Lo grande de las ciudades
hace que como contraprestación tengamos que vivir en espacios muy pequeños. Una
contradicción, pero no por ello tenemos que renunciar a poseer un jardín en un
pequeño patio, a la entrada de una casa o en el rellano de una comunidad de
vecinos. Los pequeños espacios pueden darnos mucho juego si se saben sacar el
máximo aprovechamiento de ellos. En Japón, por el hecho de vivir en un país muy
limitado geográficamente, son unos expertos en obtener de lo pequeño algo extraordinario.
También de los jardines, que son capaces incluso de sorprendernos con algún
sinuoso camino que se introduce en una espesa vegetación. Para lograr estos
efectos se recurre a una serie de trucos durante el diseño que podemos aplicar también
nosotros al diseñar nuestro propio jardín, terraza o patio.
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Rosal Banksiae |
1. Localizar la diagonal: La diagonal es la línea de mayor longitud del
espacio que queremos ajardinar y, para evitar sobrecargarla, colocaremos todas
las macetas con plantas y los elementos decorativos a los lados de este eje otorgando
un efecto de profundidad. De esta forma, si nos colocamos en algunas de los extremos de la diagonal
capturaremos una perspectiva que nos transmitirá sensación de amplitud.
2. Establecer límites y dividir el espacio: Obligarnos a recorrer el jardín implica pasar
más tiempo en el jardín, por esta razón, si creamos un espacio con distintas
zonas, un solo vistazo no bastará para observarlo completamente y tendremos que
transitar por él para descubrir todos los secretos que esconde. El espacio se
divide en jardinería utilizando setos, macizos o jardineras con arbustos con el
objetivo de ir creando compartimentos donde se van sucediendo diferentes
recintos vegetales. Fraccionando el espacio conseguimos un jardín de múltiples
facetas.
3. Establecer desniveles: Los desniveles pueden ser una consecuencia
del punto anterior, pues distribuir zonas a distas alturas no deja de ser una
limitación del espacio, pero por su peculiaridad la veremos como un punto a
parte. Si el patio o jardín sobre el que trabajamos ya posee desniveles resulta
acertado conservarlos y, en todo caso, modificarlos en función del diseño que
queramos obtener ayudándonos con la construcción de varios escalones o rellanos
que nos conecten a distintas alturas. En cambio, si el terreno donde
levantaremos nuestro jardín es carente de desniveles, los podemos preparar con movimientos
de tierras o con tarimas que después podemos aprovechar como elemento
decorativo. Con una zona baja conseguimos un lugar más intimista, relajado y un
rincón propicio para el descaso. Los espacios en alto, por el contrario, nos
permiten establecer miradores que nos hagan tener una idea del conjunto del
jardín. Estableciendo distintos desniveles conseguimos mayor impresión de
espacio.
4. Elegir el árbol adecuado al espacio que
disponemos: Existen multitud de
especies arbóreas para plantar en jardines y, precisamente por esa inmensa
variedad, no debemos enrocarnos por plantar un árbol con un tamaño adulto muy
elevado por mucho que nos guste. Para el diseño de un pequeño jardín, terraza o
patio elegiremos árboles de porte pequeño, así evitaremos tener que realizar
podas drásticas que menoscaben la salud del árbol y destrocen por completo su
estructura natural. Además, los arboles con mucha envergadura hacen que se
sombree todo bajo su follaje impidiendo el desarrollo de cualquier masa
vegetal, las cuales nos proporcionan volumen al nivel del suelo sin limitarnos
el espacio. Si disponemos de jardines o patios abiertos al exterior, otra idea
podría ser aprovechar los arboles de alineación de la calle para integrarlos
visualmente al conjunto del jardín y así conseguir que nuestras plantaciones
destaquen sobre un fondo de verdor.
5. Respetar la jerarquía vegetal: Este punto es común para el diseño de
cualquier jardín, pero cobra vital importancia en los espacios pequeños.
Consiste simplemente en estratificar las diferentes especies en función de su crecimiento
final, colando las plantas en sentido ascendente según su tamaño, quedando de
esta forma las más pequeñas en primer plano y las más grandes al fondo. La masa
vegetal en escala confiere al jardín un tránsito fluido del conjunto de la
vegetación, consiguiendo que las plantas queden integradas equilibradamente.
6. La importancia de las trepadoras en jardines
pequeños: Las trepadoras
poseen la virtud de poder desarrollar el jardín en vertical, cubriendo grandes
superficies de pared sin reducir el espacio que disponemos, por eso se hacen
tan idóneas para jardines urbanos y patios. Algunas trepadoras poseen unos órganos
de fijación para adherirse a los muros como es el caso de la Buganvilla, la
Hiedra o la Parra Virgen. Otras trepadoras necesitan de la ayuda del jardinero
para que puedan crecer siguiendo una celosía o un enrejado. En este grupo se
encuentran la Glicinia, el Rosal Banksiae o la Clemátide.
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Buganvilla |
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Glicinia |
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Hiedra |
Parra Virgen |
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un buen resumen, no hay jardin pequeño, si las ideas son abundantes
ResponderEliminar¡Y buen refrán! Un saludo Mario
EliminarQué buenas ideas, me parecen muy acertadas y las corroboro con mi experiencia pues mi jardín es diminuto. Ya cuando llegué a él tenía el gran desnivel de la rocalla trasera, lo que en principio me pareció una dificultad se convirtió en el punto fuerte del jardín.
ResponderEliminarUn tema buenísimo de gran utilidad.
Saludos!
A veces un espacio pequeño puede estar lleno de oportunidades y estoy seguro que has sabido aprovecharlas para crear un jardín es fantástico Mónica. Un saludo.
EliminarUnas ideas muy muy interesantes, me parece magnifico como lo has presentado. Claro y con detalles. Muchas gracias
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