¿Será que la historia
es cíclica? Hace tan solo un par de años escribí en este mismo blog que el
Jardín Americano de la Isla de la Cartuja reabría sus puertas de manos de una
fundación formada en parte por el Ayuntamiento de Sevilla llamada Naturalia XXI.
El título de aquel post era “del jardín histórico al jardín abandonado”
y me congratulaba de la reapertura de sus puertas una vez recuperado. Ahora el
Jardín Americano ha vuelto a ser noticia, primero, por la desaparición de la Naturalia XXI y, después, por el estado de abandono que perece
presentar de nuevo.
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Flor del Malvaviscus |
Por ello me he
acercado a visitarlo para contemplarlo con calma, paseando, pues durante este
par de años he pasado mucho por allí pero en bici, parando únicamente para coger
aire y beber un trago de agua. Es cierto que se encuentra más degradado que
cuando lo gestionaba Naturalia XXI, es cierto incluso, que ya no se realizan
las labores científicas y de divulgación que en él se realizaban, pero es justo
reconocer que los empleados públicos de Parques y Jardines del Ayuntamiento de
Sevilla se afanaban por adecentarlo cuando estuve de nuevo allí.
Es curioso, pero a
pesar del deterioro del Jardín Americano me permitió corroborar algo que mi
mente dispersa viene barruntado desde hace tiempo. Lo importante de un jardín,
la esencia que trasmite, se encuentra en los detalles más mínimos. La belleza
de un jardín son detalles, cambiantes, como cambiantes son las plantas que lo
constituye. Detalles que se encuentran ocultos en la aparente simpleza y candidez
de una flor que pasa desapercibida.
Cuando se inauguró el
Jardín Americano con motivo de la Expo 92,
yo era tan solo un niño y las veces que lo visité apenas son recuerdos que cada
vez pierden más nitidez en mi memoria. Y, para que vamos a engañarnos, por
aquel entonces mis preocupaciones estaban más cercanas a saber si Spiderman sería capaz de derrotar al Doctor Octopus en el siguiente comic que
me compraría.
Así que mucho de lo
que sé sobre el Jardín Americano lo aprendí algún tiempo después cuando empecé
a interesarme de manera enfermiza por la jardinería y el paisajismo. Tuve
noticia de que el uso de este jardín fue efímero tras la Expo 92. Quedando
cerrado y abandonado, la población de más de 400 especies vegetales que
albergaba, de las cuales más de 100 eran inéditas en Sevilla, se redujo a 150
especies. Esto es lo que pudo ser este jardín. Un jardín botánico con un legado
de especies americanas exclusivo de esta ciudad.
En el año 2010, cuando
se reabrió durante la gestión que hizo Naturalia XXI, el jardín se había
restaurado y se recuperaron hasta 300 de las especies vegetales que lo poblaban.
La actuación de Naturalia XXI no solo dotó de vida al Jardín Americano, sino
también, comenzaron a realizarse actividades que ayudaron a difundir tanto su
valor botánico como su importancia en el conjunto del patrimonio verde urbano
de Sevilla.
Una zona que me parece
muy curiosa del Jardín Americano es el muro
ajardinado. Contemplando cómo crecen la Russelia,
la buganvilla, la lantana, y alguna caña de Arundo
donax que se había colado por allí, parece un auténtico jardín vertical.
Solo que no usa una lámina fitotextil con unos pequeños bolsillos donde plantar
las raíces casi desnudas. El muro ajardinado se construye sobre jardineras de
hormigón dispuestas en filas alternas, con su correspondiente sistema de riego
por goteo. Las tuberías estaban rotas, desperdiciando agua en abundancia, pero
ahí estaba, atendiendo a dos de los tres pilares del jardín sostenible. Desde su origen el muro ajardinado es un jardín vertical
sostenible de forma económica y ecológica, pues las plantas crecen con alegría
y sin control por las paredes. En este caso lo que falta es la sostenibilidad
social y el civismo. Por desgracia el muro ajardinado del Jardín Americano no
causa la misma expectación que el Jardín Vertical del Caixa Forum de Madrid.
En cuanto al umbráculo formado por lomas de madera, una
superficie ajardinada de 1.700 m2 y que cuenta con un
pequeño estanque, continúa cumpliendo la función para la que se construyó, dar
sombra a lo que queda de las especies tropicales y subtropicales que alberga.
Eso sí, las lomas de madera están desapareciendo y a este paso poco quedará de la
estructura que da nombre esta zona del jardín.
Continuando al umbráculo
se encuentra el jardín de la esclusa,
un conjunto de estaques rectangulares de hormigón conectados con el rio
Guadalquivir. Los estanques estaban sucios y llenos de algas pero estaban
siendo limpiados por los operarios del Servicio de Parques y Jardines. A su vez
el jardín de la esclusa conecta con un sistema de cascadas con el jardín acuático, que es un lago que se
encuentra, hoy por hoy, completamente seco así que el fin didáctico con el que
fue construido ha dejado de tener sentido.
Por último visité el jardín de las plantas crasas y cactáceas,
que puede ser de las zonas que mejor se conservan del Jardín Americano, tal vez
debido a la rusticidad de sus plantas. Entre las joyas botánicas que conserva,
un algarrobo chileno (Prosopis chilensis
Stuntz) se alzaba majestuoso en su parterre sobre las Agaváceas y las Opuntias.
Cuando escribí la
anterior vez sobre el Jardín Americano, mi intención era recalcar que existían muchos
jardines históricos o no tan históricos, pero con un indudable valor paisajístico,
que se degradaban, quedan relegados al olvido, porque en España no existe
conciencia de dar el valor que le corresponde a nuestro patrimonio verde
ornamental.
Circula por los
mentideros de la red de redes que es posible que en un futuro próximo se
encargue de la gestión del Jardín Americano EMASESA, la Empresa Municipal de
Agua de Sevilla, que construyó y gestiona el Arboreto del Carambolo. Para entrar en el Arboreto hay que pagar el
módico precio de su entrada que es de 2 €. Tal vez sea esta la única forma de
dar valor al Jardín Americano, hablando en euros. Esto es lo que puede llegar a
este espacio verde, el jardín de especies americanas más importante de España.
Pero, sobre todo, puede ser un espacio lleno de detalles mínimos que hagan de
este jardín un lugar único para Sevilla y sus visitantes. Mientras llega este
momento, tendremos que conformarnos con las acciones desinteresadas de asociaciones
como SOS Jardín Americano, que hace
un par de domingos se encargó de reponer muchos de los carteles identificativos
de las especies que se habían perdido.
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Muro ajardinado |
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Umbráculo |
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Jardín de la esclusa |
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Jardín acuático |
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Jardín de plantas crasas y cactus |
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Algarrobo chileno |
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Gracias Jose Luis
ResponderEliminarDe nada Lourdes, aunque si te soy sincero no sé muy bien el porqué. Yo escribo sobre jardines y aquello que me parece especialmente significativo de ellos, pero me da la impresión de que en esta ocasión hay algo que se me escapa. En cualquier caso, es una buena ocasión para enviarte el más cordial de los saludos.
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