que
han construido en Huelva y para mi sorpresa no había un solo muro verde; había
varios repartido por todo el complejo de tiendas y cine. Aproveche la ocasión
para hacer un nuevo vídeo donde el viento es protagonista pues, unas veces
suave otras veces brusco, hacía que la vegetación que se extendía hacia el azul
del cielo se moviese con cierta armonía.
Entre los inconvenientes que le veo a los jardines verticales: suponen un enorme
desembolso económico construirlos y mantenerlos, necesitan una gran cantidad de
agua, las plantas utilizadas no están adaptas a vivir en condiciones tan
extremas…; no incluí el viento, pero entre los comentarios que dejaron en el
citado post sobre los problemas que platean los jardines verticales mencionaron
el viento como un inconveniente más a tener en cuenta a la hora de decidirse
por montar uno de estos sistemas de jardines verticales.
Estoy de acuerdo en que es un aspecto a tener en cuenta,
pero yo entiendo que las empresas que montan muros verdes son profesionales y
están formadas por equipos
multidisciplinares que incluyen a un arquitecto que tenga en cuenta la
incidencia de la acción del viento sobre las paredes.
Dejando de lado los aspectos técnicos y de cálculo de cargas,
al contrario que me ocurre con las fotos de flores donde el viento no me
facilita la labor, para realizar un vídeo de un jardín vertical, el viento
favorece enormemente el que se aprecien con claridad las texturas formadas en
la pared. Dinamismo vegetal de volúmenes y formas cambiantes, como olas en la
mar, solapándose cromatismos variados de plantas que se mueven al ritmo que les
marca el siempre caprichoso dios Eolo.
Razón por la cual, aunque tengo mi opinión sobre los
jardines verticales, no deja de fascinarme el espectáculo que representan cada
vez que contemplo uno. Nunca he querido demonizar estos sistemas, todo lo
contrario, creo que son elementos de naturación urbana perfectamente
aprovechables pero que necesitan algo más de investigación y desarrollo en la
búsqueda de especies vegetales más
apropiadas y fórmulas de riego eficientes que no supongan un menoscabo a
los recursos hídricos cada vez más escasos.
Mientras llega el momento en que los jardines
verticales sean realmente sostenibles, no dejan de proliferar como moda urbana.
Nuevas formas de pintar un lienzo verde en las ciudades donde construcciones que tocan el cielo aparecen con
texturas vegetales en movimiento. Auténticos muros verdes de jardines en el
aire.
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