Ahora que de improviso se ha instalado el frío (veremos cuánto dura), me
vienen a la cabeza imágenes de corte más otoñal. Quizás de plantas que cubren
someramente un muro, el material no importa y el lugar bien podría ser un
paisaje de la sierra o un jardín de estilo rústico. El utilizar trepadoras para
tapar paredes es un recurso muy común en el diseño de jardines, en unas
ocasiones porque no gusta la pared y la queremos tapar, en otras ocasiones para
integrar el muro dentro del conjunto del jardín y mimetizarlo con el ambiente.
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Hiedra (Hedera
helix)
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Las trepadoras son plantas que no necesitan mucho volumen de sustrato
donde desarrollar sus raíces y tampoco suelen requerir una cantidad elevada de
agua de riego. Podemos decir que son austeras y resistentes. El nombre “trepadora”
se lo han ganado por la capacidad que poseen para escalar muros de varios
metros de altura, aunque difieren entre ellas en el método que emplean para
conseguirlo. Las hiedras, por
ejemplo, utilizan pequeñas raicillas
aéreas que van dejando ancladas en la superficie de la pared. Por esta circunstancia
son también de muy fácil propagación. La parra
virgen o las buganvillas, en
cambio, utilizan hojas o tallos modificados en nuevos órganos y que les sirven
para ir avanzando en altura por el muro. Las primeras utilizan los llamados zarcillos y las segundas clavan espinas en la pared. Finalmente,
encontramos trepadoras como el jazmín
que presentan tallos flexibles con la
capacidad de entrelazarse y enrollarse en cualquier saliente que pueda
encontrar a lo largo del ascenso.
Las plantas trepadoras no solo sirven para tapar paredes, vallas o muros,
pues también se utilizan para cubrir columnas y troncos de árboles, siempre y
cuando, no se cree una competencia por los recursos entre ambas especies
vegetales. Pero puede ocurrir que el árbol que deseemos cubrir se trate únicamente
de troncos y ramas sin vida. En este caso, las trepadoras nos pueden servir para
cambiar el aspecto de árbol muerto por otro elemento del jardín dotado de
vitalidad, dinamismo y movimiento. La capacidad de crecimiento rápido que
poseen las plantas trepadoras y otros atributos como son belleza y aroma de las
flores, contribuyen a la revitalización que volverá a poner en valor ornamental
el árbol que deseamos recuperar para el diseño del jardín.
La elección de las trepadoras más apropiadas, como el resto de especies
vegetales, dependerá de la zona climática donde se ubique el espacio verde que
vamos a poblar con nuevas plantas. Aunque es cierto que las especies trepadoras
normalmente presentan una gran capacidad para soportar condiciones difíciles de
cultivo.
El hecho de la enorme resistencia que poseen las plantas trepadoras, puede
ser motivo de incremento del mantenimiento y cuidados del jardín. Las podas deberán
ser frecuentes para poder mantenerlas a raya sin invadir espacios que no les corresponden
o podemos optar por cultivar variedades enanas como ficus pumila cuyo desarrollo no es tan desproporcionado. Las
ventajas que obtenemos para el jardín de ellas son múltiples y una vez
instaladas se aclimataran rápidamente al nuevo ambiente produciendo un efecto
positivo casi inmediato en el conjunto del espacio verde.
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